Algo de Matrimonio y Luna de Miel

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Habían decidido festejar la boda, después de la versión como "tradicional" que digamos, Empezó la fiesta en la Isla flotante de Samu, que estaba charlando con algunos aldeanos que preguntaban qué podían regalarle, como regalo de Bodas, Samuel y Rubius le dijeron que no hacia falta, que tenían todo lo que necesitaban. La fiesta continuó, hasta que Mangel quiso hacer un brindis.

- Me alegro de que estos dos se animarán y se casasen. Un brindis por los novios o mejor dicho esposos. - Dijo mientras levantaba su Copa y decía "Salud" y tomaba el contenido de ella, siendo seguido por los invitados, que hicieron lo mismo y continuaron charlando.

- Eh, Vege, Rubius. - Dijo alguien atrás suyo - Debo decirles algo. - A penas se dieron la vuelta, vieron la cara de esa persona, era Willy, que los miraba serio y algo decaído - ¿Podemos ir arriba? - La pareja asintió y guió al de ojos achinados hacia el dormitorio.

- ¿Que pasa, Guille? - Preguntó algo asustado Samuel.

- Eh, Samu, Rubén. - El que fué nombrado último se tensa al escuchar su nombre, nombre que sólo lo dicen en ese tono cuando están enojados. - Yo tenía el traje de Rubius, yo lo tenía, vine el día en el que fueron a ver los lugares para la boda.

-¿¡ Qué carajos, Guillermo!? ¿¡Y recién ahora nos lo cuentas?! - Dijo Samuel, en un tono enojado, que no parecía ni siquiera de él, siendo agarrado del brazo, por su ahora esposo, que miraba la imagen algo preocupado por el chico que tenía en frente suyo, se veía mal, tenía ojeras, sus ojos no tenían brillo y todo eso sumado a que estaba mirando el piso, encogiéndose sobre si mismo - ¡Eso fué hace dos meses! DOS MESES GUILLERMO - Dijo levantando su voz aún más, su pareja lo agarró de los hombros y le dijo suavemente.

- Samuel, entiendo muy bien la situación en la que nos encontramos, no estoy muy como do con esto pero debes calmarte ¿sí? Estás gritando y mira como está Guillermo. Realmente se vé arrepentido, entiendelo. - Samuel una a hablar pero cerró la boca al ver la mirada que le lanzaba su esposo - Guille - Dijo suavemente, haciendo que este levantase la mirada lentamente, con miedo. -¿Lo hiciste por amor no es así? - Guille asintió lentamente, sintiéndo la fría mirada de Samuel sobre él, intentando matarlo con la mirada. - Ven acá, no pasa nada, Estás perdonado, olvidemos esto. Es un día para festejar, no para gritar - Dijo mirando enojado a Samuel - No tampoco para llorar. - Guille se sorprendió cuando Rubén abrió sus brazos en su dirección. Pensandoselo, después de unos minutos, se lanzó hacia él, dejándole acariciar su pelo negro, mientras descargaba lágrimas en el pecho del otro mientras susurraba una y otra vez "Lo siento mucho" Samuel miraba la imágen enternecido, dolido por la traición de Guillermo y al mismo tiempo sorprendido, sabía que Rubius era muy resentido y no perdonaba fácilmente y pensó "Será un increíble padre."

- ¿Ya Estás mejor? - Preguntó después de unos minutos, todavía sobando su espalda mientras el que lloraba anteriormente se separaba y asentía, susurrandole "¿se nota que lloré?" dirigido a Rubius, que fué el único que lo escuchó y negó mientras ponía su brazo sobre el hombro del más bajo y lo miraba cariñosamente. - Samu, vamos, ya estuvimos bastante aquí. Seguramente Luzu se preocupó por tus gritos - Dijo algo enojado con Samuel por haberle gritado a Guillermo, sabiendo que este estaba un poco sensible últimamente.

Todo transcurrió tranquilamente, consiguieron algunas preguntas de parte de sus amigos y le respondieron con "un malentendido" luego sonriendo para No preocupar. La noche cayó y todos empezaron a retirarse a sus casas, ya que era peligroso por los bichos chetados que habían por las noches. Quedó la casa desierta, sólo Samuel y Rubén.

- Es noche de bodas, ¿No, señor De Luque?- Preguntó el dueño de ese apellido, mientras se acercaba a su pareja y envolvía sus brazos por la cintura de este, reposando las manos sobre el trasero del otro chico, luego apretandolo dándole un sustito a Rubius, que lo miró con cara de "Eres un pervertido de mucho cuidado"

- Mejor dicho, Luna de miel. - Dijo corrigiéndolo, para besarle primero con ternura y a medida de que se acercaban a la cama, más y más, Empezó a subir de tono el beso, convirtiéndose en uno apasionado.

- Señorito De Luque, me daría el honor y gusto de poderlo bien y asegurarme de que salga un bebé de esa Unión? - Preguntó Samuel pícaro, mientras se sentaba en la cama con Rubius en su regazo, que luego asintió mientras empezaba a moverse por su regazo.

Izquierda. Derecha.
Izquierda. Derecha.

Arriba. Abajo.
Arriba. Abajo.

Eran los movimientos del chico que se encontraba sobre el regazo del otro, haciendo que Samuel gimiese en un tono algo ronco, haciendo que los pantalones empesasen a apretar. Samuel paró a Rubius, le apretó los muslos, causando un gemido y invirtió la imagen, haciendo que él quede encima de Rubius, que lo miraba con deseo y miedo de no poder levantarse de la cama el día siguiente.

- Eres un niño malo, vas a tener que recibir un castigo. - Dijo acariciando los labios de Rubius, para luego decirle - Bebé, en cuatro, esto te va a doler mucho si no te preparó. - Dijo amenazante, si no se ponía en cuatro, Samu entraría de lleno y le dolería aún más.

- Si señor De Luque. - Dijo en un tono algo sexy. Samuel empezó a prepararlo como normalmente lo haría con alguien, ya que era su primera vez juntos, después de cierto momento en el que de alguna forma se quedaron en ropa interior, Samuel entró en Rubius haciendo que este pegue un grito sorprendido.

- Samuel eso dolió y duele - Dijo el más alto algo enojado.

- Dejará de doler - Dijo mientras se acercaba a su oreja y terminó de susurrar - Y te dará placer- Rubius tragó en seco, Samuel daba algo de miedo así. Definitivamente No sabía la noche que le esperaba.

Esa fué su Luna de miel, en casa, en su hermoso nido y con Rubius pidiéndole una silla de ruedas a Samuel, quien decía que lo cargaría tipo princesa.




Mes después...

- SAMUEEEEL - Gritaba Rubius desde el cuarto, sabiendo que este otro estaba en el salón de abajo, leyendo las misiones. - ME CAGO EN TIIII - Dijo alargando sus palabras.

- ¿Que pasa, amor? - Dijo Samuel en cuanto dejó todo de lado y subió las escaleras. Al llegar alcuarno no vió nada raro, sólo vió a Rubius frente al espejo mirándose de costado. - ¿Qué pasa?

-¿No estoy más gordo? - Dijo mientras miraba su pancita, la acariciaba con cara de pensar "¿Cuando comí tanto?" - Sip, estoy más gordo.

- Bueno, bueno. - Dijo a punto de irse de la habitación, pero paró por que Rubius le agarró del brazo y le dijo:

- Esta pancita tiene explicación. - Samu frunció el seño en forma de hacerle saber que estaba curioso. De un momento a otro, Rubius le dió un palito, algo raro, hasta que lo examinó y notó, dos rayitas rosas en una parte de ese palito raro. - ¿Eres tonto y no entiendes? - Samu asintió - Bueno, Samu, adentro mío - Señaló su pancita, y empezó a hablarle como si fuera un niño - Está creciendo un bebé. - Samuel no reaccionó. - QUE ESTOY EMBARAZADO, COÑO.  - Dijo alterado. Samuel reaccionó y Le abrazó como si fuera una muñeca de porcelana, para luego agacharse y empezar a hablarle a la panza. - Joe' Samuel que no está desarrollado siquiera. No te va a entender. - Samuel ignorando sus palabras dijo.

-Habla papá Samuel. Bienvenido a la familia, Frank.

RubeGetta WeekDonde viven las historias. Descúbrelo ahora