Capítulo 6: El cuero del agua

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Era la primera vez que Matías y Rodrigo iban más allá de las fronteras nacionales

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Era la primera vez que Matías y Rodrigo iban más allá de las fronteras nacionales. Se sentían en la gloria, ahora los contactaban desde el exterior para cubrir noticias paranormales. Esta vez, su objetivo era investigar acerca del cuero del agua que según decían los de la agencia turística que los llamó había sido avistado por unos turistas mexicanos.

Arribaron en un pequeño velero al archipiélago de Chiloé. Matías se maravilló con el paisaje al que Rodrigo capturó en varias tomas. Los estrafalarios colores de las casas contrastaban con el azul del agua y del cielo y lo convertían en un lugar digno para una postal.

La dueña de la casa de turismo los estaba esperando en el muelle con una canasta de bienvenida que contenía miel y dulces artesanales. Era una señora robusta con el cabello rojo salpicado de canas que se identificó como Carla. Había leído la fascinante historia del sabueso del diablo y había quedado maravillada con el trabajo que habían hecho.

Estaba claro que quería atraer turistas, pero Matías había investigado sobre la leyenda mapuche. Había muchos testimonios de personas que decían haber divisado e incluso haber sido atacados por el cuero del agua.

Lamentablemente los mexicanos que habían manifestado recientemente haberse encontrado con el monstruo habían regresado a su país sin autorizar que pudieran darle su número de contacto a la prensa. Pero Carla les relató con lujo de detalles lo que la familia había visto. Un cuero que parecía de vaca flotando en el agua. Habían sido lo suficientemente precavidos como para alejarse de él puesto que de lo contrario no habrían vivido para contar la historia.

Eso era todo, no lo habían visto moverse en forma extraña ni atacar a ningún animal. Habían viajado miles de kilómetros por un pedazo de cuero que podía ser de vaca y no tenían forma de comunicarse con los testigos. Aquello desanimó un poco a Rodrigo, pero no así a Matías que estaba feliz de poder tomarse unos días para descansar en aquel hermoso lugar. Ya habían estado al borde de la muerte en muchas ocasiones y un lugar tranquilo en donde poder redactar algunas notas era justo lo que necesitaba. Quizás podrían comprar un pedazo de cuero, tirarlo en el agua y tomar algunas fotografías si no conseguían algo mejor.

Carla los guio por el pintoresco poblado isleño hasta una pequeña hostería en donde pasarían las próximas noches. No era un lugar lujoso, pero estaba limpio y contaba con acceso a internet para poder enviarle las notas a Viviana Guzardo quien les exigía cada vez más información en menos tiempo y por el mismo sueldo.

Después de instalarse, descansar un poco y merendar tostadas con dulce artesanal y café, Matías y Rodrigo recorrieron algunos negocios y conversaron con turistas e isleños. Muchos conocían la antigua leyenda, pero por desgracia para los muchachos no lograban encontrar a nadie que efectivamente se hubiese topado con el cuero.

Cuando las primeras estrellas comenzaban a bañar el cielo, decidieron regresar a la hostería. Volvieron con pocas historias que contar, pero con las mochilas llenas de ropa y de objetos tecnológicos que habían conseguido a precios bajísimos y que si la suerte les sonreía no tendrían problemas para pasar por la frontera a su regreso.

Periodista paranormal✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora