Amo a mi hermano

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En su pequeño pueblo Aliss acababa de despertar.

Con su carita adormilada y acogedor calor en pecho y sobre su estómago abrió los ojos.

Se dio vuelta sobre la cama quedando boca arriba, colocó sus brazos sobre sus ojos mientras sonreía ya que ella sabía a que se debía ese intenso, acogedor y amoroso calor.

Ella había dormido con su hermano entre brazos.

Ella amaba eso solo que maldecía tener el sueño tan pesado como para no disfrutar con sus 5 sentidos el afecto de su hermano.

Aún con sus blancas sábanas encima se sentó sobre su cama y acomodó un poco su pelo para poder ver como la luz del día entraba por las rejillas de la persiana.

Se levantó cayendo con delicadeza sobre sus pies y se retiró la sabana dejando ver una holgada remera blanca que la cubría bien hasta un poco por arriba de sus rodillas.

Aquella remera era de su hermano, para ella era cómoda, cálida y tenía un olor genial, el olor de su hermano.

Después de frotarla contra su rostro aspirando aquel dulce aroma salió de la habitación a paso rápido ya que esta estaba descalza y la madera del suelo estaba fría.

Tras un par de pequeños brincos llegó a la cocina donde vio un plato con una torre de panqueques.

Solo se acercó y capturó ese aroma a recién hecho y pan hogareño para después tomar el plato y felizmente danzando un poco se sentó en su pequeño comedor.

Era de madera, cuadrado y encima había una jarra de leche y un poco de miel y frutas cortadas.

Efectivamente ese era el desayuno que su hermano había hecho para ella probablemente hace unas horas.

Aliss tomó su tenedor y cuchillo para después empezar a comer su enorme torre de panqueques cubierta por mucha miel.

En cuanto termino aquel casi gran pastel tomó la fruta y despacio, saboreando cada sabor distinto la termino.

Estaba sentada y satisfecha así que lo que hizo fue ponerse de pie y aún descalza entrar al baño donde empezó a llenar la bañera, mientras está se llenaba Aliss empezó a desvestirse.

Se miró un poco al espejo para después desde abajo empezar a quitarse la remera, en cuanto termino se pudo apreciar su pequeño y delgado cuerpo desnudo.

Aquella remera era lo único que usaba para dormir.

Después de un poco de bailoteo frente al espejo, hacer unas cuantas graciosas muecas como sacar la lengua y guiñar el ojo se acercó a la bañera para por fin asearse.

Fueron casi 20 minutos de baño hasta que terminó y decidió salir.

Sacó una pierna tras otra para después totalmente mojada tomar su toalla y pasarla por todo su cuerpo, secando cada lugar con esmero para después enrollarla en ella y salir del baño en dirección a su cuarto.

Una vez llegó se sentó plácidamente en su cama, se sacó la toalla y empezó a secar su cabello con extremo cuidado ya que no quería maltratarlo.

En cuanto termino se acercó desnuda y lentamente hacia su armario, de adentro sacó un pequeño corpiño rosa, unas bragas a juego y un uniforme escolar que consistía en una falda no muy larga azul marino, unas medias negras, zapatillas negras, camisa blanca y su toque personal era un chaleco azul claro.



Una vez estuvo lista acomodo su pelo para que quedase ordenado y puso un broche rosa en el.

Estaba totalmente lista para salir así que tomó de a un lado de la puerta una pequeña maleta café, allí llevaba sus libros, libretas, plumas y botes de tinta.

El camino de un héroe Donde viven las historias. Descúbrelo ahora