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Los días y meses habían pasado desde aquel encuentro, cuando Rafael le contó a la rubia lo que había pasado no podía evitar soltar gritos de alegría y sorpresa, pidiendole que le cuente cada detalle.

El Fazbear sonreía con las mejillas sonrojadas, contandole lo dulce que fue y las palabras lindas que le decía. Y luego cómo se durmieron juntos al acabar de comer aquellos dulces ya tan característicos entre ellos dos.

No pasaban un día sin verse, con excusas de que debían estudiar juntos, pero se reunían para más que solo eso. Rafael no podía creerlo, que se sintiera tan bien ser el pasivo en la relación, le encantaba.

Por el lado de Chip, estaba sumamente feliz, al fin tenía al chico que tanto anhelaba entre sus brazos. Podía darle de su calor, besos, abrazos, mimos y unas buenas cogidas.

Era de noche ya, los dos se encontraban mirando una pelicula en la sala de estar, sentados en aquel sofá rojo tan caro que portaba el Fazbear en su hogar, hogar que ahora compartía con su novio.

El menor estaba apoyado en el cuello del más alto, ambos arropados con unas sábanas suaves que los tapaban en su totalidad. La película era una simple excusa para pasar aún más tiempo juntos, en un momento romántico tal y como lo era para ellos el día de San Valentín.

──Bebé, debo ir a buscar algo.──dijo Chip en un momento, poniéndole pausa a la película. Rafael asintió acomodandose en el sofá, tallandose un ojo. La manta cayó sobre su regazo.

Y por ahí volvió el mexicano, con un peluche gigante de un castor con un corazón y tres cajas de bonobones. El Fazbear abrió la boca sorprendido, sonriente en todo el acto. Chip rió acercandose a él, dejando el peluche a su lado y entregandole la caja de bonobones, sentandose a su lado.

──Chip, es hermoso, gracias!──exclamó el de orbes azuladas super emocionado, lanzandose sobre su pareja para así juntarlos en un abrazo, sentándose en su regazo.──De nada mi bebito lindo, hermoso, amor de mi vida...──ambos rieron juntando sus narices, para luego unirse en un beso profundo.

El castaño mayor tomó al otro por la cintura, apretando por momentos esta. Rafael se separó tomando una de las cajas para luego abrirla y sacar algunos chocolates, abriendo un paquete y acercando el dulce a la boca del mayor.

Así se mantuvieron un buen rato, dandose de comer en la boca, hasta que algo pasó.

El Fazbear abrió uno de los bonobones pero notó que algo no estaba bien. Curioso intentó apretarlo para ver si se rompía, pero era duro. Arqueó una de sus cejas en señal de duda, para luego darse cuenta que era una cajita.

La abrió.

Y habían dos anillos de compromiso dentro.

Abrió su boca y ojos como platos, bajando la caja, cerrandola y mirando al mayor. Este le sonrió dulce, riendo suavemente.──Rafael, te amo tanto, eres el amor de mi vida, de eso estoy seguro. Por eso, quiero preguntarte si sientes lo mismo, si tienes las mismas ganas de estar conmigo por el resto de tu vida...──hizo una leve pausa, viendo el brillo que estaba en las orbes del menor, las de él también estaban así.──¿Quieres casarte conmigo?

De los ojos del menor comenzaron a brotar lágrimas, riendo luego para así abrazar al mayor y unirlos en un corto y torpe beso, para luego soltar un totalmente seguro: "¡Sí, acepto!"

Apenas pocos meses después fue su boda, todos estaban tan felices de ellos. Fue todo tan elegante, en un jardín de cesped verde brilloso y un altar grande, todo tan costoso. Ahí estaba Chip, al lado del cura y Hilbert y Caleb que sostenían los anillos a sus lados.

Chip vestía con un traje negro con corbata roja. Y ahí llegó Rafael, llegando al compás de la música al lado de su madre. Él vestía con un traje blanco y corbata negra.

Llegó, se digeron las palabras, siempre mirandose a los ojos con emoción, amor, como siempre lo hacían.

──Señor Chip Martínez Hernández: ¿Promete usted delante de Dios y de estos testigos, así como lo ha prometido ante las autoridades civiles tomar a Rafael Fazbear Freyre por su legitimo esposo, para vivir con él conforme a lo ordenado por Dios, en el santo estado del matrimonio? 
¿Promete Amarlo, horarlo, respetarlo, obedecerlo, ayudarlo, y cuidarlo en tiempo de enfermedad y de salud, en prosperidad y en adversidad, y manterse fiel a el mientras vivan los dos?

Chip miró a su pareja, sonriendo con dulzura.──Sí, acepto.

──Y usted, Señor Rafael Fazbear Freyre: ¿Promete usted delante de Dios y de estos testigos, así como lo ha prometido ante las autoridades civiles tomar a Chip Martínez Hernández por su legitimo esposo, para vivir con él conforme a lo ordenado por Dios, en el santo estado del matrimonio? 
¿Promete Amarlo, horarlo, respetarlo, obedecerlo, ayudarlo, y cuidarlo en tiempo de enfermedad y de salud, en prosperidad y en adversidad, y manterse fiel a el mientras vivan los dos? 

──Sí, acepto.──Rafael dijo con las mejillas coloradas, mirando a su pareja.

Ambos tomaron los anillos de las almohadillas, apunto de ponérselos.──Con este anillo me caso contigo, uniendo contigo me corazón y mi vida, y te hago participe de todos mis bienes.──y prosiguieron a ponerse los anillos con suavidez, acariciando sus manos en el proceso.

──Entonces los declaro, esposo y, esposo. Pueden besarse.

Se unieron entre una risa en un beso profundo, abrazándose por nuca y cintura. Todos aplaudieron y gritaron, muchos de ellos lloraban de la emoción, entre ellos Eleanor. Era un momento tan hermoso.

Ya estaban unidos por el resto de sus vidas, y no se arrepentían.

































──Ah~! ah! Yeah! fuck me hard, oh fuck, yes! Chip!──gemía el menor siendo embestido con fuerza en su punto dulce, la luna de miel era tan excitante para ambos.

──Te amo... te amo... ah~ bebito~──ambos se besaron con dulzura, mientras seguían con su momento de amor profundo, demostrandose una vez más todo lo que se aman.

Aunque se llevaron una sorpresa muy grande al volver a su hogar, ya que unas semanas luego...

──¡Estoy embarazado!──exclamó el Fazbear sin creerlo, era tan extraño, no sabía que podía acabar embarazado.

Pero no lo negaron, se abrazaron y rieron, iban a tener un bebé y era magnífico.

Años después, cuando el pequeño ya tenía siete años, se detuvo a preguntar por qué siempre se regalaban bonobones, que era un simple dulce entre los otros, había muchos y siempre se regalaban ese.

Ambos mayores rieron, comenzando a contarle la historia a su hijo del como se habían enamorado atraves de un simple chocolate bonobon.

















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;FELÍZ SAN VALENTÍN!

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𝗣𝗹𝘇 𝗱𝗲𝗽𝗼𝘀𝗶𝘁, 𝐅𝐈𝐕𝐄 𝐊𝐈𝐒𝐒𝐄𝐒 ✧ Rockstar FreChip ❪✔❫Donde viven las historias. Descúbrelo ahora