Capítulo 14: Un Último Suspiro

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Sakura

- Creo que podríamos descansar aquí. - Le dije a Pakkun mientras le mostraba una pequeña y antigua posada al lado del camino.

- ¿Estás segura? - exclamó Pakkun con una mueca.

- Absolutamente. - respondí. Aunque mi voz cargaba con un poco de duda. - No hay muchos lugares que permitan entrar animales y en poco tiempo anochecerá. Además, este lugar se ve... acogedor. - terminé de decir mientras veía el oxidado cartel de la posada caer al suelo.

- ¿Segura que estamos en la dirección correcta? - preguntó el can mientras ingresábamos a la edificación.

- Hmp. - respondí mientras asentía. - Lady Tsunade solía ir a aquel pueblo para apostar. Incluso, después de ser nombrada Hokage. Por aquellos años, Shizune me encargaba ir a buscarla mientras ella cubría las responsabilidades del Hokage. Sólo pasó un par de veces, pero recuerdo perfectamente el camino.

- Ya veo. - Dijo Pakkun mientras se montaba en unas descuidadas mesas de madera que había en la estancia. - Ven Sakura, también debes tener hambre.

- ¿No te parece que hay algo extraño en este lugar? - Pregunté mientras me sentaba en la vieja silla frente a la mesa.

- ¿A qué te refieres? - inquirió Pakkun mientras se rascaba con una de sus patas.

- No lo sé. - Respondí mientras sentía un escalofrío recorrer mi espalda. - Todo aquí se siente algo sombrío.

- Ahora que lo mencionas, las personas de aquí parecen algo calladas y tristes, como si acabaran de sufrir una tragedia. Pero tú misma lo dijiste, no es como si tuviéramos muchas opciones para pasar la noche.

- Sí, tienes razón. Olvida lo que mencioné, debe ser una mera impresión mía.

- ¿Le puedo ayudar en algo? - Dijo un encorvado anciano de cabello corto y delantal sucio mientras se acercaba a nuestra mesa. Su cara se mostraba impasible, pero no se veía particularmente amenazante.

- Por ahora nos gustaría algo de agua y lo que tenga de comer. - respondí con una sonrisa. - Y quisiera saber si tiene una habitación disponible para esta noche.

- No tenemos ninguna. - respondió el hombre tras una pequeña pausa.

- Por favor, señor. El siguiente hostal está a cuantiosas millas de distancia y hemos viajado todo el día. Además, si nos deja quedarnos aquí, le aseguro que apenas notará nuestra presencia. No haremos ningún ruido y nos marcharemos antes de que salga el sol mañana.

Tras analizarme un momento, el hombre se dio media vuelta y se marchó hacia la cocina. Antes de volver con dos tazones en sus manos, se encontró con una mujer robusta con la cual empezó a discutir mientras miraba en la dirección de Pakkun y yo. Finalmente, volvió a nuestra mesa y dejó los recipientes sobre ella.

- En realidad, sí tenemos una pieza disponible. Pero todos los huéspedes que la han ocupado le aconsejarían que camine todas las millas que sean necesarias antes de utilizarla.

- ¿Qué ocurre en ese lugar?

- No estamos seguros. Pero las personas que han entrado afirman haber visto la encarnación de su peor miedo.

- ¿Cómo se llama señor? - Pregunté con una sonrisa.

- Ogi.

- Bueno, señor Ogi, debo informarle que ya he visto con mis propios ojos como los muertos se levantan de sus tumbas. - respondí ante la asombrada mirada del anciano. - Así que los fantasmas son la menor de mis preocupaciones.

La Última Misión del Clan Uchiha: La despedida de SasukeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora