Lu Han vive en una pequeña casa alejada de la ciudad, desde allí puede ver los grandes edificios de la capital. A veces es una buena vista, a veces no.
Tiene un trabajo donde se encarga de colocar las lonas, carteles, propagandas en la gran ciudad. No gana demasiado, pero le da comida. Y eso es todo lo que puede permitirse. No es que él no quiera otro trabajo, no puede. Es un traidor para su país, China, y está aquí, en Corea, como fugitivo. Él intentó salvar a gente inocente que su gobierno logró matar por información de otros países, entre los cuales estaba Corea. Sí, Lu Han fracasó en su intento de salvar a inocentes, pero por esa revelación, se convirtió en traidor en ambas naciones.
Lu Han vive en las sombras. Ha logrado subsistir así. Su identificación está prohibida, pero no importa.
Lu Han es un ex soldado. No uno cualquiera. Él perteneció a las mejores tropas, entrenado para proteger gente de gran poder cuando creía que ese era su papel. Él creía ser un Santo al estar defendiendo a sus gobernantes, pero comprendió que quien necesitaba la protección, era el pueblo. Él no había sido un santo en lo absoluto. Había sido el villano, y dándose cuenta que lo era, un poco tarde tal vez, emprendió un nuevo camino.
Lu Han se encuentra lavando la camioneta de trabajo para el día siguiente. La radio está encendida. Uno de los esposos de los candidatos a ser presidente está a punto de ser entrevistado en un canal de televisión y el locutor está al tanto. Lu Han sonríe. Ha visto al candidato, de lejos se nota que es un idiota. Si gana, lo hará por su esposo. Lu Han se pregunta por qué el esposo no es quien asume de candidato, pero sabe por qué. Lo ha escuchado mil veces desde que la campaña política dio comienzo. Kim MinSeok tiene un pasado que unos juzgan. Otros no. Pero eso no importa, porque la muerte de su madre quedó pegada a él. Y ¿Cómo alguien, aunque haya sido un niño, involucrado en una muerte puede pretender ser presidente?
Una sonrisa se forma en los labios de Lu Han. Él lo sabe, puede leerlo. KyungSoo puede ganar, pero quien majará el país, será MinSeok. Es la forma que ha buscado para llegar. Lo sabe. Los lee. También sabe cómo piensan la gente de poder, en especial los políticos
El teléfono en su bolsillo suena. Lu Han responde. Es su jefe.
—Jackson ¿Trabajo a estas horas? —Jackson suspira al otro lado de la línea. Le cuenta como por todos los medios intentó decir que están fuera de horario de trabajo, pero le triplicaron la paga. Lu Han lo entiende. El cliente no es otro que un asambleísta y vaya casualidad, es el esposo de quien está por ser entrevistado. Resulta ser que la pancarta se ha desatado de las paredes del edificio, y quieren sea arreglado ya mismo —De acuerdo. Lo haré. Pero quiero el 40% de ese triplicado de dinero. Es de noche, hay viento, bastante fuerte, y sabes que no vivo a vuelta de la esquina —Jackson ríe pero acepta.
Jackson es como Lu Han, un traidor a su país de origen, la diferencia es que no tiene por qué vivir en las sombras en este nuevo país. Aunque sí es ex soldado también, y logra tener empatía con Lu Han.***
Lu Han llega al edificio. Es de los más altos en toda la ciudad. Su cuello se estira todo lo que puede. Por un segundo piensa cómo alguien con tanto dinero como MinSeok y KyungSoo quieren más. Después decide que es simple codicia. Visualiza la pancarta con el rostro del asambleísta Do KyungSoo. Una esquina se ha soltado. Ha traído todo, soga, arnés. Es una suerte que no tenga miedo a las alturas, y que esté en una buena condición física al igual que cuando era soldado.
Entra. Un guardia le pide identificación. Lu Han no puede dársela. Pelean un rato hasta que alguien se acerca y aclaran que el señor Kim quiere que reparen la pancarta cuanto antes. Así Lu Han logra entrar. El personal le tiene miedo a MinSeok. No a KyungSoo. Esto apoya su teoría sobre quien manejará el país.
Lu Han sube en el ascensor hasta el último piso donde recorre en escalera lo que queda a la azotea. Ata todo, se asegura que el arnés esté seguro, carga sus herramientas, se coloca sus guantes, se pone de espaldas a la ciudad y se lanza.
Es un trabajo fácil. Lu Han es muy ágil y en segundos llega a la pancarta. Toma la soga que sujeta una esquina del rostro de KyungSoo y empieza a tirar.
Intenta no mirar a través de las ventanas, quien sabe quién este del otro lado. Pero la silueta de una mujer en ropa interior llama su atención. No porque le atraiga, de hecho, las mujeres no son los suyo, lo que en realidad le hace sentir empatía por Kim MinSeok, sino más bien porque imaginaba algo así en un edificio político. Seguro está jugando con hombres de poder, y es eso lo que llama su atención, algo que termina de confirmarle que esta gente es un asco. La mujer está de espaldas, y alguien le está besando con fervor. Ese alguien no es otro que el candidato Do KyungSoo.
Lu Han se toma el tiempo de sentir asco por él y simpatizar más con su esposo quien está dando una entrevista ahora mismo, seguramente alabándolo, mientras él esta revolcándose con una mujer. Lu Han lo sabe. MinSeok debería ser la cara de esta elección, ya que es la razón por la que un idiota como KyungSoo está primero en toda encuesta.
KyungSoo de repente abre sus ojos, Lu Han no es rápido, ha sido visto. KyungSoo se oculta. Lu Han sabe que está en problemas. Ha visto algo que debe. Pero eso no es todo. Las alarmas dentro del edificio se encienden. De una de las ventanas, Lu Han ve humo.
¿Qué rayos está pasando?
Lu Han ha sido un villano creyendo ser un santo. Cuando se da cuenta, cambia su camino para proteger al débil, pero ¿Es suficiente para ser considerado el santo de esta historia, la contra parte de MinSeok?***
Holis, perdón mi ausencia. Exámenes, finales, etc.
Con ustedes, nuestro Lu Han.