00

175 35 4
                                    


00



    A sus nueve años, MinSeok está cansado de ver como su madre bebe y bebe, llorando eternamente, contándole como su padre prefiera estar en otro lado y no con ellos. MinSeok cree que su padre no viene por culpa de su mamá. MinSeok le grita. Le advierte que todo es su culpa y le tira un recipiente que contiene pastillas para dormir.

    —¡Duérmete! ¡Papá no viene por tu culpa! —Le grita antes de irse a su habitación. MinSeok no entiende por qué su mamá ahuyenta a su papá de esa forma.

    Horas más tarde, MinSeok sonríe cuando escucha la puerta de la casa. Finalmente su padre ha llegado. Sale corriendo. Abre la puerta de la habitación de sus padres. Pero allí sólo está su mamá, tirada en el suelo con el frasquito de pastillas en sus manos.

    —¿Mamá? —Pregunta. Lágrimas caen. Sabe que algo ha pasado. Lo sabe y no puede dejar de llorar. Llama a su mamá, pero ésta no despierta. Nunca lo hace.

   La puerta a su espalda se cierra, MinSeok gira sobre sus talones... Hay alguien. No es su papá. MinSeok nunca va a olvidarse del rostro que esa noche vio. No es como si la vida se lo permitiese. Ese rostro meses después forma parte de su familia. Ese rostro le da un hermano a quien todos quieren. Ese rostro se asegura de arrebatarle todo a MinSeok, quién creció en condena y sin recibir el amor de nadie. Ese rostro, MinSeok está convencido años más tarde, es el culpable de la muerte de su madre, pero ese rostro jamás recibió su castigo, en cambio, se lo atribuyó a él, a MinSeok de 9 años, que cedió las pastillas con la que su madre se suicidó. Sí, el mundo cree que él fue el culpable. MinSeok, eventualmente, se convirtió en el peor malvado de esta historia. Él juró vengarse. Y lo haría, a lo grande. Algún día él estaría en la cima, pisando la espalda de todos.

    Ahora que su rol está claro, sólo será cuestión de tiempo para que este villano encuentre su enemigo, el santo. Un santo que le hará vivir a esa relación amor y odio. Un santo que claro está no es Do KyungSoo, el hombre que hoy es su esposo, un hombre al que le dio todo, hasta lo ayudó a ser popular y encabezar las encuestas a elecciones para presidente. Hombre que lo ayudará a pisar la espalda de todos. No, KyungSoo no es el santo, el santo es otro.

     Pero acá va una gran pregunta ¿Y si el villano, no es realidad el villano? 

      Pero acá va una gran pregunta ¿Y si el villano, no es realidad el villano? 

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
El guardaespaldas [XiuHan/LuMin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora