No, desaparecer sin despedirse no era una opción. Estaba sola en ese país y , por primera vez en su vida, no tenía a nadie a quién recurrir. Tenía que enfrentarse a Sebastián y explicarle, mirándolo a los ojos, que jamás, bajo ninguna circunstancia, se casaría con él, y que no deseaba volver a verlo.
Mientras iluminaba sus mejillas con un rubor rosa sigiloso, seguía intentando agarrar valor. Por frío y hostil que se mostrará con ella. No iba a hacerle creer que tenía miedo.Sebastián se afeito cuidadosamente sin perder de vista del reloj. No sentía el menor remordimiento por no haber llegado a tiempo al aeropuerto. Aún así, las reglas que él tenía como hombre dictaban que tenía Qué esforzarse esta noche por ser puntual. La invitaría a cenar, suavizar un poco el ambiente del primer encuentro y así a las 9 se despediría con la excusa de tener que trabajar.
Al llegar al hotel se dirigió al vestíbulo sintiendo, cierta expectación. A su alrededor todo el mundo se apresuraba, dirigiéndose a alguna cita. Novios, parejas. y por una vez se sintió como un hombre que tenía más que hacer que trabajar.
No había señales de ella en el vestíbulo. Después de lo del aeropuerto, no sería de extrañar que le hiciera esperar como castigo. Se dirigió a la recepción y pidió a un empleado que llamará a su habitación, El joven apenas había descolgado el teléfono cuando Sebastian la vió saliendo del ascensor. Inexplicablemente, sus pulmones se vaciaron de aire.Sebastián la recorrió con la mirada y ella sintió algo muy parecido a la excitación. Se sentía demasiado consciente de sus curvas y lo corto que era el vestido. Un millón de salvajes pensamientos acudieron a su mente.
lo que siguió fue otro de esos momentos incómodos en los que esperaba que él le tomara la mano. Sin embargo, Sebastián se inclino hacia ella y la beso en la mejilla.
El gesto fue tan inesperado que el corazón casi se le paralizó. Sintió ese embriagador aroma masculino, turbada y con las mejillas encendidas, un único pensamiento coherente se instaló en su cerebro.ese hombre sólo poseía un interés económico por ella. El salvaje cosquilleo en el estómago, las incontrolables sensaciones, debían parar de inmediato.
- creo que no deberíamos ir muy lejos esta noche.
-conozco un pequeño restaurante cerca de aquí. ¿Te gusta la comida italiana?
- escucha, Sebastián.
Ariadne respiró hondo
-no quiero casarme contigo .
Sin permitirle contestar,
Siguió con voz temblorosa
- No creo que quieras perder más tiempo conmigo.
-¿Cómo?
Exclamó él, perplejo
- lo que has oído, como suele decirse, me estoy reservando para mi príncipe azul.
Encantada con su frase final, Ariadne se dio media vuelta y corrió hacia los ascensores. Desgraciadamente. Antes de poder dar siquiera dos pasos, el la alcanzó.
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Ilusión
Romance¿ Has sentido alguna vez , que la vida no es lo que parece ?¿ Qué pasaría si alguien en algún momento te dice que la vida es una ilusión ? . La vida de Ariadne no siempre fue lo que ella pensó , sumergida dentro de un sueño en el que ella se convie...