Efectos del viento

Capítulo 3

Te contaré mis tormentos, mi historia es tan corta pero tan larga al mismo tiempo, parece un juego, el cual no lleva a ninguna parte, parece un laberinto sin salida, uno con muchas trampas y que sólo te quiere ver caer.

Aún así te contaré que, la triste historia de mi vida, comienza con la muerte de mis padres, fue hace tanto que, el dolor, que solía sentirse como una tormenta, se ha convertido en una rutinaria brisa mañanera.
Tal vez el destino no quería verme sonreír, aunque, con todo lo que ha pasado ni siquiera se si quiero serlo, ¿para qué?, seria la pregunta correcta, supongo que terminaría igual de decepcionado y herido, oh tal vez no, pero que más daba.

El día que mis padres murieron, yo lo hice tambien, los amaba, era lo único bueno que la vida me había regalado, pero de un día a otro me los arrebató, de la manera más cruel y dura posible.

Con el tiempo, aprendí que la soledad que antes detestaba no era tan mala después de todo, empecé a disfrutar de mi propia compañía tanto que ahora estar sólo ya no era tan doloroso como antes.

Al pasar los años descubrí el remedio para olvidar mi dolor, sólo tenía que mantener mi copa llena y dejarme envolver por los efectos que el alcohol producía, recorriendo todo mi sistema dándole una calidez satisfactoria a mi cuerpo.

Aristóteles decía:

"Soñar despierto tiene un nombre :¡Esperanza!"

Me preguntó si estaba ebrio cuando lo escribió.

Detestaba a las personas que ahogan sus penas en el alcohol, pero curiosamente, me estaba convirtiendo en uno, sabía como terminaría, pero tenía miedo, temía de mi mismo.

Estaba tirado en mi cama, siempre veía a través de mi ventana, me perdía entre el suelo y los rayos del atardecer, pero lo único que veía era oscuridad. Los fantasmas de mis miedos me consumen tan lento que, solo me dejo llevar por ellos.

No podía dormir, mis ojos dolían, al despertar mi cabeza estaba pérdida, pérdida en un mar de dudas, no sabía si aún seguía soñando, parecía la misma pesadilla, el silencio resonaba en todas partes, el día se volvió noche, y la noche estaba sumida  en una oscuridad que casi podía tocar, las estrellas no parecían estrellas, sino pedazos de carbón que parecería que caerían en cualquier momento.
Cómo salir, era siempre la última cosa que daba vueltas en mi cabeza al dormir por las noches y la primera que aparecía al despertar por las mañanas, no sabía como empezar, la verdad no lo intenté,

¿Qué ganaría con hacerlo?

El amor es como el viento, solo lo sientes pero nunca lo ves, es un efecto pasajero, como el rocío que aparece en las mañanas, pero se va al salí el sol, el amor debería ser sinónimo de dolor, son tan parecidos que si lo piensas bien, es casi imposible encontrar diferencias entre ambos.