Jenny me miraba queriendo matarme y no podía siquiera moverme por la impresión de encontrarla ahí lo cual seguro era una estupidez pues en cualquier momento se arrojaría sobre mi y no podría ni siquiera salir corriendo.
-Maldita sea.- Fue lo único que logre articular y también fue como un interruptor que nos volvió a la realidad pues parecía que habíamos estado en pausa mirándonos, entonces sucedió lo que había pensando, Jenny se lanzó hacia mi y solo logré amortiguar sus manos cuando le empujé la puerta en la cara la cual impactó en su lado derecho y pude sostener su mano izquierda pues aun intentaba hacerme daño y por nada dejaría que me golpeara pues aunque no sabia defenderme a golpes mínimo intentaría retenerla hasta que me ayudaran así que comencé a gritarle a Elijah quien en pocos segundos apareció.
-¿Pero que demonios? Jenny, suéltala ahora.- Elijah la tomó de los brazos y la hizo retroceder dejándome a mi libre de huir aunque sólo me puse a una distancia pudrencial de ellos.
-¡¿Que hace esta maldita zorra aquí?!- ¿Zorra yo? Me había tocado una fibra sensible pues hasta donde sabía la zorra del barrio era ella así que sin medir consecuencias me acerqué a ella y sin darles tiempo de reaccionar a ninguno de los dos azoté la palma de mi mano contra su mejilla haciéndola girar su rostro que comenzaba a verse hinchado y rojo.
-Yo no soy ninguna zorra y respetame porque no soy igual a ti.- Elijah había soltado una de sus muñecas para tomarme del abdomen y guiarme hasta esconderme detrás de él, seguramente creía que al ser más pequeña que ella me haría trizas y estaba en lo correcto.
-Es cierto, no eres igual a mi, no soy una mojigata apretada que por tener dinero se siente la gran cosa, yo tengo con que mantener a un hombre a mi lado.- Hizo un movimiento con su cadera mostrándome que sabía moverse en la cama.- ¿Y tu? Tu sólo debes ser una muñequita inflable que abre las piernas y ya.
-Claro, ¿como no sabrías moverte? si tienes mucha práctica.- Había escuchado que desde pequeña, a los catorce o quince años había comenzado a tener relaciones sexuales y para este punto los dedos de las manos no me alcanzaban para contar a todos los chicos, vecinos y no vecinos que habían estado con ella y realmente nunca me había importado eso porque cada quien puede acostarse con cuantos quiera pero que ella me insultara por nunca andarme paseando con mis pocos amantes o por ahora estar con Elijah eso si me hizo hablar y lo hacía con intensión de herirla así que cuando infló las mejillas con indignación comencé a reírme.-Pero bueno, no me creas tan rígida, seguro Elijah puede decirte si le gustó todo lo que le acabo de hacer y es que si no fueras tan fea y tuviera miedo de que me contagies algo te invitaría a pasar un buen rato con nosotros.- Le sonreí lo más inocente que pude y por un momento no supe decifrar que pasaba en su cabeza, pues sus ojos demostraban más que sólo sorpresa y de pronto dejó de mirarme a mi y se enfocó en Elijah quien había dejado de sostenerla y solo esperaba atento si Jenny volvía a intentar arrojarse sobre mi.
-Dijiste que no te gustaba.- La voz amenazaba en quebrarsele y a mi me dolieron sus palabras.
-Yo nunca dije eso Jenny, siempre te fui honesto y sabes que me gusta desde que eramos niños.
-Pero decías que era una sería, tapada y una anciana con buen cuerpo.
- Sabes perfectamente que esas son tus palabras, no mías y si quieres decirle lo que yo hablé de ella díselo pero dudo mucho que quieras hacerlo porque sabes que solo la acercaras más a mi así que mejor dime, a que viniste si te dije que no me molestaras más.
-Yo, vine porque cuando hablábamos por teléfono pensé...- Se detuvo y nos miró a ambos sonrojandose un poco y nosotros solo la seguíamos mirando para que continuará.- Vi la motocicleta y sabía que estabas aqui aunque dijeras que no, entonces como te escuché agitado pensé que estarías masturbandote y quise venir porque sabía que tal vez tendrías ganas y tal vez podría convencerte de volver si nos acostabamos.- Elijah me miró como diciéndome "¿ves lo que provocas si me la chupas mientras hablo por teléfono?" Yo solo mordí mi labio inferior disculpándome mentalmente y vi a Jenny entender nuestras miradas regresando a la mueca de asco.
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AL FIN.
Short StoryEmilia Waltz siempre había sido muy diferente a lo que su lugar de nacimiento le mostraba y aun a sus veintidós años seguía mirándose extraña en el lugar, algunos la criticaban y esperaban que se fuera, otros simplemente la envidiaban pero también h...