III

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Un par de meses habían pasado desde que había comenzado a salir con Elijah y las cosas habían cambiado significativamente, ya no me daba miedo subir a la motocicleta, incluso me gustaba y hasta la consideraba como un buen transporte al grado de que Elijah intentaba convencerme de comprar una para mi y realmente lo estaba considerando pues no queria depender de él siempre pero por ahora él me recogía del trabajo y así pasábamos las tardes juntos aunque ambos tuviéramos cosas que hacer.

Su casa cada vez tenía más y más cosas mías en ella, no era notorio pero en cada rincón podías encontrar algo femenino ahí,  como en el baño que aunque todo seguía intacto y pulcro ahora había un cepillo de dientes extra, un par de scrunchies y una cajita de anticonceptivos en el botiquín y mi casa tampoco estaba exenta de cambios pues en mi ropero había ropa de él que contrastaba en tamaño y color con la mía además de varias fotos enmarcadas, entre ellas las que mamá Irene me había regalado de cuando éramos niños y un par de nuevas que nos habíamos tomado recientemente, como la de aquella fiesta en donde nos habíamos dicho por primera vez que nos queríamos y desde aquella borrachera se había hecho cada vez más normal decirnos un "te quiero" cuando el otro menos lo esperaba y hasta el momento seguía sintiendo aquel cosquilleo en mi estomago cada vez que lo escuchaba.

Del sexo ni se diga, teníamos demasiado tiempo libre que nos permitía hacerlo todo lo que quisiéramos y no perdíamos la chispa pues ambos estábamos dispuestos a experimentar de todo, pero no todo era hermoso, habíamos recibido varias amenazas e incluso Jenny me había arrojado una botella de cerveza rota de la cual logré amortiguar el golpe con mi antebrazo izquierdo y agradecía haber reaccionado a tiempo pues de haber sido en la cara o en el cuello hubiera sido muy malo ya que la herida si había sido profunda, terminé en el hospital con varios puntos de sutura y una fea cicatriz, todo había ocurrido mientras conviviamos con algunos de nuestros vecinos y también amigos en el jardín de mi casa así que muchos de los vecinos comenzaron a alejarse de ella y de su familia.

Un dia estaba sentada en el jardín de la casa de Elijah viendo como acomodaba las series de luces navideñas en la fachada, lo había convencido de adornar su casa, la mía llevaba casi desde principios de noviembre adornada y es que amaba esa época de luces así que me gustaba ver ahora su hogar lleno de luz y tan lindo pero me distraje de todo lo bello observando la cicatriz de mi brazo que cada vez que la veía me causaba sensaciones nada agradables y Elijah lo notaba pero ese día fue diferente, no tocó el tema pero lo vi pensativo desde temprano hasta que por la tarde llamó mi atención.

-Oye nena quiero preguntarte algo, o mejor dicho proponerte algo.-Lo mire confundida y expectante.- Quiero hacer algo para que ya no veas esa cicatriz así como también quiero arreglar todos estos problemas, pero a mi manera y sin que tenga que involucrarte.- No me gustaba no estar involucrada pero me parecía llamativo el hecho de ya no ver la cicatriz.

-¿Cómo harás que me deshaga de esto?- Le mostré aquella herida ya cerrada.- Sinceramente lo que sea estaría bien con tal de ya no ver el recuerdo del día en que pude incluso haber muerto de no haber reaccionado.- Y es que el doctor al saber lo ocurrido me dijo que de haber tocado mi cuello me habría desangrado y eso no había ayudado a mi miedo.

-Te gustan mis tatuajes ¿no? Hagamos uno que tape eso.- La idea no sonaba mal pero me había tomado por sorpresa.- Mira, no quiero algo que yo escoja ni que signifique algo nuestro porque no sabemos si seremos para siempre pero sí algo que signifique mucho para ti y que estés dispuesta a llevar el resto de tu vida.- De inmediato pensé en algo y le sonreí tranquila.

-Creo que sé de algo que podría funcionar.

-Entonces vamos, agendé una cita a las seis con mi tatuador, confío en su trabajo y sé que te gustará.- Me reí pues me gustaba como hacía sus planes y me levanté a prepararme para irnos además tenía que preparar mi idea.

AL FIN.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora