III

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Capítulo 3: Rosas negras
Manu Ríos como Danielle Davis
[Danielle Davis en multimedia]

El auto redujo su velocidad en el exterior "Harrow", la High School ya mencionada anteriormente por Danielle

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El auto redujo su velocidad en el exterior "Harrow", la High School ya mencionada anteriormente por Danielle. Verla me levantó inmediatamente el ánimo, era enorme.

Había personas entrando y saliendo de su gran puerta, era como si pudieran hacer lo que quisieran, eran... libres. ¿Eso me hacía libre también?

El auto se aparcó en un conjunto de otros autos muy caros, por lo visto.

-Bienvenida a Harrow, o Silverville, en general. Como quieras tomarlo -Habló Davis y sonreí.

Estaba muy nerviosa, sentía como mi estómago daba un vuelco. Mis manos estaban sumamente sudadas y mi pulso estaba más agitado de lo normal.

Salimos del auto, primero yo, luego Danielle. Davis se dirigió a mí y Danielle a mi lado.

-Bueno, Odille. Tengo algunos deberes pendientes de los que encargarme, desearía poder presentarte todo este lugar, pero para eso tienes a Danielle aquí -lo señala.

Asiento nuevamente. Davis me ayuda a sacar mis pertenencias del auto, se despide y se va.

-Bien, ¿qué quieres hacer ahora? ¿Quieres que te enseñe tu habitación o toda la preparatoria?

Mi mente estaba en blanco, digamos que seguía perdida. Solo pienso en que podría recostarme un rato y conocer mi nueva habitación. Vi un extraño brillo en sus ojos esperando una respuesta.

-¿Odille?

Su voz me trajo de mis pensamientos y volví a mirarlo como lo había hecho un montón de veces hoy.

-Eh... bueno, solo quiero ir a mi habitación y descansar.

El rio como si hubiera dicho un chiste.

-Tu habitación puede esperar -dijo divertido, movió su cabeza a dirección al edificio-. Vamos.

Me tomó por el brazo sin siquiera poder responder y no pude evitar sonreír nerviosamente, era como si alguien se hubiera preocupado verdaderamente por mí por verme feliz, o eso creo...

-Danielle -dije extrañada y algo despampanada-. ¿Adónde vamos?

Escuché su risa como respuesta y entramos por la gran puerta de entrada de la High School, jalándome delicadamente del brazo recorriendo el pasillo vacío.

Traté de disimular la pequeña sonrisa que se había quedado en mi rostro mientras Danielle me llevaba a paso rápido hacia algún lugar. Mi mirada divagaba sin conocimiento sobre cada rincón, casi sin apreciarlo todo.

Pude solamente observar un letrero con una flecha, en donde efectivamente, el chico había ido a esa dirección, "Campo de futbol americano".

Había escuchado de ese deporte en algunas de las tutorías que me enseñaban en el psiquiátrico.

O D I L L E ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora