X: Solo.

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—¿Jimin? ¿Porqué has llegado tan...?

La pregunta de la mujer queda en al aire al ver al hijo menor de los Park bañado en pintura subiendo directo a su habitación con pisadas pesadas. Al llegar, cerró la puerta con la suficiente fuerza para hacer temblar los cuadros con fotos familiares colgados en la pared.

Sin poder sostenerse así mismo por un segundo más, cayó de rodillas al suelo. Las lágrimas tampoco quisieron aguantarse por otro rato, cayeron como una cascada, limpiando el resto de pintura en su rostro.

Jamás había sentido tantas ganas de escapar de las personas, del mundo, de sí mismo. Quería llorar, gritar, golpear algo para descargarse, porque todo lo que acumulaba su corazón era mucha carga.

La vergüenza del accidente en la escuela lo hizo estallar internamente de una forma sorprendente hasta para él.

Se odiaba por ser tan débil, tan inservible, por no ser capaz de resolver aquellas cosas que tanto lo estaban haciendo sentir así. Capaz de nada, sin herramientas para luchar, desarmado, sin experiencia, solo en medio de una isla, gritando tan fuerte pero sin poder ser escuchado, no podía describir en una sola palabra lo que ese dolor en su pecho le estaba causando. Se defenestraba por estar tratando de forma hiriente a sus amigos, que bien sabía que no tenían la culpa de nada, pero le era imposible no desquitarse con quien fuese que le hablase.

El principal problema en la cabeza de Jimin era el repentino divorcio de sus padres. Sin haberlo buscado, escuchó una pelea que tuvieron una noche en la cocina. Se enrostraron cada cosa que habían hecho en esos veinte años de matrimonio en un tono bajo para "no molestar a su hijo", y llegaron a la conclusión que lo que ellos mantenían ya no tenía remedio. Desde esa conversación, sentarse los tres en la mesa era un martirio que, aunque intentase sacar tema para hablar y alivianar el ambiente, solo se volvía más incómodo.

Lloró tantas veces por impotencia, sin saber exactamente qué hacer para ayudarlos a perdonarse. Ninguna de las charlas que tuvo con ambos individualmente sirvió.

Faltaban seis meses, solo seis meses para su graduación. Ninguno de sus padres estaría ahí para presenciarlo. Porque su "padre" prefería desbordarse de trabajo para no ver a su mujer, y su madre seguramente haría lo mismo, olvidándose ambos que tenían un hijo al que también le afectaba la situación.

Estaba solo, muy solo. No les bastaba a esos dos dejarlo solo todo el día y aparecer únicamente luego de las nueve, sino que se separarían para hacerlo sentir más solitario de lo normal.

Ya ni sabía por qué debería seguir viviendo, pronto tendría padres divorciados, maltrató a sus amigos, la familia de su padre lo odiaban a él por ser hijo biológico de otro padre. Encontrar la forma de no quedarse sin nadie le estaba costando más de lo que quería.

No deseaba seguir siendo de esa forma con todos, estaba muy arrepentido de haberles gritado, incluso a Tae. Él era el único que se quedaba a su lado en la oscuridad, escuchándolo llorar y sobando su espalda para darle algo de confort.

El segundo problema era la fecha que se aproximaba. En unos días, se cumpliría dos años de la muerte de su hermano mayor.

El tiempo nunca terminó de cerrar la herida profunda que había dejado la muerte de su hermano, él único de su familia que demostraba quererlo y apoyarlo en lo que fuese.

Las cosas iban acumulándose cada vez más. Las emociones eran cada día más pesadas.

Faltaban menos días para la obra, y no sabía qué tan apto estaría para interpretar su papel con éxito o si siquiera lo terminaría interpretando.



[🐥]



—Jungkook... te ves algo decaído, ¿Sucedió algo?

El chico de melena castaña solo suspiro profundo antes de intentar sonreír un poco para no preocupar a su compañero.

Nada había salido bien, tenía demasiadas cosas en su cabeza, muchas dudas y pocas respuestas. Pero no quería que Hyungwon se pusiera alterado por la situación ni mucho menos que se ofreciera a llorar con él.

—No he podido hablar con él, así que estoy algo decepcionado. Quizás luego pueda hacerlo...

"Quizás", se repitió mentalmente.

—Deja de preocuparte, tendrás otras oportunidades, tu vida no acaba por no poder hablar con un tonto de último año. —Cariñosamente Hyungwon rodeó su brazo en los hombros de Jungkook y caminaron de esa forma en dirección a su salón. —Mira lo que tengo... —La mirada curiosa del azabache siguió la mano de su amigo, quien sacó unos boletos de su bolsillo. —Son las entradas para ver la obra que harán en unos días, Eunwoo nos consiguió asientos en las primeras filas para disfrutar mejor la obra.

Un recuerdo llegó a la mente, exactamente el día en que Jimin había chocado con él mientras pegaba carteles anunciando la fecha, el precio, el lugar y horario de la obra de su curso. Este le dijo que no participaría de la obra de la obra, entonces no era tan mala idea ir, ¿Verdad?

—Eunwoo es un buen hermano, él me cae muy bien.

—Así es, es muy bueno en la actuación también, ¡Mamá me ha dicho que vaya para grabarlo!

Con más razón Jungkook quería ir a ver la obra, tenía curiosidad de saber qué tan bueno era el hermano mayor de Hyungwon en la actuación. Si realmente era bueno, entonces pediría un autógrafo por si en un futuro llegaba a hacerse famoso. Podría decir que lo conoció antes de que saltara a la fama. Y rogaba a todos los dioses no encontrar a Jimin en el camino.

Ya estaba dando por hecho que Jimin no tenía intenciones de verlo de nuevo.

¿Eritrofobia? [Kookmin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora