¿Eritrofobia? [Kookmin]

XV: La Aurora que nunca despertó.

[Sábado]

[D-D]

Un murmuro que parecían la invocación al más tenebroso demonio del lugar más remoto del infierno salían de los gruesos labios de Jimin, quien repasaba una y otra vez sus líneas con los ojos cerrados para olvidar un segundo su entorno y concentrarse en evitar errores en su papel. Los nervios lo carcomían de pies a cabeza, temía de muchas cosas, pero principalmente, su peor miedo era ponerse nervioso, porque eso llevaba a que se sonrojara, y al sonrojarse, solo se volvería más torpe. Terminaría tropezando en todas sus palabras, luego empezaría a temblar, las piernas le dejarían de funcionar, caería, arruinaría todo y se reirían toda la vida de él.

"¡Basta!" Le gritaba una voz en su interior. Estaba siendo dramático al imaginarse qué sucedería exactamente eso cuando podía prepararse mentalmente para no morirse de vergüenza al entrar.

¡Pero cómo no iba a estar extremadamente nervioso si le tocaba ser la princesa! ¡La maldita princesa! ¡La estúpida aurora! ¡Ni siquiera es que modificaron Aurora en una versión gay, si no que era la versión original con el príncipe y la princesa! ¡Prefería mil veces hacer de hada que de princesa, pero no, tuvo que ser Aura heterosexual travestida!

Le daba menos pudor besarse con Eunwoo siendo otro príncipe que siendo la princesa. Cuando los demás estudiantes descubriesen que la delicada Aurora era en realidad un hombre, sería la persona más mencionada en los chistes de la escuela. Lo único que podía consolarlo, era pensar que ese era su último año, entonces podrían reírse de él sin que se enterase luego de su graduación.

—¡Listo! —Eunha, encargada del maquillaje de Jimin, se alejó con una sonrisa de satisfacción al ver la perfecta transformación que había hecho en su compañero.

Jimin abrió lentamente sus ojos algo asustado por lo que vería en el espejo y se encontró con una nueva versión de sí mismo, una versión más dulce y radiante.

Decir que casi se cae de la silla de la impresión era mentira, porque en realidad sí se cayó de la silla de la impresión.

—Wow, Eunha, ¡Dime que lo que acabo de ver soy yo o no voy a creerlo!

Eunha le extendió una mano para ayudarlo a levantarse.

—¡Eres tú Jimin, ¿Qué te hace creer que no lo eres?!

Su compañera reía mientras veía a Jimin admirarse al espejo, como si no pudiese creer que en verdad era él.

Eunwoo entra al camerino ya vestido de príncipe con una de sus manos cubriendo sus ojos. Se veía como un verdadero hijo de la realeza, con el traje azul ajustado a su alta figura y los botones dorados. En ese instante, Jimin dudaba de si continuaba en el mundo real o si era todo una fantasía suya.

—¿Puedo ver a la princesa? —El príncipe estaba a punto de descubrir su mirada al no recibir respuesta, pero la princesa travestida se acercó apresurada a tapar con sus pequeñas manos los ojos de su amado. —Estos pequeños dedos son tuyos, Jimin. Por favor, quiero verte. Eunha me dijo por mensajes que te veías deslumbrante, quiero comprobar si es cierto.

Jimin dudó un segundo, ¿Por qué la pena? De todas maneras tarde o temprano iba a verlo, ¡No tenía que avergonzarse por un disfraz!

Eunwoo bajó con delicadeza las manos de Jimin de su rostro para abrir por completo sus ojos y tener el primer paro cardíaco del día al ver a la princesa.