• Capítulo 1 - Venganza •

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Mientras rodeaba suavemente la delgada cintura de su esposa, con la mano libre encajaba sus pequeños dedos entre los de su mujer, mientras ambos se movían de un lado al otro lentamente al ritmo de Michael Giacchino y sus violines. 

Aquellas tardes donde el sol instaba por entrar a través de sus ventanas, le recordaban lo afortunado que era de tener a una mujer tan bella entre sus brazos. Le recordaba sus tardes en la casa del árbol comiendo galletas que su madre horneaba para él, le recordaba las hojas de papel y los lápices de cera de diferentes tonalidades con los que ilustraban una casa blanca con techo rojo, miles de flores alrededor, un perro café grande y muchos árboles cargados de manzanas. 

Cuando miró los ojos de su futura mujer, se sintió en paz, seguro y en casa, porque ella era todo lo que alguna vez pidió, a la que le daba su colación en los recreos, porque ella adoraba los kínder sorpresa que él solía llevar en su lonchera. A la chica que adoraba los gatos, aunque él amaba a los perros, pero por ella, compró dos gatos, Ted y Tina. Sus hijos adoptivos. 

Por ella, perdió el miedo a volar en parapente, por ella cocinaba todas las tardes luego del trabajo, por ella hacía maratones de películas aunque se dormía  a la mitad. Por ella era todo y mucho más. 

Él la observo un momento, pero ella estaba con la vista en el cuello de su camisa, tratando de arreglar el desastre que él había dejado, paso la delgada mano por su rubio cabello y hasta por su corbata, mientras él, le regalaba una tímida sonrisa. 

Ambos eran felices con esas pequeñeces, con darse la mano al salir del instituto, o sentir el perfume del otro al salir a tomarse un helado, o el quedarse en casa conversando horas mientras con sus manos dibujabas estrellas, cielos naranjos, casas rodantes y un sinfín de lugares que recorrerían  mientras criaban a sus pequeños hijos, aquellos que ambos imaginaban de cabellos rubios y pequeñas pecas pintando sus pequeños rostros. 

En el pequeño salón de su casa, abrazados, mientras giraban de un lado al otro, con los ojos cerrados invadiéndose de recuerdos que los hacían acercarse y amarse más de lo que ya lo hacían, como si no fuera suficiente con ese amor.

Cuando la melodía cambio, Felix se inclino para besar tiernamente la mejilla de la chica que sonreía con los ojos cerrados. Él se alejo un momento para observarla de pies a cabeza, era hermosa. 

-¿Por qué me sigues mirando?

-Porque eres hermosa.

-Andas demasiado romántico hoy. 

-¿No te gusta?-Felix se acerco hasta el toca discos para bajar el volumen y no seguir molestando a los vecinos con sus tardes de bailes.

-Me encanta-sonrío-pero es extraño, ¿No crees? Tanta paz, el sol radiante, los pájaros cantando, nosotros juntos... es un día perfecto.

-Para mí todos los días son perfectos si estás en ellos, Yuqi.

-Y así será, tendrás que soportar mi mal humor y mis malas comidas por toda la vida-Rió la chica mientras le rodeaba el cuello con sus brazos para poder acercarlo más a su cuerpo. 

-¡Hey! Más lento señorita, aun no estamos casados.

-Pero lo estaremos pronto... ¡vamos! Dame un beso.

-Yuqi...

Pero el sonido del teléfono los hizo girarse al mismo tiempo que observaban como este emitía su característica luz roja, para llamar su atención y que alguien se dignará a contestar.

Felix respondió. 

-¿Hola?

-¿Hablamos con Lee Felix?

◦°◦ ✧"Juegos de Azar" - [Hyunin - Changlix - Minsung]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora