Capítulo 3

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Hernán había dormido poco pensando en los argumentos que le daría a Andrei para convencerlo de volver a trabajar juntos, sabía que personalmente era una jugada peligrosa, pero Felipe tenía razón cuando decía que no había superado a Andrei.

Cuando el castaño había dejado la ciudad había entendido eso como la señal de que se había acabado porque él de verdad pensaba en pedirle que volvieran a intentarlo, quería que corrigieran todos los errores que habían cometido juntos y estaba dispuesto a hacer todos los sacrificios, amaba su trabajo pero si tenía que disminuir el ritmo por él lo haría, porque eso era lo que los había desgastado; ambos se habían perdido en sus carreras, buscando siempre un poco más hasta que habían comenzado a llevarse con ellos el trabajo y entre el estrés y el cansancio habían descuidado lo que tenían. Las salidas de fin de semana habían disminuido así como las citas fuera del departamento, hacían el amor porque esa era la única forma en la que se sentían conectado al otro pero en cuanto acababan volvían a la rutina; Andrei había notado primero lo que estaba pasando y se lo había hecho saber, pero Hernán estaba tan sumido en trabajo cuando había sido ascendido que los esfuerzos que había prometido quedaron sólo en promesas porque luego de un par de semanas se había dejado consumir nuevamente y en respuesta Andrei había hecho lo mismo, porque había recibido el caso más importante de su carrera hasta ese momento y eso había terminado de crear la brecha que los separó. Había sido doloroso porque ambos habían dicho que seguían amándose pero también había sido la única salida que habían visto cuando habían comenzado las peleas que sólo les hacían daño; las relaciones requerían trabajo y ambos habían cometido el error de dejar de hacerlo, y ninguno de los intentos de repararlo había sido suficiente.

Hernán había estado deprimido y luego muy enojado porque Andrei se había rendido de esa manera que había comenzado a buscar consuelo en otros pero no lo había conseguido; tenía sentimientos encontrados respecto al trabajo porque eso era lo que había influido en el término su relación, pero sin Andrei era lo único que lo mantenía porque en el fondo amaba lo que hacía, así que había vuelto a su antiguo amor, había trabajado muchísimo y cuando ya habían pasado años, había encontrado a alguien con quien llenar su soledad, y sí, era tóxico. Si estaba con él era porque se entendían, pasaban un buen rato juntos y Hernán no quería perder su tiempo buscando aventuras, quería una relación y Fernando era encantador, o al menos lo era cuando se habían conocido; en cuanto el tiempo había pasado había demostrado lo inmaduro que podía ser a pesar de tener una edad similar a la del moreno y aunque lo había soportado por bastante tiempo, había llegado a un punto en el que no pudo hacerlo más. Luego de eso no había vuelto a intentarlo, porque había comprendido que así como Fernando, él tampoco estaba listo para involucrarse seriamente con alguien.

Ver a Andrei la tarde anterior había reforzado el pensamiento de que seguía incrustado en su corazón y aunque podía resultar en una autoflagelación, quería volver a verlo, porque la vida con Andrei en ella era mejor y él de alguna manera tenía que cerrar el ciclo.

Andrei había llegado a su departamento la noche anterior y de inmediato se había ido a la cama, había fingido dormirse apenas había entrado en ella y cuando estuvo seguro de que Martín sí lo había hecho se había permitido abrir los ojos y perderse en sus pensamientos. Sabía que Hernán tendría un buen argumento y sabía que tampoco lo necesitaba para saber que la alianza era una excelente opción, sobretodo para él que tenía que cuidar tanto el dinero y que tampoco tenía tantos recursos humanos disponibles; el Andrei abogado ya había aceptado, pero el Andrei persona en su corazón estaba aterrado de dejarlo entrar nuevamente y que volviera a poner su mundo de cabeza ahora que había conseguido estar tranquilo.

Esa mañana estaba esperando pacientemente que el moreno apareciera, era puntual y sólo faltaban 10 minutos para la hora en la que lo había citado, había comenzado a trabajar en cuanto había llegado pero con el paso de los minutos tuvo que detenerse y sólo dedicarse a mirar el reloj, había tomado una decisión durante la noche y quería comunicárselo a Hernán antes de cambiar de opinión.

Sin restricciones #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora