Maratón CNCO [2/5]

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Narrador Omnisciente:

La puerta fue abierta por el apuesto joven de 20 años, recibiendo con una encantadora sonrisa a la pareja y hermosa chica de seguramente tenía su misma edad.

Se hizo un lado, dejándoles pasar, y corrió su mirada por el cuerpo de la muchacha. Cerró la puerta, y antes de abrir la boca para decir algo, ya sus padres se encontraban en el living presentándose con sus nuevos socios.

— Y él, es Christopher, nuestro hijo — Fue lo único que escucho el castaño saliendo de su pequeño trance.

— Es un placer — Extendió su mano con una sonrisa, y la estrechó con la del hombre, y luego con la de la mujer.

— Ella es Mía, nuestra hija — Se hicieron a un lado los señores dejando a la vista a la hermosa rubia de ojos claros quien sonrió con las mejillas sonrojadas.

— Soy Christopher, un gusto — Extendió su mano ahora hacia ella. Cuando la suya rozó la de él, el castaño la tomó y llevó el dorso de esta a sus labios, dejando un pequeño beso.

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En la noche oscura.
Con la Luna llena.
Juntos de la mano.
Caminando por la arena.
Me voy acercando.
Hasta que ya no sientas pena.
Todo preparado para comenzar la escena.

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Meses habían pasado, desde que ambos jóvenes se conocieron. Eran las 8:00 am, y como todos los sábados, ambas familias se reunían. La cena transcurría tranquila, los adultos hablaban de trivialidades y negocios. La muchacha totalmente aburrida, colocó el codo sobre la mesa, y apoyó su cabeza en su mano suspirando con aburrimiento. Miró hacia abajo y tecleó algo en su celular.

El teléfono del ojimiel vibró en el bolsillo de su pantalón, disimuladamente lo sacó, y sonrió al ver el nombre de la muchacha en éste.

"Sácame de aquí :(".

Leyó el ecuatoriano. Levantó la vista, y detalló a la muchacha, para luego guiñarle un ojo — ¿Podemos ir a la playa cerca de aquí? — Cuestionó el chico obteniendo la atención de los adultos en la mesa.

— Claro, diviértanse — Declaró la madre de la chica.

Ambos jóvenes se levantaron de la mesa. Dirigiéndose a la puerta principal, la abrieron y el aire cálido de la noche los recibió.

— ¡Por fin! Un poco de... — Empezó a hablar la rubia, pero fue interrumpida por unos labios juguetones totalmente desesperados.

— ¡Por fin! Un poco de tus besos — Hilvanó el muchacho en un suspiro. Christopher y Mía, tenían una clase de amor oculto. Un amor del que nadie sabía, escondiéndolo de sus padres porque eso podría dañar sus negocios.

También sabían, que si lo contaban a sus padres, era como una forma de atarse el uno al otro para siempre. Y no querían apresurarse. Su amor, era como de amigos con derechos. Ambos tenían amor sin compromiso, en el que los 2 se beneficiaban. Pero al parecer eso empezó a cambiar en el último tiempo compartiendo juntos.

— ¡Christopher, nos pueden ver! — Lo reprendió la muchacha, separándose un poco de él.

— Es que ya no aguantaba, verte allí, toda hermosa, y no poder ni siquiera tocarte — Rió el castaño tomándola de la cintura para acercarla a él — No me basta sólo con mirarte — Confesó y volvió a besarla.

[•••]

La brisa de la playa alborotaba totalmente el cabello de la chica, sus pies descalzos sobre la arena, y la luz de la luna reflejada en sus bonitos ojos, era todo para Christopher. Al parecer las cosas habían empezado a cambiar.

Reacciones, Imaginas Y Más... CncoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora