❃Parte cuatro.

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Parte I

Miró el edificio frente a ella: siempre optó por ir a vivir a un departamento, pero su madre le regalo una casa estilo americana de una planta con espacios abiertos, dos habitaciones con baños

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Miró el edificio frente a ella: siempre optó por ir a vivir a un departamento, pero su madre le regalo una casa estilo americana de una planta con espacios abiertos, dos habitaciones con baños. Su mirada se desvió a la chica de cabello ondulado y rubio: vestía un conjunto de jeans flojos, una camisa tallada de color crema resaltando los atributos, una chaqueta tipo gabardina con una tierna bufanda beige y finalmente haciendo juego con ese gorro estilo boina.

Mientras ella vestía una camisa manga larga negra holgada y larga debajo de su cintura. Pantalones rotos y botas cat y un gorro. En pocas palabras el negro predominaba su look.

—Muchas gracias por acompañarme. —le sonrió; con ese brillito peculiar en sus ojitos avellana.

—No es nada. —farfulló, mirando los labios gorditos de Jimin.

En el lapso que habían logrado salir por cuestiones de trabajo, perennemente preferían ir a una cafetería o algún restaurante, manteniendo una charla amena hasta que la comida acababa. Entre las dos dividían la cuenta y salían del lugar, despidiéndose con un beso en la mejilla o un abrazo que duraba apenas unos minutos.

Era casi el mismo ciclo el que mantenían y no les desagradaba, era todo lo contrario; ya que, en cada reunión el tema variaba, había cosas nuevas que contar, fomentando más su confianza.

Pero si había algo que ninguna de las dos negaría, y era el detalle más minucioso para ambas.

Y era eso, darse un beso. La semana entrante que daría bienvenida al invierno cumplirían tres meses con las citas desde aquella vez que apareció YoonJi en la oficina de Jimin.

—Bueno... —balbuceó la rubia, frotándose los dedos con nerviosismo. —¿Tomaras un taxi?

Preguntó, viendo como la mayor asentía.

—No es necesario que te quedes a mi lado. Puedes entra y darte una ducha tibia. —respondió suavemente, detallando de cerca como la menor formaba una pequeña mueca.

—Unnie... —llamó en voz baja, pero acercándose a la pelinegra.

—¿Ocurre algo? —fue lo único que preguntó. Mirando como la rubia se acercaba, y por instinto subió las manos a las mejillas ruborizadas de Park.

Acto que provoco que Jimin parara, y no es como si estuvieran tan cerca, un paso más y ya iba a poder tomar la cintura de Yoon.

—¿No te gustaría besarme? –escabulló, echándole un vistazo a la reacción de YoonJi. La mencionada alzó las cejas ante la pregunta. —No es que me desespere... —negó rápidamente sintiendo que las manos de la pelinegra no se aparataron en ningún momento. —Es solo que...

—Por supuesto que quiero besarte —la contradijo, torciendo los labios—: Pero papá a mis hermanos y a mí nos enseño que podemos exigir... pedir cariños cuando la persona con la que salimos ya es oficialmente nuestra pareja. Es por ello por lo que no me he sobrepasado contigo y tampoco lo haré jamás. Quería estar segura si esto pudiera avanzar en transcurso del tiempo, porque no quiero atarte, —suspiro, moviendo su dedo pulgar en las aterciopeladas mejillas de Jimin. —La última vez tu confesión me tomó por sorpresa, ya que no estaba segura si solo lo decías simplemente porque te nació o de verdad yo te empezaba a gustar.

 —La última vez tu confesión me tomó por sorpresa, ya que no estaba segura si solo lo decías simplemente porque te nació o de verdad yo te empezaba a gustar

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Había olvidado publicar, jsjs.

—Mochi

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