Capitulo 14

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—Shh —Aw, mi cabeza— Vas a despertarlos -rió Mateo. Mierda ¿Qué había pasado ayer?

—Agh —Agustin se movió a un lado mío— cállense— Sentí sus brazos a mi alrededor ¿Por qué lo hacía?

—Lugh ¿Qué haces con mamá? — susurró Gaston a Agustin. No me quería mover.

—¿Pueden callarse? —preguntó Agustin, abrí los ojos asustada y toqué mi cabeza. Demonios. Mateo saltó a la cama y me abrazó de forma protectora.

—¿Estás bien? —me susurró. Reí, mi bebé.

—Sí ¿Por qué debería estar mal?

—Porque estas con Agustin— miré a Agustin que fulminaba con la mirada a Mateo.

—Es hora de ir a casa —hablé fuerte para qué Agustin pudiera escuchar.

—Sí, ordenen sus cosas mientras —estiró sus brazos y bajó a los dos niños.

—No le hagas nada a mamá —dijo Gaston.

—Que no —gruñó Agustin. Los gemelos salieron de la habitación y suspiré de alivio, sus susurros y gritos me aborrecían— Hola, guapa —susurró en mi oído.

—¡Agustin!

—Ayer casi te mueres de lo borracha —rió, música para mis oídos.

—¡Me besaste! —tapé mi cara con las sábanas.

—Sí, y también te besaría otras partes pero eres muy terca y orgullosa —acarició mi mejilla.

—Basta golpee su hombro desnudo— ¿qué haces sin camisa?

—No tengo idea, llegamos acá y después del beso me dormí, seguramente me la quité cuando estaba durmiendo.

—Después sólo dormimos —le dije convencida.

—Sí, después del bar y el alcohol quedamos muertos —susurró en mi oído.

—Aléjate —murmuré nerviosa, sentía su respiración en mi oído.

—Oh, vamos —pegó su pecho contra mi espalda.

—¡Agustin! —grité sorprendida.

—¿Mmh?

—Tu... tu, está...

—Oh —se alejó de mí y comenzó a reír— Lo siento, no es nada personal. Ya sabes que todos los hombres al despertar despiertan con... ya sabes —rió. Hice una mueca.

—¿Gaston y Mateo también?

—¡No! Son muy pequeños pero en unos años más sí —sonrió de lado.

—Agh, no —gruñí.

—Es algo normal Carolina —dejó su cabeza en mi cuello— Es como sí la primera eyaculación fuera la primera vez que a las chicas le llega ¿Entiendes?

—¡No! Agustin no sigas —no quería escuchar.

—Pero a diferencia de las chicas, los hombres lo hacen porque quieren, ya sabes lo de la mano —levantó y movió sus mano frente a mi cara.

—¡Agustin!

—A los 11, a los gemelos le quedan dos años —sonrió orgulloso, lo separe de mí y lo miré asqueada.

—¿Estas bromeando? —levanté las cejas.

—Después echaran competencias de mead.

—¡Agustin! ¡Ya! Es suficiente —saque las sábanas y me levanté de la cama, no estaba dispuesta a hablar sobre esto.

9 Años después - (Aguslina).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora