Capitulo 26

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-Esto no me está gustando -gritó Mateo.
-Mateo -reí, Gaston no dejaba de molestarlo porque Manchester había perdido.
-Bueno, voy a dejar de molestarlo.
-Gracias, Gaston. Eres muy amable -bufó Mateo.
-Oh mi dios -murmuró Mateo.
-¿Qué? -habíamos llegado a casa.
-Mamá...
-¿Qué pasa? -me giré para poder ver a ambos pegados en la ventana de la parte trasera.
-Mierda.
La entrada de la casa estaba llena de rosas y globos rojos. Era hermoso. Maldita sea. Por favor que sea Isaac, que haya visto la dirección de los gemelos y como todo un acosador haya llegado hasta acá para hacer esto.
-¡Es Agustin! -gritó Mateo y después bajó del auto.
-¡Suerte mamá! -dijo Gaston saltando hacia la calle.
Abrí la puerta y Karol saltó a mí.
-Joder apúrate mujer que Agustin se largó a llorar cuando le dije que Thom es gay -me agarró del brazo y me arrastro hasta la salida- ¡Carolina corre!
-Karol, no -me solté y deje de caminar.
- Carolina....
-Me dijo cosas horribles, has que el salga de mi casa y se vaya, el y su dinero en serio -gruñí.
-Caro, por favor te acabo de decir que se largó a llorar y comenzó a decir que era un estúpido.
-No se equivocaba -susurré.
-Ruggero.
-¿Qué? -unas manos se pusieron en mi cintura y me elevaron. Mierda.
-¡Ruggero, déjala!
-Ni de coña, Agustin fue un grano en el culo estos tres días -salió corriendo conmigo en brazos y llegamos a la sala.
Me bajó y tomó mis brazos para que no me moviera. Agustin, Mateo, Gaston y las gemelas estaban allí sonriendo. Bufé y traté de soltarme del agarre de Ruggero pero fue imposible.
-Perdóname -susurró Agustin acercándose a mí.
-¡No, Agustin aléjate! -grité enojada.
-Tranquilízate -gruñó Ruggero.
-¡Me dijo que era una perra! Perra tu maldita secretaria hijo de...
-Carolina -gruñó Agustin.
-¡No! -logré soltarme de Ruggero- ¡Salgan de mi casa! -las gemelas corrieron a un lado de Rugge- No no, ustedes no -sonreí- Mateo y Gaston vayan a jugar con ellas -les ordené.
-Encantados -sonrieron y tomaron a cada una del brazo.
-¡Oye no! -gritó Ruggero caminando hacia ellos. Agustin se acercó y tomó mis brazos.
-Perdóname -pidió.
-No, no lo haré.
-Carolina -ahora tenía mi rostro entre sus manos- Lo siento.
-Dijiste que había estado contigo sólo por el dinero -murmuré.
-Había bebido algunas cervezas y no sabía bien lo que decía -se acercó aún más a mí- Joder, lo siento tanto, no quería y sé que dudé de ti pero los gemelos me habían dicho eso. Perdóname maldita sea perdóname estábamos tan bien y yo, sólo metí mierda a lo nuestro, lo siento -mordió su labio inferior, el cual temblaba.
-Agustin no...
-Perdóname -beso mi frente y envolvió sus brazos a mi al rededor.
-Agustin yo...
-Sé que te traté pésimo pero los niños me habían dicho eso y yo no pude dejarlo pasar.
-Tengo tus regalos en un bolso, ya no quiero nada de ti y no estoy segura si los niños necesitan algo.
-¿Qué? Por favor no me puedes devolver los regalos, te los di y no...
-¿Para qué los querría yo? ¡Oh, claro! Para salir con otros hombres, quizás no sea tan malo después de todo.
-Carolina ni lo sueñes, maldita sea no -arrastro mi cuerpo hasta la pared, agradecí que estuviéramos solos en la sala.
-Lo haré.
-No, ni en tus putos sueños lo harás -beso mis labios con fuerza, quería que estuviéramos más tiempo enojados, quería ser más fuerte que él pero ¿Quien pasaría más tiempo lejos de una persona como Agustin? De todos modos ya habíamos estado separados lo necesario.
-Agustin no vuelvas a hacerlo.
-Nunca más, lo juro -sonrió. ¿Por que sonreía justo ahora? Maldito Bernasconi.
-No te perdonaré otra vez -envolví uno de sus mechones castaño en mi dedo índice y besé sus labios.
-No lo haré otra vez.
-Tampoco lo creas a los gemelos cosas como esas -¿Cómo les había creído sin antes consultarme?
-Deja eso -sonrió- Quizás sea bueno que ellos tengan lo que creían que crecía dentro tuyo -él no...
-Cierra la boca -fruncí el ceño juntando mis labios- Me estas confundiendo.
-Mh...-pude ver su lengua entre los labios- Una mini Carolina no estaría mal.
(...)
Después de conversar por unas largas horas con Karol y Rugge mientras los niños jugaban ellos se fueron. Me alegraba por mi amiga, Rugge la quería y se notaba a kilómetros. ¿Agustin me mirará así también?
Finalmente las gemelas se iban a quedar en nuestra casa porque querían hacer una pijamada con Mateo y Gaston.
Rugge fue a su casa a buscar unos pijamas para sus hijas y luego volvió a dejárselos. Me advirtió que sí algo pasaba con ellas castraría a Agustin y a los gemelos.
-Yo ya tengo sueño -dijo Luna.
-Tenía que ser la más aburrida -bufó Mateo.
-Te escuché Mateo, lo hice -dijo, su voz era baja y relajada.
-¿Quieres ir a dormir? -pregunté con voz suave. No sabía como se trataba a las niñas, me había acostumbrado a hablar con los niños y seguro que era mil veces más fácil.
-Por favor, tí...
-No, me dices tía y moriré, no lo hagas -reí tomándola en brazos, Mateo camino junto a mí hasta su habitación.
-¿Dormirá conmigo?
-No, tu dormirás con Gaston y Luna con Nina.
-Oh...
-¿Comes algo? ¿Quieres leche?
-¡No! Ya soy grande. ¿Quien tomaría leche en la cama a los ocho, papá dice que sólo los perdedores lo hacen -rió y al siguiente segundo sus ojos estaban cerrados.
-Bueno perdedor, vamos a dormir nosotros también.
(...)
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-Oh, mierda, Carolina está loca, necesito olvidarme de sus palabras hacia Gaston -bufó Agustin tirándome a la cama junto a él, comenzó a besar mis labios con rapidez.
-¿Quieres hacerlo?
-Agustin hay cuatro niños en casa. No podemos hacerlo.
-Puedes ser silenciosa.
-Agustin Bernasconi ni lo pienses -gruñí contra sus labios.
-Oh vamos, por lo menos tócame -sugirió.
-Agustin no -él estaba comenzando a tocar mis piernas y era simplemente imposible no rendirse a eso.
-¿Mh? -tocó mi feminidad por encima de las bragas, estaba con un pantalón de pijamas pero el había metido la mano.
-Oh... Agustin-gemí, era tan bueno tenerlo así.
-Cerraré la puerta -avisó antes de correr a la puerta y ponerle seguro, en tiempo récord volvió a estar sobre mi.
-Oye estas siendo desconsiderado -fruncí el ceño.
-Sí, sí -rió. Sus manos abrieron mis piernas rápidamente y volvió a meter la mano- Mierda, ya estás mojada y sólo te he tocado.
-Agustin -gemí. Su mano comenzó a moverse en forma de círculos y horizontalmente, llevé mis manos a sus labios semi abiertos y pase los dedos por allí. Extrañaba esto, lo extrañaba a él, a él y a Agustinsito.
-¿Se siente bien? -asentí rápidamente, quería hacerlo ahora, lo necesitaba- Siente esto -dijo y a los segundo sus manos habían corrido mis bragas para tener acceso directo. Me retorcí en la cama al sentirlo así.
Abrió la cama con cuidado y nos metió a ambos bajo todas las sábanas. Sacó mi pijama con cuidado y comenzó a besar cada lugar de mi cuello y estómago.
-Agus, oh mi Dios nos van a escuchar...
-No -sonrió. Sus labios besaron los míos y sentí las bragas fuera. Agustin había ganado bastante experiencia en esto- Quiero que cuando quieras gritar muerdas mi hombro ¿Lo harías por mí? Así nadie nos escucha.
-Mh...
Sus manos quitaron mi sujetador con destreza y lo tiro a un lugar de la habitación, bajo sus labios hasta allí y una punzada recorrió mi parte baja. Tenerlo lamiendo mis pezones era incluso mejor ahora que en los sueños de embarazada.
-Agus -gemí- Dios, por favor -estaba susurrando. Sus labios hacían un sonido peculiar cada vez que dejaba de hacerlo, esto era tan increíble.
-Mh, podrías usar la boca para otras cosas -gruñó.
-¿Cómo? -sus manos tocaron mis labios y formaron una línea imaginaria desde ellos hasta mi feminidad- ¡Agustin!
-Deja de hablar -gruño
-Por favor, déjame hacer algo Agustin Dios...
-Si quieres hacer algo por mi, sólo quita mi pantalón y ya.
Besé sus labios con rapidez y desabroche el cinturón como una imbécil, Agustin rió y terminó de sacárselos junto a los bóxers.
-¿Cómo mierda? No veo uno que no sea el de Gaston y Mateo hace años -reí.
Sentí a Agustin mover su mano sobre su erección, mi mente imaginaba eso y no debajo de gemir por lo que me apegué aún más a Agustin y mordí su hombro mientras el reía.
-Listo -volvió a tocar mi punto débil con sus dedos, pensar donde habían estado ellos antes sólo me provocaban más placer- Primero tú, luego me vendré yo.
-¿Qué?
-No te la meteré, eso si sería mucho. Sólo te tocaré hasta hacerte sentir bien ¿Entiendes?
-Sí.
Sin espera Agustin comenzó a mover sus dedos por encima, se sentía genial pero necesitaba más. Dios, uno de sus dedos se posó en mi entrada y empujo lentamente.
-Oh, Agustin, no -gemí mordiendo su mejilla.
-No te entra ni un puto dedo, esto es como desvirgar te por segunda vez -gruñó.
Agustin metió otro dedo y una rara picazón cubrió mis partes. Lo necesitaba ahora, los movió en círculos dentro de mi y su otra mano tocaba uno de mis pechos. Sus labios en los míos... Esto era demasiado.
-Agus no, es tan bueno -gemí.
-¿Te gusta? -su mano de movió con más rapidez y ya no podía pensar. Lo necesitaba tanto, no importaba sí dolía o no.
-Demonios es genial -chillé. Sus dedos se doblaron dentro de mi y tocó ese lugar que me hacía sentir genial.
-Mírame, mírame no muerdas mi hombro ahora, mírame -lo miré mientras pegue mi mirada a la suya. Una mano de clavo en mi cintura y la otra comenzó a moverse aún más rápido ¿Es posible?
-Puta mierda, Agus -siempre fui algo exagerada cuando lo hacíamos, por eso no quería hacerlo con los niños en casa, se iban a traumatizar, oh Dios.
-Trata de mover tu cadera en círculos -cautivada por sus ojos color mieles hice lo que me pidió.
-Oh -envolví las sábanas en mis puños y gemía como loca.
-Eres como una maldita roca mujer vente ahora -susurró en mi oído.
-Agus... por favor -gemí, necesitaba llegar- Lo haces tan bien -susurré.
-Estás caliente y estrecha, puta vida -sus dedos no descansaban y mi respiración cada vez era más pesada.
-¡Agus! -exclamé en un susurró, Agustin no dejo de mover su mano y con la otra tomó mi rostro para juntar nuestras miradas- Me... Oh mi Dios yo sólo... Es tan bueno -de pronto, distintas formas de estrellas aparecieron en mi mente y cerré los ojos, era la luz, todo tan genial y perfecto que por un segundo creo que explotaré.
-Mh -susurró en mi oído. Me iba a venir por segunda vez si no tranquilizaba sus dedos.
-Agustin por favor.
-Vamos bebé, me encanta que seas multiorgásmica -sentí la sangre concentrada en mis mejillas.
-Agustin el segundo es... por favor -gemí, me refería a maldita mente placentero.
-Vamos -alentó, sacó los dedos de mi y gruñí ante el alejamiento. Sus dedos fueron directamente a su boca y abrí los ojos sorprendida- Tan dulce...
-Agus...
Sus manos volvieron a hacer su trabajo y a los segundos ya estaba retorciendo me bajo sus hábiles dedos otra vez, era todo tan perfecto que me es difícil pensar en la pelea que habíamos tenido.
-¡Oh! -un ronco gemido salió de mi boca, asustada por lo fuerte que había sonado lleve míos manos a mis boca. Agustin rió.
-Rugge se entera que hicimos esto con sus hijas en la habitación de al lado y nos mata.
-La de Gaston esta primero, los gemelos van a saber que su madre tuvo los dos mejores orgasmos de su vida .
-Y que su padre es una buena persona sólo porque aún no se ha venido.
-Agustin haría algo por ti pero luego manchas todo -hice pucheros.
-¿Qué mejor que dormir con los hermanos de Mateo y Gaston todos los días? Sería algo así como un recuerdo -golpeé su hombro.
-¡Que vergüenza!
-Aw, que bueno, se que es excelente -besó mis labios y jugo nuestras manos- Te quiero.
-Yo también -Agustin sonrió y besé sus labios- sólo por darme el mejor momento del día.
-¡Hey!
-Hablando de eso -empujé su pecho para que se acostara a un lado mío- ¿Algo qué decir sobre tus insultos?
-En mi defensa...
-Agustin, habla.
-Yo sólo le creí a los gemelos -hizo pucheros- Y sé que dije miles de cosas estúpidas, te traté de perra y lo lamento tanto -susurró. Sonreí y besé sus labios con deseo, quería más, más de Agustin.
-¿Sabías tú que es de mala educación dejar a las mujeres así? -sus dedos estaban sobre mis pechos. Ya había tenido los mejores dos orgasmos de mi vida y ahora él lo necesitaba.
-¿Así cómo?
-Así, con ganas de más.
-¿G-ganas de más? -preguntó. Junté mis manos en su espalda y las bajé tocando cada centímetro de su cuerpo hasta llegar a su trasero.
-Sabes de que hablo -susurré en su oreja. Lo empujé por los hombros, Agustin quedo acostado en la cama y yo sobre él.
-Amaba cuando hacías esto -gimió, si uno de los dos se movía, algo entraría donde no tiene que entrar.
-Yo no estoy haciendo nada -comencé a besar su pecho y cuello, su olor era tan exquisito.
-Caro...
-Bueno, ya que tu no quieres estar dentro mío -susurré en su oreja- Podríamos hacerlo por fuera.
-¿Qué?
Salí de encima de él y alcance mis bragas y sus bóxer que estaban en el suelo. Agustin me miraba confundido. Me acosté y puse mis bragas, luego me arrastre hasta Agustin y abrí las sábanas, mierda. Estaba más excitado de lo que creía. Agustin terminó de poner sus bóxer y parecía decepcionado. Oh, claro...
-No te muevas tú, la cama puede sonar y no quiero que eso pase -ensuciaría la linda mente de mis hijos... y la de las gemelas.
-Oh -rió- Ya sé lo que quieres hacer.
-¿Si? -pase una pierna por su cintura y gemí, las prendas eran delgadas.
-Mierda -gimió Agustin. Comencé a moverme, esto era vergonzoso pero si Agustin no quería hacer de lo otro, esta era la única forma de que sienta - Caro....
-Mh -gemí, era increíble aún cuando no era directo, besé su labios con deseo.
Estar arriba siempre había sido un tema para mí, Agustin a veces tomaba mis caderas y me movía pero ahora no era así, teníamos que volver a ganar la confianza.
-Esto es mejor que todo -gimió echando su cabeza para atrás. Tomé sus manos y las puse sobre mis pechos.
-Ahora, hazlo como antes.
Agustin gimió y comenzó a moverse, aunque yo le haya dicho lo contrario era bueno que lo estuviera haciendo. La cama no sonaba y eso era genial, las manos de Agustin estaban sobre cada uno de mis pechos y las mías estaban un poco más arriba de su ombligo.
-Caro me voy a venir -gimió.
-Vamos -imaginé sus dedos en mi y el placer estaba llegando otra vez, Agustin comenzó a moverse mucho más fuerte, sus labios estaban juntos para no soltar un gemido y sus dedos apretaban mis pezones- También me vendré yo, vamos cariño -gemí.
-¡Oh! -un ronco gemido salió de su garganta y comencé a moverme un poco más fuerte, iba a llegar y esto era genial.
-Agus, mierda mierda -exploté y caí sobre su pecho, Agustin respiraba con dificultad, eso había sido incluso mejor de lo que pensé.
-Demonios, extrañaba esto -susurró.
-¿Qué? ¿Venirte en los bóxer?
-Sí -después de unos segundos me acosté al lado de Agustin sin dejar de tocar su pecho. Nuestras piernas estaban enredadas y comencé a bajar mi mano izquierda hasta sus bóxer.
-Oye, para -Agustin gimió- ¿No estás cansada?
-Espera -levanté sus bóxer y toqué su miembro. Agustin gimió.
-Voy a estar listo y duro en segundos si no sacas tu mano de allí.
-Tienes que bañarte -se había venido en los bóxer, no sería agradable mañana y para mi tampoco.
-No -protestó.
-Nos bañamos juntos -Agustin sonrió y se sentó en la cama.
-No haremos nada, en serio Agustin, tres son mucho por una noche.
-Egoísta -dijo con voz de bebé y se paró de la cama tomándome en sus brazos.
-¡Ah! -grité asustada cuando me levantó.
-No te dejare caer, no grites -rió. Agustin camino hasta el baño y prendió en agua, sólo tenía mis bragas puestas y por un segundo me sentí incómoda, me cruce de brazos y así Agustin no veía nada, traté de hacerlo casual pero él lo notó- No... No haga esto -tomó mis brazos y los juntó por mi espalda- Eres hermosa, tu cuerpo y... pechos son perfectos. Quiero y necesito que vuelvas a confiar en mi como antes.
-Agustin....
-¿Lo harías por mí?

9 Años después - (Aguslina).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora