Estaba regresando del trabajo, desde pequeño me hacía la ilusión de ser el mejor detective del mundo y me imaginaba estar resolviendo el misterio de dónde quedaron las joyas de una persona, quien es el espía qué pasa información secreta del gobierno al enemigo, pero nunca que fuera a resolver de un secuestrador asesino el cual cubre muy bien sus huellas y evidencia, ya han pasado dos meses desde el último secuestro, uno desde que se descubrió un cadáver de una de las víctimas y cinco desde que llegaron unos padres preocupados porque su dulce hija adolescente lleva días sin volver a casa y nadie de la escuela sabe algo de ella. Cada día que pasa me siento más cerca de resolver el caso pero siempre aparece un factor el cual me hace empezar desde cero, ya sea que un nuevo secuestro suceda y reciba más datos, la evidencia sufre alguna modificación por algún error de mi equipo o qué de tanto café termino durmiéndome sobre todo el papeleo y así arruinándolo.
La noche es el momento en el cual debo dormir pero no puedo, la idea que una persona pueda ser la siguiente víctima y al día siguiente despertar con más información, personas interrogándome enojadas de cuanto me tomara resolver este caso, que este es mi trabajo y mi único deber como detective. No entienden que me paso noches desvelándome en mi oficina analizando una tras otra y otra las mismas evidencias, llenando permisos para ir a los locales de donde fue vista por última vez la víctima y ver los vídeos de seguridad y aun así sea un robot, sin necesidad de dormir, comer, vaciar mi vejiga, el resultado sería el mismo.
'No existe máquina perfecta para este trabajo' era lo que siempre me repetía todos los días cuando me decían que seguro una máquina podría hacer mi trabajo con mayor eficiencia, o eso creía... Una mañana, justo después de llegar a el edificio de policías y subir las escaleras para llegar a mi oficina lo vi, como sacaban mis cosas en unas cajas de cartón y a mi jefa hablando al teléfono mientras un robot de forma humana entraba a mi oficina con unas hojas con la evidencia que antes poseía.
"¿Pero qué está sucediendo?" en esos momentos mi sangre estaba comenzando a hervir pero aun así trataba de mantenerme estable y evitar estallar "¿Donde llevan mis cosas y qué hace un robot en MI oficina?". Mi jefa solo me miro y colgó el teléfono para tomar un poco de aire y así empezar a explicar las cosas, "Señor Young, estaba a punto de llamarlo para hablar de el caso el cual esta llevando-", "Si es por el tiempo le juro que me quedaré hasta tarde si es necesario y cerrare y..." ni tiempo me dio para pensar cuando me entregó una de las cajas con mis cosas y sentí como todo se detuvo excepto ella. " Ya no hay tiempo, está despedido".
Es curioso como el clima cambia de un momento a otro y parece que se adapta a nuestra situación actual, al momento que salí de el edificio de policías sentí unas gotas de agua caer sobre mi y para mi desgracia, no tenía paraguas o carro así que me tocaba caminar a paso rápido bajo las frías gotas de agua y se puede decir que el aire no mejoraba las cosas en estos momentos.
Al caminar escuchaba el chapoteo de mis pies en los charcos de agua los cuales comenzaban a hacerse en la cera, no me importaba mucho mojarme con las gotas, pasan carros por la calle y solo esperaba que no pasara alguno a toda velocidad cerca de algún charco y terminará empapándome y así mi día seria un caos total, llegando a casa seguro me pondré a escuchar Gloomy Sunday y ver si me doy un tiro en la cabeza o a lo mejor solo llorar y embriagar mi sistema sin algún efecto secundario, lo normal en un hombre depresivo joven y el cual siente que la vida es muy cruel.
Al momento que llegue a casa deje las pesadas cajas empapadas a un lado del sillón de la sala para ver si al menos mis cosas llegasen en mejor estado al mío, en serio esperaba un estado cutre mínimo de estas; las cosas que tenía para decorar y darle un toque menos deprimido a mi oficina estaban algo mojadas, pero los papeles de evidencias ya eran algo sin rescate, por fortuna aún tenía una copia exacta de las evidencias en casa.
Solo quedaba acomodar mi hogar para parecer el típico loco de todo lugar obsesionado con resolver un misterio sin explicación, créanme que no lo hago por hobby, lo hago para demostrar que el ser humano puede superar a su némesis moderno conocido como inteligencia artificial. Pero aunque quisiera estar solo en la comodidad de mi hogar resolviendo este enigma que atormenta mis sueños y mis pesadillas, no puedo... Ya que los rumores vuelan y tarde o temprano, más temprano que tarde, mi compañero se daría cuenta de mi despido y vendría a auxiliarme sin importar si es despedido de igual manera que yo.
Me sigue ciegamente donde sea que me dirija, sin importar el riesgo o que le pida de la forma más tosca que se aleje de mí lo más posible, no me quejo ya que es muy bueno y protector conmigo, siempre me ayuda a cuidarme... como dijo mi abuelo 'para cada roto hay un sano, y para cada sano hay un roto' él es mi sano, mi ángel en persona, mi todo y se que sin importar qué, él vendrá a salvarme de caer en la desgracia y vacío de mi vida.
Y así fue, a los pocos minutos escuche como alguien llamaba a la puerta, ese chico salido del mismo cielo de cabello pelirrojo, dos esmeraldas de ojos y una cara llena de lindas pecas, una por cada día que ha estado y estará conmigo pues nos necesitamos de forma mutua para sobrevivir en este mundo de...
"¿Dejaste que te despidieran así porque sí?" Matthew y su manía de interrumpir mis pensamientos en los momentos más profundos, razón por la cual vuelvo a poner mis pies sobre la tierra en la que vivimos.
"¿Alguna vez trataste de discutir con la jefa?" volteaba a verlo, se estaba limpiando los pies en la alfombra y colgaba su chamarra en el perchero de la entrada junto a su sombrero de color negro, "¿sigues usando esa cosa?"
"Claro, fue un regalo tuyo, me lo diste en mi cumpleaños" Una sonrisa se dibujaba en su rostro con tal solo recordar ese día, el cual yo mismo le organice una fiesta de cumpleaños y le regale aquel sombrero que hasta el día de hoy parece seguir usando. Sin darme cuenta, una sonrisa también empezaba a aparecer en mi rostro y Matthew se acercaba a mi para abrazarme y poner su hombro para que llore por el despido, no sentía tristeza en realidad, el que en realidad la sentía era él... lo supe no por conocerlo desde tiempo, si no pues comencé a sentir mi hombro comenzar a empaparse de sus lágrimas y sentía como sollozaba en silencio.
No entiendo que toma mi cuerpo o la razón por la cual soy así con el únicamente, pero lo comencé a abrazar estirándome un poco para que el se acomoda y pudiera llorar y desahogarse. Escuchaba sus balbuceos de qué lo querían cambiar a un departamento nuevo el cual se encontraba al otro lado de la ciudad, le asignará un compañero nuevo y recibiría una mejor paga, intentó convencer a la jefa de volver a contratarme y que fuera su compañero pero se negó rotundamente.
"¿Por qué te importo tanto?" Sin pensar, sin intención de decirlo, pero la pregunta salió a flote, "Porque me salvaste de mi golpiza de primer año en la carrera y de las que venían, siempre metiste tus manos al fuego por mi" dijo con su voz aun algo quebrada pero con un tono un poco más animado que antes, tenía razón en sus palabras, y nunca las sacare del fuego.
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La chica en mis ojos
Roman pour AdolescentsLas mascaras engañan, sea para bien o sea para mal. Jeffrey Young, un joven detective, esta tomando un caso del cual parece imposible para un humano en secreto despues de su despido, el cual empezo con una victima y continuo con muchas mas llegando...