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Aquella habitación de paredes tan azuladas como el mar pertenecía a la joven Samila. Habitación llena de estanterías donde se guardaban colecciones enteras de libros, comics, videojuegos, manga. Samila solía sentarse sobre su cama para tener momentos de ocio con las colecciones que tenía, sin embargo, en ese momento había tocado leer libros, en especial, "La divina comedia", el cual estaba leyendo en ese momento.
«Tengo ganas de beber un vaso de leche», pensó Samila, quien enseguida se levantó de la cama para dirigirse hacia la cocina y beber un poco. Trago a trago se comenzaba a sentir más somnolienta, a la vez que sentía gusto, su paladar sentía aquel gusto latente de la lactosa. En ese momento Samila no dio más de sí, y guardó la leche en la nevera.
Samila miró hacia sus lados, sus padres no estaban, ya que habían ido hacia una cita, la típica cita romántica por la que salen día por medio, así que no la limitaba nadie. Se acostó en la cama para mirar la televisión, mirar cuales canales pasaban en ese momento, mientras disfrutaba del confort de estar acostada, acurrucada en unas suaves sábanas del mismo color que las paredes.
«Mis padres suelen irse a citas bastante seguido, es hermoso que una pareja se ame tanto aún después de tanto tiempo unida », pensó Samila, mientras miraba el televisor, sosteniendo con firmesa el control con la mano.
En ese momento recordó cuando, aquel día en el que sus padres se habían ido, esa vez por unos cuantos días, según ellos, para visitar a un familiar que estaba mal, y no querían que ella mire el estado en el que estaba. Ella ese día había ido a la feria junto con sus amigas, una feria en la que compartió un momento entre amigas, subiendo junto a Jacqueline a la montaña rusa, e intentando que no se preocupe.
La feria, después de la montaña rusa subieron a los autitos chocones, y después ella intentó convencer a Nina de perder su miedo, y al parecer, ella fue la única a la que no le importó qué pensarán los demás, al fin y al cabo, esa era su personalidad, y visitar esa feria no tendría mayor consecuencia que esa, ¿No?
Samila recordaba todo a detalle lo ocurrido, hasta ese punto, pero, olvidó lo ocurrido en aquel tren de las pesadillas, aquella pesadilla que vivieron, que al parecer fue todo un sueño. ¿no?, un mismo sueño, soñado por varias personas al mismo tiempo, y en un mismo lugar, si es que es posible.
Samila seguía preguntándose, ¿Cuál sería la razón del temor de Nina?, ¿existía una razón en especial?, quizás en otra vida se había dedicado al campo, y algún animal salvaje que se encontró haya acabado con su vida, al igual que decía ese rumor, "Aquello a lo que más temes, es lo que te mató en tu otra vida", ¿sería cierto?, sin embargo, Samila había subido, con intención de demostrarle a la pequeña niña que no tenía nada que temer, porque ella no había notado nada raro en aquel lugar.
¿Era seguro realmente?
¿Fue buena idea?
«Ven y sube conmigo»
Samila se encontraba, en el presente encima de un caballo, similar al de la feria, pero con alas, paseando por el cosmos, que aunque estuviese fuera de algún planeta, sentía como si una atracción gravitatoria jalase de ella hacia abajo, por lo que lograba mantenerse. Ella miraba las estrellas mientras se relajaba, se sentía demasiado relajada, el universo le parecía algo impresionante. Ella por un momento pensó que podía caerse, pero al ver que estaba sujeta, se sintió más segura. Ella se sentía como en un sueño, aunque, se veía demasiado realista, se sentía real.
En ese momento, mientras miraba de lejos la vía láctea, sintió algo que resonó en su cabeza.
—¿Disfrutas de la vista? —Dijo una voz suave y gruesa que la relajaba aún más, similar a la que se escucha en un documental.
—Sí, es un descanso para mi mente. —Contestó Samila a la voz mientras se sujetaba.
—Yo lo armé para ti, quiero que veas —Dijo la voz. —, aquello que ves ahí, es la vía láctea, los seres humanos viven ahí, seres humanos como tú.
Samila contempló la galaxia durante un buen rato, no podía creer, ella hace un rato estaba ahí, se sentía feliz, como si todo lo tuviese bajo control, aunque un poco estresada por los exámenes. ¿Acaso aquello a lo que más le temía era tan insignificante?
—Sí, tan insignificante como la humanidad. —Dijo la voz. — En aquella partecita que estás viendo ahora mismo, está el planeta tierra, la humanidad es así de pequeña, tanto que, si ahora mismo la tierra quisiera deshacerse de ustedes, lo haría al igual que un montón de garrapatas.
—¿Y de mí?
—Claro que también de ti.
Samila siguió con su paseo por el universo, alejándose cada vez más, mientras se sostenía fuertemente algo mareada.
—Eso de ahí, es el agujero negro supermasivo que reside en el centro de la galaxia. La galaxia está bastante distante de él, así que sólo lo orbita como a una estrella, pero si te acercases lo suficiente, este te tragaría, y nunca más podrías salir.
Samila se enervó un poco y se sostuvo aún más fuerte.
—¿Qué quieres mostrarme con esto? —Preguntó acompañada de una sensación muy grande de vacío dentro.
—La vida es muy efímera, Samila.
«La vida es muy efímera»
«̸͔̳̣̱̂̽L̸͔͔̲̞̗̻͍̪̺̙̄̓̽͋̓̆͜ą̷̡̡͓̺͔̹͎̺͈͙̟̤̌̊̍̈́͆̎͑̚͘̕͜͝ ̸̧̰͎̦̻̭̠͔̾́͑ͅv̴̢̺̫͎̺̮̺̰̬̫̀̈͂̓̍̐į̵̹̹̝͚͙̭̻͔̙͚̱͑̀̈͐ḏ̵̢̢̖̹̮̦͂̐̏̎̽̔a̶̤̫̻̺̲̲͎̖̓̃̏̇̓͂́͛̓͋̈́̕ ̶̙̗̬͍̞̮̅͛̊̍̍͗̀͛͗̈́̈́͘ͅe̴͚͔̙͕̻̝͎͓͈̹͎͉̹̫̓̉̃̚s̵̞̜̯̙̯̞̭̜̥̋̋͋͊̍̒̂̽̆̕͜ͅ ̴̜̭͕̳͍̙͗̄̈́̉m̵̱̥̜̪̝͇̗͉̩͓͚̿ͅų̵̤̮͌̈́̚͜ŷ̴͈͉̼̦̘̅̆ͅ ̸̳͔̽͒́͗ë̴̦̫̳͈̪̖͛̈́̅̓̔͊͊̓̋̕͠f̴̛̞͎͒̄̊́̋̓̌̾͆͌̀͘̕í̷̧̡͖̜̺̞̬̯͚́̍̐͆̀͒͌m̶̺͎̯̼̬͇͖̮̻̰̈́̇͑͠e̷̢̹̯̮̤̊̃͒͗́̕͜͜ŕ̴̜̱͕̘̗̼̻̲̓̌̑̀̍͐̀͗͂̐͝a̶̡͈̼͈̮̼͊̊̄̈̈́̂͛̾͝»
Ven y mira...
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La Feria © ✔️
HorrorHay veces que una acción que hagas puede ser la que cambie tu vida por completo, y quizás para mal... Anualmente, en el sur del pueblo "Esmeralda", una feria ambulante alegra las tierras. Una feria esperada por la gente, excepto por un grupo de amig...