XIV: Un nuevo periodo.

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1


Dos meses después:

El comienzo de Marzo parecía muy tedioso, las puertas del instituto se volvían a abrir para iluminar a aquellas mentes curiosas, y llenar de conocimiento útil a los adolescentes, quienes eran "El futuro del país". Sin duda alguna, muchos de ellos ansiaban con reencontrarse con sus compañeros, otros muchos no ansiaban regresar, sin embargo, simplemente ansiaban tener un buen empleo, sin embargo, el instituto poco a poco se fue llenando.

«María Nereida II: Iluminando las mentes curiosas» decía un letrero en la puerta del instituto, instituto donde Jacqueline estaba llegando. En la entrada los docentes hicieron varias filas de alumnos de diferentes cursos, y el director subió a un banquillo con un micrófono, listo para hablar.

—Les doy la bienvenida a otro año formativo, el cual estamos muy a gusto de volver a verles. —Dijo el director mientras se acomodaba el bigote. —Las reglas este año serán diferentes, quien llegue más de diez minutos tarde ya se le será otorgada la media falta, sin embargo, durante los diez minutos anteriores se le será redimido.

En ese momento Jacqueline se encontraba observando el bigote del director, el cual con una mano se lo peinaba mientras con la otra sostenía el micrófono.

—Por último, en la cafetería ahora servirán a parte de café: Té, Mate cocido, Malta, leche fría, licuados... —Estaba nombrando el director, mientras Jacqueline observaba que mientras el director hablaba había bajado su mano de su bigote para sobarse la panza.

—¿Alguna duda? —Preguntó el director, y al ver como nadie decía nada, agregó. —Entonces, vayan a sus salones.


2

Jacqueline miraba la fila moverse, e inmediatamente sintió un enorme placer. Luego de haber estado minutos bajo el sol, demasiado cálido en un día de verano que pronto sería otoño, deseaba llegar a su salón y ponerse a beber agua fresca.

En ese momento Jacqueline sintió un toque en el hombro, que al darse la vuelta, logró escuchar una voz tan familiar.

—¡Hola princesa! —Dijo una chica de baja estatura, con lentes y el cabello despeinado.

Samila estaba frente a ella, con una sonrisa enorme, siempre optimista.

—¿Cómo le ha ido en las vacaciones? —Samila miraba a Jacqueline con sus ojos redondos y llenos de curiosidad, mientras ladeaba su cabeza a la espera de una respuesta.

—Yo, bien, gracias, ¿cómo te ha ido a ti? —Contestó Jacqueline, esbozando una sonrisa que le recorría el rostro.

—¡Yo excelente, inigualable! —Dijo Samila mientras daba pequeños saltitos. —Estuvo hermoso, estuve jugando videojuegos todo el día, y unas cuantas veces salí al cine.

—¡No me digas que es tu amiga de internet!

—Sí, es KillerQueen, vive cerca, no sé quién es, pero espero pronto conocerla en persona.

—¡Mira si es un secuestrador! —Dijo Jacqueline.

—¿Secuestrador?, ¿Para qué me querrían secuestrar? —Contestó Samila.

—¡Que se yo!, para hacerte cosas malvadas y secretas. Hay gente que le es placentero el sufrimiento ajeno.

—Eso sí. —Contestó Samila. —Conozco mucha gente así, en especial Celina, ha estado esclavizando a Helen durante todo el verano.

En ese momento pasó a su lado Celina, y tras ella Helen.

—¿Qué tal pequeña? —Preguntó Celina con ironía. —¿Acaso te has estado portando bien durante este verano?

—Yo sí, ¿qué tal ustedes?, ¿ya esclavizaste a Helen?

—Yo, aún no. —Replicó Celina entre carcajadas. —Es que es dura de roer.

—Entiendo.

—Entremos al salón. —Interrumpió Jackie. —Ya está el profesor.

Las chicas estaban entrando al salón.

—¿Sabes que no he dormido desde las 5 am? —Dijo Jacqueline. —Me gusta madrugar.

—Yo no he dormido desde la última vez que he despertado. —Contestó Samila. —Que fue hace unas horas.

—Tonta. —Dijo Celina.

Al rato otras dos chicas aparecieron, eran Katherine y Estefanía.

—¡Hola chicas! —Dijo Estefanía alegremente.

—¡Hola querida! —Dijo Samila a Estefanía. —Hola Katy. —Agrega y abraza a Katherine, esta correspondiendo.

—¿Entramos?, —Pregunta Jacqueline.

Dentro del salón había personas nuevas, y otras que ya habían estado el año anterior. El grupo de amigas había tomado asiento, listas para comenzar la clase.

—Bueno, pequeños. —Dijo un profesor, alto, robusto y de peinado corto, castaño—rubio. —Me llamo Harold Largo, ¡un gusto!

Jacqueline miraba al profesor mientras hablaba, tenía una voz un tanto simpaticona.

—Yo vengo en este momento a dar clases de Física, y si me cuelgo de vez en cuando, alguien venga a sacudirme por favor. —Dijo el profesor Harold.

Parte de la clase se echó a reír, otra parte se miraban las caras y soltaban pequeñas carcajadas. Jacqueline sonreía, mientras que Katherine se encontraba con la vista gacha, haciendo mamarrachos en un papel como siempre.

—¿Quieres a la salida vamos a tomar un café? —Dijo Estefanía, quien estaba a su lado.

Katherine asintió con la cabeza.

—No dejes que te aflija nada querida.

—Está bien. —Dijo Katherine mientras miraba a Estefanía, y esta le dio un abrazo.



3

Al concluir la clase, con el divertido profesor Harold, tocó una clase con la profesora "Mina Bellavista", una mujer de 25 años, de cabello morado, gafas de sol, y con falda larga, la cual entró derrochando belleza por doquier.

—Hola clase, soy Mina Bellavista, su profesora este año. —Dijo Mina y esbozó una sonrisa. Acto seguido, la profesora se sentó y agregó. —Cuando les conozca, aparte de una relación "Profesora—Alumnado", habrá una amistad.

En el salón se comenzó a oír gente murmurando.

—A ver pequeña, la que está acá al frente. —Dijo la profesora señalando a Jacqueline. —Borra el pizarrón.

Jacqueline se levantó tímidamente de su silla, fue caminando hasta el pizarrón, y la profesora le entregó el borrador.

—Es que me da pereza levantarme. —Dijo la profesora mientras se apoyaba contra el respaldo, con sus manos tras su cabeza y comenzaba a balancearse con la silla.

Jacqueline al terminar de borrar decidió sentarse. Mina parecía entusiasmada, con un vaso de plástico lleno de café, se dispuso a dar la clase.

—Gente, hoy hablaremos sobre la Oferta—Demanda. — Dijo Mina mientras cruzaba sus piernas.

La profesora comenzó a explicar sobre el tema, mientras el grupo atendía, parecía muy despreocupada, de hecho, si tuviera gafas, cabello oscuro, con puntas teñidas de rubia parecería Samila, aunque a Samila ya casi no se le notaban las puntas.

—Muy bien, les dejo esta fotocopia de tarea, vengan a buscarla a mi mesa, yo me quedaré aquí hasta que termine la clase. —Dijo Mina mientras comenzó a limarse las uñas.

—¡Profe! —Se escuchó en el fondo.

—Dime Mina, no me enojaré, cariño. —Contesta.

—M...Mina. —Repite la chica, era Aura. —No entendí el punto 2.

—Muy bien, ahí paso a ayudarte. —Dijo la mujer.

Jacqueline ya lo había terminado hace tiempo, al igual que Samila, así que se pusieron a conversar. Katherine no quería hacer nada, pero Estefanía la obligó a terminar.

Las chicas terminaron de hacer la tarea, automáticamente se la entregaron, y prosiguieron con la charla.

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