Estábamos caminando hacía un lugar que sólo él conocía, cada paso que daba era un lamento indiscutible a mi estúpida decisión de hacerle caso al "gran Tony".
- Esto es un asco ¿sabes? - solté un bufido - esta es la idea más estúpida que hayas podido tener.
- Lo que sucede, señorita Knightley, es que para ti todo lo que no tenga que ver con zapatillas y listones, es asqueroso, - sonrío con entusiasmo -.
- ¡No!, - dije en un susurro - lo que sucede es que eres demasiado cavernícola para mi gusto. - Sonreí -.
- ¡Já!, ¿ahora resulta que soy un cavernícola? Y lo dice la princesa de hielo ¿verdad?
- ¿Sabes? No tienes una idea de lo que me jode que me llames así, ¿cuándo vas a entenderlo?
- Tienes un humor tan cambiante que asusta. - Me sujetó de los hombros y con sus ojos abiertos cómo platos hizo una mueca de absoluto disgusto -.
- Y tú tienes una maldita cara de simio...que asusta. - giré sobre mis talones y le di la espalda - te odio.
- ¡Vaya! - sonrió - ¿es el mejor insulto que tienes?, me sorprende, cada vez vas mejorando Barbi.
- ¡Estúpido! - grité - eres un maldito estúpido.
- Niña consentida, eso es lo que eres.
- ¡¿Puedes callarte de una jodida vez?!
- Barbie, eres la cosa más maravillosa que me hubiese podi...
- ¡Qué te calles!, ¿no has escuchado acaso?
- ¡JODEEEER! - apretó los dientes e hizo una mueca de disgusto - eres demasiado complicada para mí, cuándo se te pase el maldito malgenio me buscas, ¿vale?
- No me interesa irte a buscar cómo un perro. ¡He llegado a mi límite!, Anthony sácame de aquí.
Era un estúpido y lo odiaba por ello, odiaba que pudiese tener la capacidad para alterarme de forma tan rápida que no tuviese tiempo de reaccionar, y odiaba que cuándo se le saliera del coño hacerme sentir la persona más especial del mundo lo lograra. Era fácil estar con él, era sencillo, podía ser yo y hablar de motos y basura sin sentirme objeto de burlas, podía ser tan femenina y sucia cómo quisiera y jamás sería juzgada.
- ¡Ven, vamos por aquí! - su voz me sacó de mis pensamientos - creo que por acá será interesante.
- Tony, juro que te voy a matar. No quiero tropezarme con una maldita araña o un murciélago, porque de lo contrario no sales vivo de esta. - Solté un bufido -.
- ¿Puedes esperar a que yo te lleve hacía una aventura fabulosa? Ya luego podrás matarme. - giñó un ojo y me hizo sentir estúpida -.
- ¿Una aventura fabulosa? - bufe burlonamente - lo más interesante que puede pasar por aquí es un gato y de verdad que es un riesgo bastante grande. Esto es una pocilga y dudo mucho que pueda haber vida aquí.
Barbie era una chica maravillosa, tenía una belleza inigualable y de verdad podría asegurarles que me volvía loco, su testarudez era tan atrayente para mí cómo si ella fuese metal y yo un imán, inevitablemente terminaríamos juntos por más que nos negáramos a ello.
Cuándo la conocí no pude evitar sentirme excitado, era una mujer indudablemente atractiva, y que nuestro primer encuentro fuese verla a ella semidesnuda mientras por su cuerpo goteaba agua, había sido lo más jodidamente bueno que me había sucedido, podría asegurarles, estaba jodido. Tenía un cuerpo de ensueño y una maravillosa sonrisa y su actitud de niña inocente era una maldita adicción.
Había decidido que un poco de aventura la sacaría de su horrible mundo cuadrado y la ayudaría a reírse con vehemencia y claramente yo lo estaba disfrutando; cada vez que posaba sus manos sobre algún barandal oxidado o encima de una mesa empolvada su cara era un poema, y su maravilloso grito de asco era música para mis oídos, en definitiva la estaba pasando genial y amaba que ella fuera quién me diera esa satisfacción.
Nos adentramos. El lugar cada vez se ponía más y más oscuro. "Una broma siempre se tomará con humor" dije para mí mismo, mientras me escabullía y la dejaba sola, pude escuchar su llamado.
- ¿Qué sucede? - asomé el rostro y quedé frente a ella.
- Nada, sólo que te estaba buscando, ¿podemos irnos ya? - me miró suplicando y sólo me delimité a negar con la cabeza -.
- Barbi, no seas pesada, no hemos recorrido ni la mitad de la casa...
- ¡Joder Tony!, realmente no quiero estar aquí. - Sus grandes ojos se abrieron como platos y pude ver su disgusto, parecía que quería matarme -.
- Calma princesa, ya todo mejorará...
- Anthony, de verdad, te juro que si vuelves a llamarme princesa tu futuro cómo futbolista no será nada más que el recuerdo de un sueño que no se pudo realizar por estar postrado ¡EN UNA MALDITA SILLA DE RUEDAS!
- ¡Qué ruda cariño!
- Cariño mis cojones. Necesito ir a clase de ballet en media hora y realmente no luzco lo suficientemente...
- Bárbara, basta, ¿si?, contigo siempre es una mierda asquerosa, nada para ti es suficiente y siempre estás buscando una excusa. Cualquier maldita cosa que haga por ti siempre resultará saliendo mal, siempre resultará siendo un completo y maldito asco.
- Anthony... no empieces ¿vale?, que yo no siempre jodo todo...
- Exacto no siempre, pero si la mayoría de veces. ¡joder!, sólo quería que lograras disiparte, que te distrajeras, pero lo único que escucho son quejas y gritos; "Anthony sácame de aquí", "Anthony te odio", "Anthony esto, Anthony lo otro". - imité su voz con un chillido casi exagerado - Basta ¿si?, que no siempre quiero estar buscando estar incomodándote...
- Aggg - me miró con una cara de perro arrepentido, que tuve que controlarme para no abrazarla - vale, lo siento, no era mi intención, es sólo qué... - se calló un segundo y me miró suplicando en silencio - Anthony, lo siento, de verdad, te voy a compensar que tuvieses que aguantar mis quejas, - sonrió con descaro - de verdad lamento que tengas que soportarme, compensaré que tus timpanos estén rotos - me guiñó un ojo y salió corriendo - Ahhh y por cierto, mi voz no es tan chillona.
Y se perdió en la oscuridad, sabía que no demoraría en salir gritando que había visto una araña, que me detestaba y que quería salir corriendo, bueno tal vez mis tímpanos tendrían que esperar.
- Uno, dos, - sonreí para mis adentros - dos y medio y - alargué la consonante lo más que pude - ¡tres!, - exclamé abriendo lo ojos y tampando mis oídos con mis dedos -.
- ¡Ahhhhhhhhhhhhhhh! - una delgada chica salió corriendo hacía mí - ¡Anthony!, te lo suplico, por favor vámonos, sé que prometí que resistiría pero de verdad no lo aguanto más, es demasiado para mí - chilló y arrugó los labios - ¡por favor!
- Barbi, ¿qué te ha asustado esta vez?
- Un...no sé, - dudó un segundo - realmente no lo sé, había algo ahí...me miraba, lo juro - sus ojos se abrieron como platos.
- ¡Vamos Barbie! ¿no estarás diciendo que aquí con nosotros hay alguien o sí? - la miré expectante, intentando imaginar lo que me iba a decir -.
- ¿Y si es un fantasma y estamos invadiendo su habitad natural?... joder, sería demasiado malo, los fantasmas son malos y... y...
- Barbara calmate, estoy seguro que no es nada...