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Jongin se detuvo para posar sus manos en las rodillas tratando inútilmente de recobrar las grandes cantidades de oxigeno que le hacían falta a sus cansados pulmones. Afortunadamente, su casa estaba cerca solo tenía que caminar un poco más y esta vez procurando fijarse en su camino, ya había tenido suficientes accidentes por un día.

El moreno no pudo evitar gruñir, frustrado. Admitía que el entumecimiento de sus piernas era su culpa. Después de todo había estado durmiendo en la clase de literatura de la profesora Kang no por que estuviera cansado, lo hacía por el bien de la salud de la profesora. Era un bien social que tenía que hacer para evitar enfurecer a la hormonal profesora.

Había estado observando con los ojos entrecerrados el escritorio jugando de vez en cuando con sus manos, aun no tenía claro en qué momento de la clase salto de su silla para recordar las tenebrosas palabras de su madre «Arregla el basurero de tu habitación» las palabras de la mujer habían estado sonado en su cabeza hasta que finalmente la clase había finalizado y el como el hijo obediente que era había salido corriendo de la clase tropezando con varias personas a su paso. Por supuesto, no se había detenido ni un segundo a disculparse.

Lo único que le importaba era llegar al estacionamiento en donde su preciada motocicleta lo estaría esperando...pero cuando llego al espacioso estacionamiento ¡oh sorpresa! Justo ese día Jongin había pensado que hacia un buen clima para caminar y por lo tanto la motocicleta estaba en casa. Desde ese momento todo había salido mal.

Había salido corriendo a toda velocidad del estacionamiento y nuevamente pero esta vez cabe destacar sin intenciones malignas, había tropezado con el director Park con el cual se excusó con un fugaz «Lo siento» y una reverencia un tanto extraña. Después de disculparse siguió corriendo hasta que finalmente una pequeña grada lo detuvo, había estampado su bonita cara en el pavimento y para acabar de empeorar la situación había tirado el jugo de algún tipo en la calle provocando que su planchada camisa blanca tuviera una horrorosa mancha marrón.

Jongin dejo de pensar en los desagradables hechos de su vida para seguir caminando con pasos cansados hasta la seguridad de su hogar en donde se permitiría gritar e insultar todo lo que no había podido.

—¿Por qué me tiene que pasar esto a mí?— Pregunto en un grito para seguidamente estampar su mochila contra la desordenada cama de su habitación —¿Por qué no al vecino? ¿¡Por qué yo!?

El moreno siguió insultando a cualquier persona que se cruzara en su mente mientras se recostaba al lado de su mochila. Estuvo unos largos minutos en la cama tratando de invocar su inexistente fuerza de voluntad. Había corrido kilómetros para arreglar su habitación, no podía simplemente quedarse tirado en la cama como tanto le gustaría.

—Que desastre...—Musito observando su reflejo en el espejo. El pantalón estaba roto en la rodilla gracias a la brusca caída. Su blanca camisa manchada de sudor y algún tipo de líquido extraño y para acabar de ajustar su pegajoso cabello. Sin duda había sido un pésimo lunes para Jongin.

Estuvo maldiciendo en todo el transcurso en el que estuvo limpiando cada pequeño espacio de su habitación. Finalmente cuando considero que la habitación estaba habitable observo con una extraña sensación de satisfacción su amplio cuarto el cual lucia como una exhibición.

El moreno quería seguir disfrutando de la vista, su habitación en completo orden era algo que no pasaba todos los meses. Sin embargo su cabello estaba empezando a ponerse duro y la sensación era demasiado molesta, Una ducha le vendría de maravilla.

—¿Quién es usted? Creo que nunca había visto a alguien tan guapo— Pregunto el moreno a su empapado reflejo mientras comenzaba a vestirse —Kim Jongin, para servirle

Profesor Do Kyungsoo/ KaisooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora