En algún momento de la noche desperté, mis manos sudaban y mi respiración se escuchaba agitada. Miré a mi alrededor con paranoia.
No había nada más en la habitación, solo eramos tú, yo y la oscuridad de la noche.
Acaricié tu cabello para calmar mis miedos, tú no hiciste nada más que quejarte en sueños.
-Tu jamás me harías algo como eso... -Susurré, rompiendo el silencio para mi mismo. -Tú nunca podrías hacerme eso. -Continué intentando convencerme.
De repente yo solo me detuve, alejé mi mano y me acosté a tu lado otra vez. Intenté dormir de nuevo, tal vez te podrías reír conmigo sobre esto, sobre lo absurdo de mi sueño, sobre lo tonto e irreal que era.
A la mañana siguiente me acerqué a ti, era un 10 de abril; el sol entraba cálido por nuestra ventana, estabas en uno de los asientos de nuestra mesa para cuatro personas.
Diste un gran sorbo a tu café mientras mi cuerpo se acercaba al tuyo.
-Ayer tuve una pesadilla. -Tú al escuchar eso te pusiste ligeramente pálido y alzaste tu rostro para fingir que podías verme. -En ella, tú me asesinabas. -Soltaste una pequeña risa al escuchar eso, una risa que parecía querer ocultarme algo.
-Yo jamás te haría algo como eso. -Me diste una sonrisa después de decir eso, tu sonrisa intentaba hacerme sentir aliviado pero por alguna razón... Yo no sentía nada.
-Me hace feliz escuchar eso. -Mentí, quedándome quieto justo frente a ti.
-Pronto será tu cumpleaños. -Soltaste de repente, cortando el silencio que se había hecho presente hacia un momento.
-Sí, así es.
-Lo siento. -Te disculpaste, yo no entendí el porqué.
-¿por qué te disculpas?
-Tu cuerpo fue encontrado hace casi un mes...
-¿Qué?
-...Llevas muerto dos años -Continuaste sin prestarme atención. -¿Por qué siempre apareces antes de tu cumpleaños?
-No te entiendo.
-¿Por qué no puedo dejar de sentir tu presencia en Abril?
-Ryo, ¿de qué estás hablando? ¡Estás asustandome, detente!
-Teruki, estás muerto.
Me quedé en silencio, incrédulo; estuve así durante un largo rato y entonces empecé a notarlo.
-Ryo, ¿dónde estamos?
No respondiste.
-Ryo, esta no es mi casa.
Tu silencio se mantuvo.
-¡Ryo, ¿dónde estoy?! ¡Quiero irme a casa!
-Felices dieciocho, Teruki.
-¿De qué hablas? ¡Apenas cumpliré dieciséis esta semana! -Estaba cansado en este punto, estaba enojado y confundido. Mi voz se alzaba sin que me diera cuenta y chocaba contra las paredes.
-Teru, lamento no haberte amado como lo merecías.
-Ryo, por favor, esta broma no es graciosa.
-Teruki, llevas muerto dos años, yo mismo te maté.
Iba a abrir mi boca para gritarte de nuevo pero entonces llegaron recuerdos a mi cabeza, tantos que ahora me estaban imposibilitando el pensar en algo más. Mis ojos se llenaron de lágrimas, dirigí mi mirada al suelo y no encontré pies que sostuvieran mi cuerpo.
-Teruki, en serio lo siento.
¿Yo realmente morí?