CAPÍTULO 1

8 0 0
                                    

No estoy preparada 

No estaba preparada, pero al tatuador eso le daba igual. En cuanto la aguja tocó mi espalda desnuda mi mano se aferró a lo que mas cerca tenía. Una pálida y fría como el hielo, al igual que su corazón. La mano de mi hermano Nichole Cann. Levanto como puedo la cabeza, sin moverme mucho para no molestar al tatuador y fijo mis ojos en los de mi hermano, unos marrones comunes de toda la vida. Aunque no le consideraba nada común. No consideraba a mi familia común.Nadie lo hacía. Tenían muchos adjetivos para nosotros, raros, malos, rebeldes, controladores... pero extremadamente ¿atractivos?, pero nunca comunes , al menos eso era lo que se oía siempre. Insultaban muestra mente, pero adoraban nuestro cuerpo. 

No sabía decir si había más alagos o insultos, si mentiras o verdades a medias. 

El señor Cann ha hecho desaparecer a su enemigo, el que quería quitarle el puesto de trabajo. 

La señora Cann, una vez, mordió a una pobre señora que quería quitarle el vestido en una tienda.

Calin Cann, cortó con su novia porque ella miró a su hermano Nichole dos veces seguidas.

Nichole Cann, no juega al fútbol porque le clavaron un cuchillo en la pierna derecha.

Andreys Cann, casi mata a puñetazos por no dejarle ganar al pocker. 

Daniell Cann, internó a una amiga suya en el hospital porque la amiga quería con su hermano. 

Mentiras y más mentiras. 

Ninguno sabía exactamente quien o quienes inventaban todas estas cosas sobre nosotros. No sabíamos si lo hacían por diversión, por admiración, por jodernos o simplemente eran bulos que la gente decía para que nadie se metiera con nosotros. Porque, mi padre no hizo 'desaparecer a ese hombre', solo le pagó para que se fuera. Mi madre no mordió porque querían 'robarle un vestido', mordió, porque alguien quería matarla. Mi hermano, Calin, no cortó con Miriam, porque 'miró a mi otro hermano', lo hizo porque ella lo engañaba. Nichole, juega al tenis porque de pequeño se cayó de la bici. Andreys, no 'mata a puñetazos' casi, lo matan a puñetazos. Yo, no interne a nadie en el hospital porque le gustaba mi hermano, me defendí porque me amenazaron a muerte. 

No voy a decirte que somos angelitos. 

Mi familia tiene trapos sucios, trapos tan sucios que podría estar meses lavándolos, y aún así no se quitaría la suciedad. Pero no hacemos nada solo por diversión. Llámanos calculadores, pero solo pensamos las cosas tres veces antes de decirlo, para que en un futuro no nos afecte aquello que dijimos. Siempre lo hablamos todo en familia, menos los trapos sucios, sucios, los más sucios, ahí yo no estoy metida y  fue mi decisión no saber nada de ellos. Sabía que existía, pero no quería saber de que se trataba. Y lo aceptaron. Si uno no está de acuerdo se cambian las cosas para que todos coincidamos, y luego no venga nadie a decir, 'te lo dije' o 'os lo dije'.  

Pero no es confundáis, no todo es paz y camino de rosas. Entre nosotros también hay cosas malas, aunque siempre procuramos parecer unidos y bien, porque, si nos ven unidos nunca perderemos. 

Me pierdo en mi mente, y cuando quiero darme cuenta el dolor punzante de mi espalda ha cesado. Abro los ojos y me dispongo a darme la vuelta, pero unas manos grandes, firmes y cálidas me sujetan rápidamente, impidiendo darme la vuelta.

- Si haces eso, lo más seguro, es que tu espalda queme. Déjame colocarte la venda y procura no tumbarte boca arriba, por lo menos esta noche. Fue un tatuaje bastante grande para ti.- Busco la voz que me esta hablando y cuando lo encuentro asiento a modo de aprobación. Podría decir algo con lo de 'un tatuaje demasiado grande para ti' pero como estoy algo aturdida por la pedazo siesta, me callo, quedándome tal cual estaba hace cinco minutos. Además era amigo de la familia, él nos había hecho todos los tatuajes. Este era mi primer tatuaje a decir vedad, y me lo imaginaba más doloroso. Mis hermanos me habían estado metiendo miedo desde que tengo memoria.

'Duele que flipas'

' Yo la primera noche no puede dormir'

'Yo casi ni me levanto de la camilla'

Hijos de puta, pedazo de mentirosos. 

Ellos tenían el mismo que yo, y al igual que mi padre. Era una...llamemoslo 'tradición' en nuestra familia hacernos este tatuaje, que recorría lo largo de la columna vertebral, ocupando casi toda la espalda. Era un conjunto de letras extrañas, formas y símbolos, que empezaba en la nuca, con, en mi caso y en el de mis hermanos cuatro círculos unidos entre sí, representando que somos cuatro hermanos. Si hubiéramos sido tres hermanos, tres círculos, y así sucesivamente. Pero, solo podían hacérselo los de sangre, por eso, mi madre no podía tenerlo, aunque quisiese. Puede sonar raro, pero es así. Si eres de sangre Cann, y no lo llevas, es porque no te quieren en la familia, o tú no quieres a la familia. 

Me levanto de la camilla de tatuar, sin que se me vea ni se me salgan las tetas, y con una sola mirada ordeno que los dos chicos que hay en la habitación me dejen sola. 

Oigo el tono de llamada de mi hermano y el 'Dime' firme que sale de sus labios finos. Será papá, querrá saber como ha ido la cosa. 

Me pongo la camiseta y salgo de la habitación a una sala totalmente negra decorada con posters y busco a mi hermano en ella. Con un 'Bien, ya vamos' se despide de la persona que está al otro lado de la línea y se tensa. No mueve ni un musculo, se queda ahí, mirándome muy seriamente. La duda me carcome, y cuando me dispongo a preguntar, él suelta un conjunto de palabras que me hacen dejar caerme al suelo al instante, pero unos brazos cálidos me pillan antes de derrumbarme. Un dolor, se me instala en el pecho y miro con ojos lagrimosos a los ojos brillantes y húmedos de mi hermano. 

No puede ser...







Dedos cruzados.#1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora