Los escritos de Daniel

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  Hace muchísimo tiempo, el clima de la tierra era muy caluroso, porque el único brujo que existía era el poderoso Verano. Pasaron años hasta que apareció un rival para él. Ese rival, era otro brujo llamado poderoso Invierno.

  En busca de ganarle al otro, Verano tomó una pequeña niña y la educó como una bruja igual de poderosa que él. Primavera, la llamó.

  Para su victoria, el poderoso Invierno buscó a un niño y le enseñó sus mágicos poderes y como hacer pociones. Se convirtió en un brujo tan poderoso como su maestro. Su nombre era Otoño.

  Verano vivía junto a la niña en una casa en medio del desierto más caluroso conocido. Invierno, habitaba una casa en la cima de la montaña más alta, cubierta totalmente por la nieve con el niño.

  Un día, en que no hacía ni mucho calor ni mucho frío, acordaron reunirse en un pequeño pueblo. Una vez allí, se enfrentaron frente a los ojos de Primavera y Otoño, que ya tenían quince años.

  La pelea comenzó a irse de sus manos. El clima sobre ellos pasaba de caluroso a helado y de helado a caluroso. Las flores se asomaban y se ocultaban y la gente se ponía y se quitaba el abrigo. Primavera, asustada, hizo salir de la tierra unas gruesas enredaderas que tomó a cada uno.

  -¡Basta! -gritó Otoño -¿no podemos llegar a un acuerdo? -

  Los mayores aceptaron y dividieron el mundo en dos, Norte y Sur, mientras Invierno u Otoño estaban en una parte, Verano y Primavera estarían en la otra, creando así el orden de las cuatro estaciones.