Capítulo 3. Noche de Diversión

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Era Micahel....

Intrepidamente se metió a la ducha conmigo, estuvimos unos minutos y después salimos.

Michael se quedó en boxers y se recostó en la cama sin playera. Este era mi momento para sorprenderlo. Así que me cambié, me puse una braguita  muy atrevida en color rojo y un bra del mismo color. Arregle un poco mi cabello y le di a mis labios un toque rojizo para verme aún más deseable.

Salí, y Michael volteó y me miró sorprendido y con mucho deseo, sus ojos reflejaban lo intrépido que era.

Me acerqué más a él y se levantó, me tomó de la cintura y pegó su cuerpo al mío, comenzó a besarme y acariciar cada parte de mi cuerpo, me dió una vuelta y me tiró a la cama, comenzó a besarme más y más, yo solo sentía su miembro rozando mi parte íntima y eso me hacía querer más de él. Hasta que me atreví y le dije:

-Michael quiero más de ti-  dije con mi acelerada respiración.

-¿Segura princesa?-

-Si, hazme tuya-

Sinceramente quería que me hiciera suya, después de todo habíamos hecho las cosas bien, y era un momento especial para ambos.

Michael me quitó la poca ropa que traía y sacó su miembro e hizo lo que le pedí, aunque yo sabía que él moría por hacerlo, lo hizo con mucho cuidado, y se preocupaba por mí, por que me sintiera bien.

Al principio me dolía pero era normal, poco a poco ya no dolía tanto hasta que ya pude disfrutarlo un poco más. Ya lo estábamos disfrutando al Máximo.

Incluso me atreví a montarme arriba de Micahel y la verdad esa posición me había encantado.

Seguimos ahí hasta que ambos llegamos a nuestro más alto punto de placer y terminamos.

Me recosté en el pecho de Michael y escuchando nuestras respiraciones tan aceleradas, solo nos reímos.

-Te amo- me susurró Micahel.

-Yo te amo más- le dije, mostrándole una sonrisa

Estaba muy feliz con él, me llenaba en todos los aspectos. Era perfecto.

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*Michael*

Bonnie me volvía loco. Estaba tan enamorado de ella, esa noche la miré con tanto deseo, disfruté hacer todo eso con ella. Cada parte de su cuerpo encendía todo de mí.

Terminamos y Bonnie se acostó en mi pecho, se miraba tan sexy pero a la vez tierna. Era hermosa.

Charlamos un par de horas, hasta que Bonnie se quedó dormida como siempre. La acerque más a mi, y la abracé, apague la única lámpara que estaba encendida en la habitación y me quedé dormido también.

Por fin era solo mía, y la cuidaría para siempre.

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