¿Quién diría que de la intromisión de Chad saldría algo bueno?
Y aunque ninguno lo supiera, esa no sería la última vez en el día que una mala situación termina con un final feliz.
...
Desde su asiento, irritado por tener clases tan temprano en la mañana, Harry Hook vió como el rey de los sapos de aquel lugar dejaba a su "novio" en la puerta del salón. Girando los ojo, desvía su mirada. La pareja prácticamente desprendían cualquier cosa brillante, estúpidamente rosa y cursi que pudiera existir.
Usualmente se divierte molestando a cada uno por separado, ya que juntos eran prácticamente ignorantes de todo a su alrededor, pero esa mañana estaba de un especial mal humor. Había arruinado las cosas con Uma y no quería ni mirarlo; el asunto era realmente grave o Harry, que todo lo toma en broma, no estaría tan serio.
—Nos vemos más tarde. —se despide la pareja con un beso. Todo es tan romántico que parece cuento de hadas. Entonces el enfado de Harry le hace pensar en algo realmente descabellado, cruel y sin sentido (aún más de lo que ya naturalmente y en todos sus cabales piensa).
¿Qué le da derecho a Carlos, un chico de la isla, tener una historia de cuento de hadas? ¿Eso no era sólo para presumidas y caprichosas princesitas y débiles y arrogantes príncipes? Él no era ninguno de los dos y si Harry no podía tener la propia ¿Por qué él si?
Con malicia, un plan se comienza a formar en la cabeza del hijo del pirata. Ya sabía como mejorar su día.
....
Como la mayoría era conocedora, el rey Ben poseía este pequeño problema que al parecer toda pareja tenia; celos. Por los pasillos había escuchado como intimidó a Gil por estar de pegoste sobre Carlos y como casi hace llorar a Jane por un mal entendido.
Harry intentaría arruinar la actual y más "perfecta" relación de Auradon. Utilizaría los celos de Ben, le llevaría al límite y le haría terminar con Carlos.
Obviamente no podía ir directo por la corona, debía atacar primero a la presa más débil y eso era ni más ni menos que De Vil.
—Carlos. —cantó suavemente cuando se topó con el chico en uno de los pasillos.
—¿Qué quieres, Harry? —preguntó el peli-blanco con agriedad. Aunque el hijo de Garfio había decidió tomar el camino correcto y pasarse al lado de los buenos, seguía siendo la misma rata tramposa y malvada de siempre. O así lo seguía viendo Carlos, que aún después de todo, seguía siendo el objetivo favorito de las bromas del pirata.
—Uuh ¿Por qué tan agresivo? —preguntó Harry con falso interés. —¿Tal vez hay problemas en el paraíso? —intentó atacar.
—¿Estamos hablando ahora de ti? —contraatacó el más bajo comenzando a caminar hacia donde siempre esperaba a Ben. Las clases de ese día habían acabado y estaba listo para pasar el resto con su novio; sus amigos tenían sus propio planes después de todo. —Escuché que Uma al fin se cansó de ti y te lanzó del barco. —No pudo evitar agregar con burla, cosa que realmente hizo enojar al chico de ojos extremadamente claros.
Con una risa falsa, Harry dice: —Que divertido, dulzura, pero ¿Y qué si es así? —se acercó deteniéndose a un lado de Carlos en una de las tantas salidas del castillo; exactamente en la que daba al comedor exterior y el campo de Tourney.
—Primero, no me digas "dulzura". Y segundo, no podría importarme menos.
—¿Qué tal si uso otro apodo? —se burló el pirata pasando su brazo por los hombros de Carlos para acercarlo en un intento de abrazo. —¿Y qué tal si te dijera que ahora busco carne fresca? —susurra luego en su oído habiéndose inclinado un poco sobre él.