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Solar POV;
 

 
Solté jadeo tras jadeo mientras sentía como gotas de sangre salían de mi nariz. Se me hacía difícil mantener los ojos abiertos y mis latidos estaban descontrolados. Tuve el impulso de mover mis manos, pero no pude pues tenía mis piernas y brazos atados a la silla en la que estaba sentada.
Noté como el hombre calvo que me acababa de golpear varias veces seguidas acercó su asquerosa cara a la mía, con esa mirada que creía que lo hacía ver superior. Lo que no sabía es que en realidad le hacía parecer un niño pequeño que cree que acaba de ganar una discusión estúpida.

—¿Y tus secuaces, señorita Solar?— Dijo, haciendo que su voz hiciera eco en toda la habitación. —Quizás finalmente se dieron cuenta de fue una mala idea meterse con mis chicos y de lo débil que eres.

Y sin dejarlo terminar correctamente, escupí la sangre que tenía en mi boca. Sonreí de lado al ver que se alejó de mi inmediatamente intentando limpiar su asquerosa cara.

Maldita perra...— Soltó mientras uno de los cinco chicos que estaban ahí le ofreció un pañuelo para limpiar la cara del mayor.

Ryū, un líder Yakuza que había llegado a Corea hace ya varios años. Lo suyo era estafar, hacer tráfico tanto de mujeres como de niños y de drogas. Él no era quien manejaba la totalidad de ese negocio, por supuesto que había alguien más grande y poderoso detrás de él, pero por el momento solo tenía planeado arreglar las cosas con Ryū, no con su jefe.

Mi grupo no es uno santo, no lo íbamos a castigar por todo lo malo que había hecho, solo lo íbamos a castigar por una cosa: Le robó dinero al jefe, y eso es imperdonable.

Una vez que pudo quitar gran parte del líquido rojo de su cara, soltó una carcajada. Estaba notablemente molesto.

Si crees que esto va a evitar que te venda barata a uno de mis socios, estás equivocada. Estoy seguro de que serás un buen juguete con ese cuerpo y esa carita de ángel--

Pronto se vio interrumpido por un ruido proveniente de la puerta. Alguien tocó un par de veces, lo cual llamó la atención de todos en esa habitación oscura, incluyéndome.
Ryū miró con molestia a sus subordinados, y con una seña de su mano le indicó a uno que hablara, pero no pudo alzar la voz pues la persona que tocó la puerta habló primero.

Disculpe, hace un rato nos llamaron y pidieron una pizza con doble queso. ¿Hay alguien aquí?— Todos se miraron extrañados. El calvo soltó un suspiro y asintió con la cabeza un par de veces, indicando que abrieran la puerta.

El chico que estaba más cerca de la puerta la abrió, pero pronto se escuchó un golpe, y siguiente, el cuerpo sin vida del joven cayó hacia atrás.
Todos los sujetos miraron como el cuerpo caía en cámara lenta, sin saber cómo reaccionar. Yo supe inmediatamente de lo que se trataba.

¿Quién pidió la pizza? Tenemos prisa y queremos nuestro dinero.— La chica de cabellos púrpuras dejó descansar el bate de baseball en su hombro derecho con el cual terminó con la vida del hombre, hablando con un tono serio y a la vez sereno.

Byul-yi, conocida por el apodo de Moonbyul... ¿Cómo sabía que me encontraba aquí? Les había dicho que intentaría negociar con este cretino y que no me siguieran para que él no se sintiera más amenazado.
Pero, de igual forma, me siento aliviada de su presencia.

Fruncí mi entrecejo de pronto cuando noté que uno de los tipos sacó una navaja, dispuesto a acabar con la vida de la más joven, la cual solo se movió unos pasos a la izquierda para dejar que mi siguiente subordinada terminara rápido con el trabajo.
Hyejin, usando una katana que yo nunca había visto antes, hizo que la cabeza del individuo rodara hasta llegar a los pies de otro.

Luces SubterráneasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora