II (Primera parte)

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Hwasa POV;
 

 
Intenté gritar, pero la mano del mayor cubría mi boca y parte de mi nariz, haciendo que respirar fuera algo casi imposible.
El dolor se expandía por todo mi cuerpo, era punzante e insoportable. Las lágrimas no dejaban de caer de mis ojos, recorriendo mi cara y aquella mano, hasta llegar al suelo.

De pronto, me vi en una habitación oscura. El dolor seguía ahí, y ésta vez era más fuerte.
Me abracé a mi misma mientras todo mi cuerpo se retorcía en un intento desesperado de detener aquella tortura, pero era inútil. Nuevamente intenté gritar, y ésta vez lo logré.
Solté un grito desgarrador. Un llanto de ayuda, lleno de tristeza y dolor, pero lo único que recibí de vuelta fue el eco de mi voz en la habitación. No importaba cuánto gritara, llorara y golpeara las paredes, nadie me socorría.

Y entonces, silencio.

Abrí mis ojos llenos de lágrimas, con la respiración agitada. Miré a mi alrededor aterrada, encontrándome con mis compañeras dormidas. A un lado mío, Wheein roncaba abrazada de una almohada.

Me senté intentando no despertarla, poniendo mi mano derecha en mi frente.
Las pesadillas no parecían parar ni siquiera con el alcohol o al estar acompañada. Era frustrante.
Aunque, más que pesadillas, eran recuerdos que siempre he intentado enterrar en lo más profundo de mi corazón. Recuerdos de mi niñez, un pasado doloroso y a la vez vergonzoso.

Solté un suspiro, con la mirada fija en el suelo de la habitación.
La noche anterior celebramos nuestro día libre con alcohol y karaoke cuando Yongsun nos invitó a su departamento para seguir bebiendo y disfrutando, pero cuando nos relajamos por unos segundos, nos quedamos dormidas en la sala.
Por mi parte, me dormí en el suelo junto con Wheein, Byul-yi estaba al borde de caerse del sofá y Yongsun... ¿Dónde estaba?

De un momento a otro, la rubia entró a la sala golpeando un sartén con una cuchara de palo mientras cantaba violentamente una canción que yo no conocía.
Todas saltamos en nuestro lugar al escuchar aquel ruido. Wheein soltó un grito y Byul terminó de caerse del sofá. Personalmente, solo cerré mis ojos por un momento con el ceño fruncido. En sí ya me dolía la cabeza, y el hecho de que la mayor haya pensado que despertarnos de una manera tan "alegre" era una buena idea, me transtornaba un poco.

¡Unnie! ¡Cállate!— Exclamó la de cabellos azules ahora de pie tapándose los oídos. Yong solo siguió cantando con más pasión. Al parecer era una canción para niños. Wheein soltó un suspiro pesado. —Byul unnie, ¡Haz algo!

La nombrada estaba en el suelo todavía, tapando sus oídos mientras se quejaba al igual que Wheein.

¿En serio crees que pueda hacer algo para detenerla?— Dijo finalmente, rendida sin siquiera intentarlo.
Yong, por su parte, comenzó a hacer un one-woman show, ignorando lo desesperadas que estábamos.

¡Vamos chicas, ésta canción es buena para ejercitar los músculos luego de despertar!— Vociferó mientras daba una vuelta en su lugar. —¡Ahora! ¡Cabeza, hombros, rodillas, pies, rodillas, pies!— Hizo la coreografía esperando que la imitáramos.

Cuando terminó y se dió cuenta de que la mirábamos con disgusto, comenzó a llorar falsamente.

—Unnie, no deberías despertarnos así. Casi nos da un infarto.— Dije poniéndome de pie al lado de Wheein, quien ahora masajeaba su cien con ambas manos. Byul seguía en el suelo, solo que ahora con una pose casual. —Sería gracioso morir porque tu estabas cantando... O gritando. No estoy segura.

Todas rieron.
La mayor pronto se aclaró la garganta mientras dejaba los utensilios de cocina en la mesa de centro. Le prestamos atención.

Solo las quise despertar de una manera alegre porque hoy será un día algo estresante.— No entendíamos de qué hablaba. —El jefe me llamó hace un rato, diciendo que nos teníamos que reunir con él hoy porque nos va a enviar a un lugar y quiere charlar con nosotras antes.

Luces SubterráneasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora