SIETE

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Kassia se quitó los zapatos para meter los pies en el pequeño riachuelo que atravesaba una zona del bosque. Se había revisado entera para descubrir si estaba igual que la última vez que había tenido forma física. Todo le pareció bastante normal. Incluso se hizo una herida para ver si corría sangre por sus venas. La resistencia de su piel estaba un poco por encima si la comparaba con un humano convencional, pero por debajo si se enfrentaba a la de un metamorfo.

El crujido de ramas que estaban cerca la hizo mirar hacia atrás. Una bestia de grandes dimensiones la estaba acechando, pero a ella no le importó. Se sentía realmente segura en el bosque.

-Ya puedes salir, no es un secreto que me estás espiando -comentó mientras arrojaba pequeñas piedras al lecho del riachuelo.

Un lobo de gran tamaño y pelaje negro se acercó con cautela.

-Vine aquí porque sabía que tarde o temprano aparecerías -comentó ella, mirando fijamente al metamorfo-. Nos harías un enorme favor si me dejas hablar contigo fuera de fase.

Además de no confiar en ella, Sam no tenía ropa escondida cerca.

-¿Te parece si me desnudo para que estemos en las mismas condiciones? -propuso con amabilidad.

El lobo simplemente se alejó para regresar en su forma humana, cubriéndose con hojas de árboles hasta que se sentó a su lado.

-¿Por qué tu voz me suena familiar? ¿Y cómo sabes de mi existencia? -Uley fue directo con sus preguntas, la observó de forma de que ella entendiera que no le quedaba más salida que recibir la verdad.

-Te lo diré todo, tranquilo. Antes de responder, ten en cuenta que puedo leer tu mente.

Sam hizo una mueca. No le agradó mostrarse tan expuesto ante una desconocida.

-Entonces puedes comenzar.

Kassia se presentó oficialmente, revelando su identidad así como el motivo de su presencia allí. Sam estaba aprendiendo a lidiar con sus cambios de humor y también intentaba ayudar lo máximo posible a Jared. Ella fue extremadamente clara al hablar de la amenaza de los tres vampiros nómadas. También se tomó el tiempo para aclarar que la prueba de que los Cullen no eran una amenaza estaba en que él no hubiese entrado en fase mucho tiempo antes.

Él se rehusó a aceptar que algún vampiro podía no ser el monstruo de todas las leyendas de la tribu, pero prometió pensarlo detenidamente. Después de todo, la historia del tratado existía solo porque uno de los antiguos jefes se había dado cuenta de que esa familia de fríos era diferente.

El sol comenzó a esconderse, entonces Sam sintió la necesidad de ir a recorrer el territorio, dejándola sola. Kassia se sintió más tranquila al haber aclarado todos sus puntos con el líder de la manada. Caminó unos minutos entre la espesa naturaleza. Todavía no estaba acostumbrada a su nueva forma, así que resintió todo el cansancio del día de golpe. Sin pensarlo mucho, se acurrucó entre las raíces de un árbol, cerró los ojos y se sumergió en el mundo de los sueños.

Kassia se removió con pereza sobre el suave colchón. Gimió levemente abrazando un poco la almohada sobre la cual reposaba su cabeza. Planeó dormir mucho más hasta que se percató de que no sabía dónde estaba. Abrió un ojo encontrándose con una pared de color ocre. Volvió a cerrar el ojo.

-Tienes suerte de que Sam no haya acabado contigo porque estoy segura de que violaste la línea del tratado -musitó contra la almohada.

-Estabas dormida. Pudiste caminar sonámbula y atravesar la línea -habló Edward, sentado en el diván que estaba junto a la ventana.

-No olvides que puedo leer la mente.

-No olvides que yo también puedo hacerlo. Aunque no funcione contigo, tengo práctica en ocultar pensamientos.

Amantes Trágicos |Edward Cullen |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora