Capitulo 1.

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Estoy en la tierna edad de los diecisiete años, o mejor dicho, en la pequeña celebración de mis diecisiete años.

Es una celebración mezclada con un poco de tristeza, nostalgia, alegría, y muchos sentimientos que sigo descubriendo a lo largo del día. Mañana por la mañana nos mudaremos con mi familia a Italia nuevamente.

Los últimos nueve años los he vivido en Argentina, he construido desde cero una vida que mañana será destruida repentinamente. Entiendo las circunstancias, allí un trabajo fijo espera a mi madre, una casa hermosa abre sus puertas para nuestra familia, es una oportunidad que mi madre deseó y esperó por mucho tiempo.

Pero en el proceso debo de abandonar a Abby, mi mejor amiga. La que cada día me guiña el ojo cuando pasa el chico que le gusta, la que ríe a carcajadas con chistes que no tienen nada de gracia, mi mejor amiga, a la que puedo darle un fuerte abrazo cada día, por que estamos aquí. Pero mañana ya no estaré, y tampoco estará su abrazo. Mañana abandono a Abby, a mi novio, a los que son mi familia.

-¿Vanna? ¿Estás dentro?-Mi madre golpeó la puerta del baño y me sacó de mis pensamientos.

-Sí, sí. Dame un minuto.

-Date prisa, los chicos te están esperando.

Miré mi reflejo una última vez antes de salir, me repetí que todo estaría bien, me sonreí a mi misma y abrí la puerta.

En la sala me estaba esperando Abby, cuando me vio corrió hacia mí para abrazarme como si fuese el fin del mundo, enredando sus piernas en mi cintura y casi desplomandonos en el intento.

-¡FELICES DIECISIETE AÑOS! TE AMO SOS LO MEJOR QUE TENGO EN EL PLANETA, BOLUDA.

-ESPERÁ. Ya nos vimos y en cada receso desde las ocho de la mañana haces lo mismo. DEJA DE SALTAR. VAS A MATARNOS.

Durante un segundo nos miramos a los ojos, serias, y hasta con una pizca de tristeza. Pero para el segundo siguiente ambas largamos una carcajada, reímos hasta el límite de llorar, solo nosotras. Mientras que Fran nos miraba, atónito, sin entender la situación, junto a Jorge y Emmanuel.

Ellos siempre están ahí, y siempre tienen la misma mirada, por que nunca logran entender nuestros ataques de risa, de llanto, de enojo, nosotras tenemos nuestro propio mundo, solo espero que nunca llegue a su final.

-Chicas paren, no entendemos nada.-Pronunció Jorge confuso.

-Al menos expliquen cual es el chiste.-Dijo Emmanuel, y fue lo que nos causo mas risa, provocando una nueva explosión de carcajadas en la sala.

Al paso de unos minutos logramos volver a la normalidad, aunque nos seguía haciendo gracia el hecho de que no exista siquiera un chiste.

Todos ya tenían claro que era mi última noche en el país, por lo que nos quedamos toda la noche despiertos en la sala donde vivimos tantos momentos inolvidables.

-¿Se acuerdan de la primera vez que nos vimos? No nos podíamos tener cerca, éramos los seres con más odio dentro de su cuerpo en toda la historia.- Mencionó Fran con cierta nostalgia y risa, haciéndonos viajar a todos hacia ese momento.

-SÍ.- Emmanuel lo siguió.- Vanna era la nueva de la clase, llegó de la nada a la mitad del curso y nadie entendía por qué. Todos soñábamos que era una engreída y le hacíamos la vida SUPER IMPOSIBLE.

-Además teníamos OCHO, NUEVE AÑOS. No sé que nos pasaba.- Agregó Abby entre risas.

-Me acuerdo que el primer día me parecieron un grupito muy unido además de amable, y cuando llegué a acá, a casa, le dije a mamá "Má, ya tengo amigos, este lugar es muy lindo". Y al otro día los hijos de puta me habían robado el almuerzo y roto la tarea.

Las huellas de tu partida.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora