Capítulo 4. En tu juego yo me perderé.
Muy temprano, a Genzo lo despertó una inesperada llamada telefónica. De inicio, él creyó que estaba hablándole Shuichi para informarle que ya habían capturado al responsable del fraude y que las cosas habían vuelto a la normalidad, pero se equivocaba: la que llamaba no era otra que Elieth.
– ¿Qué hay, Peque? –contestó él, aún adormilado. A sus pies, Tenshi dormía hecho un ovillo.
– ¡Feliz cumpleaños! –gritó ella, a través del teléfono–. ¡Ya eres un año más viejo!
– ¿Qué? ¡Ah! ¿Es hoy? –cuestionó Genzo, confundido.
Con el lío del fraude y su pelea por sobrevivir, Wakabayashi había perdido la noción del tiempo y no se había dado cuenta de que ese día era 7 de diciembre, el día de su cumpleaños. Se incorporó en la cama y se frotó los ojos mientras Elieth le cantaba una canción francesa de cumpleaños. Era curioso, pero aunque definitivamente Genzo nunca pensó llegar a los treinta años despertando en una habitación que no era la suya, con un gato por mascota y cargando serios problemas financieros, él se sintió más feliz de lo que se había sentido en mucho tiempo y sabía que alguien estaba influyendo en esa nueva emoción.
– Lamento mucho en verdad el no poder estar allá –dijo Elieth, cuando terminó de cantar–. Mi idea era estar de regreso ayer y prepararte tu fiesta sorpresa de cumpleaños para hoy.
– ¿La que haces todos los años y que por tanto ya no es una sorpresa? –se burló Wakabayashi.
– Esa misma –replicó ella, sin inmutarse–. Pero no he podido salir de Dubái por culpa de... un pequeño inconveniente.
– ¿Un pequeño inconveniente? –Genzo se sorprendió–. ¿De qué hablas?
– De nada importante –aseguró Elieth, aunque Wakabayashi sabía que mentía.
– ¿Estás segura? –insistió el portero–. Me asombra que haya algún inconveniente que no permita que la hija de un embajador francés salga de algún lado, considerando que tienes libre acceso diplomático.
– ¡Ni preguntes! Ya luego te contaré –respondió la francesa, enojada–. ¡Odio Dubái!
– No entiendo –confesó Genzo, perplejo.
– No importa. –Elieth se recompuso y volvió a hablar de manera tranquila–. De verdad espero que pases un increíble cumpleaños y no te preocupes, que en cuanto vuelva a poner un pie en Alemania lo primero que haré será organizarte una celebración como te mereces. Por cierto, Karl está libre ahora así que le pasaré el teléfono para que te felicite.
– ¿Qué tal, Wakabayashi? –habló Karl Heinz Schneider, tras unos ruidos que indicaron que el teléfono había cambiado de manos–. Wie geht's dem Geburtstagskind? (¿Cómo está el cumpleañero?) Ya eres un año más viejo, ¡espero que eso no signifique que pronto tendré que comenzar a buscar otro portero, con lo que me costó llevarte al Bayern!
– Es más fácil que te retires tú primero a que lo haga yo, Schneider –replicó Genzo, de inmediato.
– No, si te sigues lesionando –se burló Karl, con muchas ganas.
– ¡Si serás! –exclamó Wakabayashi, enojado, a lo que Schneider contestó con una carcajada.
– Es broma, ya sabes –dijo el alemán en tono conciliador–. Espero que puedas sobrevivir unos días sin la fiesta "sorpresa" que te organiza meine Kleine todos los años.
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Nuevas emociones [Captain Tsubasa]
FanfictionCuando eres un niño rico y mimado, hasta la tarea más básica te cuesta trabajo. Por culpa de un fraude que no cometió, Genzo Wakabayashi se ha quedado sin dinero y ahora deberá aprender a vivir como un hombre "normal". ¿Conseguirá su objetivo o se m...