Epílogo.
Días después.
Más específicamente, el 24 de diciembre.
La doctora Lily Del Valle salió a toda prisa del hospital, agradecida por haber podido evitar la guardia de la Nochebuena pues así podría pasar esa festividad en compañía de Elieth en vez de quedarse atrapada en el nosocomio, como sí le había pasado a Dion. Tras la aventura vivida en Dubái, que Karl y Elieth se negaban aún a contar, éstos decidieron que ya habían tenido suficiente de viajes al extranjero así que organizarían una pequeña cena en el departamento del Káiser para celebrar junto con sus amigos más cercanos. Lily no sabía si alguno de los dos había invitado a Genzo a dicha cena pero no quiso preguntarlo, pues sabía que era demasiado pronto para que volviera a encontrárselo, además de que dio por hecho de que el joven habría viajado a Japón para pasar las vacaciones con su familia. De acuerdo a las noticias que Lily vio por televisión, los Wakabayashi seguían recuperándose del fraudulento golpe dado por Tetsuya Kitagawa, así que parecía de lo más lógico que sus integrantes quisieran reunirse para levantarse los ánimos a pesar de que en Japón no fuese común festejar la Navidad.
El frío había arreciado con fuerza en los últimos días y Lily se arrebujó en su abrigo azul marino; en su cabello brillaba un broche de azucena blanco, tan blanco como la nieve que había caído la noche previa y que hacía que la ciudad reluciera bajo los débiles rayos del sol, y de su cuello colgaba una bufanda tejida en color azul claro que le había regalado una enfermera. A pesar del frío, Lily decidió caminar unas cuantas cuadras antes de abordar un taxi, pues temía que a última hora alguien saliera del hospital para pedirle que se quedara a cubrir alguna vacante imprevista.
– Vámonos, que aquí espantan –musitó en español, usando una frase que suelen decir en México las personas que salen de trabajar.
Pero Lily no había dado ni veinte pasos fuera del nosocomio cuando vio algo que la hizo saltar por la sorpresa: en la escasa zona en donde estaba permitido que se estacionaran los civiles, se encontraba aparcado el BMW negro que pertenecía a Genzo Wakabayashi. Ella detuvo momentáneamente su paso, pues no sabía si de verdad era el mismo auto ni si él estaba ahí a causa de alguna urgencia médica (conociendo sus antecedentes, no sería de extrañar que el portero estuviera lesionado). Sin embargo, la mexicana no tardó en darse cuenta de que el mismo Genzo Wakabayashi en persona, con Tenshi en brazos, estaba recargado contra el BMW y la miraba con una expresión de picardía en el rostro. Él iba vestido de negro de pies a cabeza, con un abrigo que a todas luces parecía ser nuevo, y llevaba la bufanda roja y verde a cuadros alrededor del cuello. Tenshi, a su vez, usaba un suetercito hecho a su medida en color rojo para combinar con su dueño, ¡qué monada!
– ¡Doctora Del Valle! –saludó Genzo, efusivamente–. ¡Qué casualidad que te encuentro! Eres justamente la persona a la que estaba buscando.
– ¡Hola, Wakabayashi! –respondió Lily, riendo alegremente–. ¿De verdad? ¿En qué puedo ayudarte?
– Pues verás, compré un horno de microondas para reponer el que le destruí a Leo, pero he olvidado en dónde vive. –Genzo se rascó la nariz y fingió inocencia–. Necesito que alguien me ayude a llegar a su departamento. ¿Crees que puedas hacerlo tú?
– Supongo que sí. –Lily se encogió de hombros–. Intentaré recordar en dónde vivo.
Ellos soltaron una carcajada al unísono y entonces Genzo abrió la puerta del BMW para que Lily entrara y se acomodara en el asiento del copiloto, después de lo cual le pasó a Tenshi. El gato, feliz de verla, le lamió las manos antes de acurrucarse en su regazo y ponerse a ronronear. Lily acarició al minino, muy emocionada por reencontrarse con su dueño y con él, sin poder creer que Genzo en verdad hubiese ido a buscarla en tan poco tiempo. Wakabayashi, que se había subido ya al automóvil por la puerta del piloto, se quedó callado durante unos instantes sin voltear a verla, retrasando el momento de encender el motor.
– ¿Qué sucede? –preguntó Lily, a la expectativa.
– Que te dije que volvería por ti y cumplí –contestó Genzo, mirándola al fin a los ojos, tras lo cual agregó–: Tenshi y yo te hemos extrañado mucho, más de lo que te puedes imaginar.
– Y yo los he añorado mucho a ustedes –aseguró Lily, sonriéndole con dulzura.
Ambos compartieron un pequeño e íntimo momento antes de que Genzo encendiera el automóvil para después perderse junto con Lily y Tenshi en las bulliciosas calles de Múnich, en busca de nuevas emociones.
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Notas finales:
– Tenshi, el gato, es una mascota no canónica de Genzo Wakabayashi creada por Lily de Wakabayashi.
– De verdad que me hubiera gustado el haber podido escribir algo más corto para el cumpleaños de Genzo pero no sé por qué en los últimos años he acabado haciendo historias excesivamente largas (al menos este fic salió más corto que el del año pasado). Me emociona mucho el haber podido cumplir por un año más con una de las pocas tradiciones que sigo manteniendo a pesar del tiempo, que es escribir un fanfic para el cumpleaños de Wakabayashi. Cuando llegue un 7 de diciembre y no publique nada al respecto, será el momento en el que dé por concluida esta tradición pero, mientras tanto: ¡Feliz cumpleaños, Genzo mi amor!
– Y aprovechando: ¡Feliz Navidad a todos!
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Nuevas emociones [Captain Tsubasa]
FanfictionCuando eres un niño rico y mimado, hasta la tarea más básica te cuesta trabajo. Por culpa de un fraude que no cometió, Genzo Wakabayashi se ha quedado sin dinero y ahora deberá aprender a vivir como un hombre "normal". ¿Conseguirá su objetivo o se m...