Capítulo 5. Eres todo lo que quiero yo.

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Dibujo de portada: Lily de Wakabayashi.


Capítulo 5. Eres todo lo que quiero yo.

El tiempo parecía transcurrir muy lentamente para Genzo, como seguramente le pasaba a todo aquél que acabara encerrado ahí. El agente que estaba llevando su caso trataba de apresurarse para hablar con el juez y acelerar el proceso, pero Wakabayashi presentía que eso podía tomar más tiempo del que pensaba. Se preguntó si alguien lo reconocería, si alguien correría la voz de que Genzo Wakabayashi, el portero estrella del Bayern Múnich y de la Selección de Japón, estaba en la cárcel por haber robado un auto. El suyo, por cierto. ¡Vaya titular! ¡Estrella del fútbol japonés, captada robando un vehículo registrado a su nombre!

"Si mi padre cree que el asunto del fraude hará que la desgracia caiga sobre la familia, no quiero ni imaginar qué dirá sobre esto cuando se entere", pensó Genzo.

Tras haber visto desfilar a varios "criminales", entre los que se encontraban un neonazi, un graffitero callejero y un hombre de aspecto sombrío que al parecer era traficante de drogas, Wakabayashi se atrevió a hacer la pregunta que llevaba rato queriendo hacer.

– ¿Cuándo podré hacer mi llamada? –preguntó, tratando de mantener la calma.

– ¿Qué llamada? –cuestionó el agente, sin comprender.

– La que tengo derecho a hacer –replicó el portero.

El hombre se rio y le dijo que había visto muchas series policiacas en televisión. Sin embargo, le permitieron comunicarse con quien él quisiera y Genzo se dijo que, aunque no lo deseara, tendría que llamarle a Lily pues en esos momentos no había nadie más que pudiera ayudarlo. Wakabayashi maldijo una y otra vez por tener que molestarla cuando estaba trabajando en el hospital pero no tenía más opciones; por fortuna, había tomado la precaución de aprenderse su teléfono por cualquier eventualidad, aunque ciertamente Genzo no pensó que tendría que llamarle por haber acabado en prisión. Ella tardó una eternidad en responder, tanto que él llegó a temer que había perdido su última oportunidad pero por fortuna Lily alcanzó a contestar antes del último timbrazo y se mostró mortificada y sorprendida por enterarse de que Genzo estaba en la cárcel.

– Debí hacerte caso cuando me dijiste que buscara un abogado –se lamentó el portero–. Pero es inútil que siga quejándome por lo que debí hacer y no hice.

– Haré todo lo que está en mis manos para ayudarte, no te preocupes –aseguró la doctora, con más confianza de la que realmente sentía.

A pesar de todo los agentes no trataron mal a Wakabayashi, pues lo mantuvieron en una celda privada y le dieron alimentos que no estaban tan mal. El agente que lo recibió al comienzo fue a avisarle que el juez estaba por fijar la fianza por lo que, si encontraba a alguien que pudiera pagarla, saldría libre aunque no podría abandonar la ciudad. Para esas horas, el mismo policía admitía que la situación era extraña ya que estaba acusándose del robo de un auto al mismo dueño, pero ellos tenían las manos atadas porque la orden se había girado a un nivel muy superior. Genzo trataba de mantener la calma y de ser paciente, pero cuando las horas pasaron y no hubo noticias de la doctora Del Valle, él comenzó a inquietarse, temiendo que hubiese sucedido algo realmente malo. Sin embargo, cuando Wakabayashi ya se había recostado sobre el catre de su celda, con las manos en la nuca a manera de almohada, comenzó a escucharse un murmullo que fue creciendo en intensidad hasta que explotó en un grito femenino, dado por alguien que Genzo conocía muy bien.

– ¿En dónde está? –gritó Elieth Shanks, a todo pulmón–. ¡Exijo verlo!

Por la manera en como estaba ubicada su celda, él alcanzaba a ver la zona en donde la gente del exterior se reunía con los agentes así que pudo visualizar a Elieth, quien aparentemente estaba usando un extraño velo en la cabeza; detrás de ella apareció Schneider, quien iba vestido con una túnica árabe y sujetaba fuertemente alguna especie de tela en la mano derecha. Junto con él llegó un hombre de mediana edad, cabello entrecano y ojos verdes que Genzo reconoció en seguida: Marcel Dubois, abogado de los Shanks y la persona que más podría ayudarlo en esos momentos.

Nuevas emociones [Captain Tsubasa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora