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Donde las estrellas se esconden y el sol brilla en tu alma.

Si Jeongguk tuviera que describir a Jimin, sería como dulce, y pensaría en miles de golosinas que muy probablemente no podría comer en un solo día, tal vez ni siquiera podría soportarlo, pero Jimin era un caso aparte, una excepción que estaba acep...

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Si Jeongguk tuviera que describir a Jimin, sería como dulce, y pensaría en miles de golosinas que muy probablemente no podría comer en un solo día, tal vez ni siquiera podría soportarlo, pero Jimin era un caso aparte, una excepción que estaba aceptando.

Jeongguk estaba muy consciente de los sentimientos que Jimin tenía hacia él, y francamente le hacía sentir extraño, demasiado cálido, tal como Jimin lo había descrito días atrás, por eso se había reído, porque no sabía si se trataba de lo mismo o solo estaba confundido, aunque sabía que estaba en una negación superficial acerca de lo que estaba sintiendo, sabía muy bien que no era totalmente indiferente.

Toda esa atención que recibía de su parte a veces le abrumaba, porque no estaba acostumbrado y luego llegaba él con esa sonrisa bonita, sus ojitos de cachorro pidiendo un par de mimos y con sus elogios, y no sabía qué hacer. Aún así, las cosas no eran tan tensas, porque Jeongguk era tan tímido que le avergonzaba sentirse como Jimin lo hacía sentir; demasiado hermoso e importante. Lo eres, hyung, no lo dudes, escuchó la dulce voz de Jimin es su mente. Tuvo ganas de reír, porque hasta en sus pensamientos Jimin se encargaba de recordarle todo eso, y él... comenzaba a pensar más en ello.

No es que tuviera un bajo autoestima, pero era algo que no había considerado importante antes. Y cuando Jimin lo decía una y otra vez, se sentía grande, como si todos pudieran verlo y, a su vez, como si solo importara lo que el menor tuviera qué decir.

Gimió con gusto cuando se recostó en el césped en uno de los jardines de la universidad, cerrando automáticamente los ojos cuando el sol chocó otra ellos. Una sonrisa se deslizó por sus labios y suspiró. Francamente no había pensado en encontrarse con alguien como Jimin, tan atento y tierno. Insistente y adorable, alguien que lograba descolocarlo y hacerlo sonrojar. Él solo sabía que... se sentía bien, no molesto, no demasiado; solo muy bien. Le gustaba su persona, lo genuino que resultaba un par de acciones y la emoción en sus ojos brillantes, le recordaba a casa y aquello que sentía cada mañana cuando despertaba para dar un pase por el parque.

Jimin...

Una pequeña risita suave interrumpió sus pensamientos. Había perdido la noción del tiempo ensimismado en sus cuestionamientos mentales, pero no abrió los ojos, sabiendo de quién se trataba.

La voz del chico no se hizo esperar mucho.

Eso se ve muy cómodo... ¿puedo recostarme junto a ti?

La voz de Jimin sonaba tan suave como era costumbre, dándole una paz relajante y haciéndolo sonreír más grande. Esta vez se permitió estar tranquilo, sin nervios de por medio, o al menos no tanto como solía ponerse.

Suspiró y cubrió sus ojos son su brazo derecho.

Lo es... ━respondió━, y no tienes que preguntar, puedes hacerlo, dulce.

Tampoco pudo evitar soltar una carcajada al escuchar el pequeño jadeo del menor ante el apodo por el que acababa de llamarlo. Hasta él mismo estaba sorprendido, a decir verdad. Había sido algo espontáneo y no había podido evitarlo. Frunció el ceño, tratando de imaginar la expresión de Jimin, y a su vez, también imaginarlo con los movimientos que causaban un leve sonido. En un rápido movimiento ya tenía a Jimin recostado a su lado, pero había adoptado una posición ladina, usando su codo para apoyarse y sostener su cabeza con la mano, mirando a su dirección. Su rostro estaba sonrojado y ese brillito en sus ojos se hizo más grande.

¿Dulce? ━susurró apenado, mordiendo su rojizo labio inferior.

Jeongguk asintió, sin querer mirarlo aún; de nuevo había llegado su yo tímido.

¿No te gusta? ━susurró, escuchando a lo lejos el canto de los pájaros revoloteando alrededor.

Estaba temeroso, aunque no por lo que pudiera decir Jimin, sino porque estaba siendo un poco más atrevido que de costumbre. Nunca se había caracterizado por ser una persona completamente introvertida, pero solía callar más que hablar, pensar antes de hacerlo, y Jimin solo aparecía y volcaba todo.

Entonces, sin esperarlo, un peso se posicionó sobre él, algo que chillaba con fuerza y reía con evidente felicidad. Jadeó con sorpresa, sintiendo el cabello de Jimin haciéndole cosquillas en el costado derecho de su rostro, y su respiración agitada chocando contra su cuello.

¡Claro que me gusta, Jeonggukie!

Jeongguk se encogió debajo de Jimin al escuchar su grito cerca de su oído, sin embargo, sus brazos se movieron por sí solos y envolvieron su cintura con un poco de fuerza, suspirando entrecortado.

Pero...━agregó━, ¿por qué?

El menor suspiró, sabiendo que debía ser totalmente sincero.

Eres dulce... tu mirada lo es, al igual que tu sonrisa. La forma en la que te expresas y tus sentimientos, todo es tan dulce que a veces no sé cómo sostenerte. ¿Por qué me has endulzado? ━cuestionó pensativo, cruzando sus brazos debajo de su cabeza mientras Jimin se deslizaba hacia un costado pero seguía manteniendo la cabeza sobre su pecho.

Te equivocas... eres tú quien me ha endulzado por el simple hecho de existir.

 eres tú quien me ha endulzado por el simple hecho de existir

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Jetaimegguk ♡ kookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora