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   No, la verdad es que ha habido un momento que pensábamos que nos íbamos a estallar. La avioneta hacía unos ruidos cada vez más fuerte  y todo ha comenzado a temblar. Nos acercábamos al suelo a toda velocidad  y Sofía, Lucía, Hugo y yo nos hemos puesto a gritar tan fuerte que pensaba que nos íbamos a quedar sin voz. No creo haber pasado más miedo en mi vida. De repente, la avioneta se ha sacudido con tanta violencias que he tenido que agarrarme a uno de los asientos para no caerme (luego, pensándolo mejor, habría tenido que agárrame a la mano de Hugo. Habría sido superromántico, pero es que estaba demasiado asustada como      para  pensar).

   Y justo cuando los golpes y las sacudidas y el ruido ya eran insoportables, Hugo ha encontrado algo:

   Hugo: ¡Chicas! Aquí hay un botón que dice PILOTO AUTOMÁTICO.

   Y las tres hemos gritado a la vez:

¡¡¡APRETALO!!!   

Y al final hemos aterrizado. No ha sido una maniobra suave: el avión estaba tan viejo que una de las alas se ha caído, pero por lo menos estábamos en el suelo.

Nos hemos apresurado a salir de la avioneta. No creo que ninguno quisiera estar dentro ni un minuto más.

En ese momento me he dado cuenta que Hugo, incluso cuando ya no corríamos peligro, seguía temblando.

Y yo me he dicho: ¡Esa es mi oportunidad para calmarme!

      El problema es que Sofía se ha arrodillado a su lado

la diversión de MartinaWhere stories live. Discover now