La pobre muchacha estaba temblando de miedo. Sus desdichados ojos contemplaban con dificultad, pues los tenía anegados de lágrimas, el cuerpo sin vida de su malvado jefe.
No lo habría reconocido de no ser por su asqueroso cuerpo fácilmente reconocible, ya que estaba bañado por la sangre de tal manera que veía más de aquel líquido carmesí que de la arrugada piel.
El cuerpo entero estaba desgarrado. Se podía distinguir claramente los músculos, rojos y ensangrentados, los tendones, huesos...
El intestino rodeaba la obesa cintura del cadáver en su totalidad.De las uñas solo constaba un trozo de piel desgarrada en cada uno de los dedos anchos y cortos.
De la cabeza del hombre no se veía el paradero. El corte causante de la cruel y despiadada separación entre el cuerpo y su parte motora, era recto, perfecto, simétrico.Parecía hecho con delicadeza, por unas manos expertas. En cierto modo era bello. La matanza y tortura del cuerpo en sí, se veían como una especie de obra de arte, grotesca, abstracta, diferente.
La muchacha, cuando logró tranquilizarse un poco, se dispuso a ir a llamar a las autoridades.
Cuando se giró, se quedó sin habla del horror.
Hola, soy yo. Tardé un poco, lo siento. No tengo excusa, simplemente me despisté.
I'm sorry man.
Jajaja.Me despido, hasta la próxima.