INDEPENDENCIA

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Los siglos pasaron y las colonias ya no estaban dispuestas a soportar los abusos del español, no seguirían enviando ni una moneda más hacia el viejo continente, ya no les responderían políticamente, eso era lo que pasaba por la mente del Argentino mientras se firmaban los papeles de su independencia en julio de 1816, en el congreso de Tucumán.

Habían sido unos horribles 6 años, llenos de muertes y batallas, y ahora todo había cesado, solo faltaba toda esa mierda que conlleva tener un país, pero el era el país, así que ¿Qué más da? Se repitió en la cabeza y se subió a caballo para cabalgar hacia el otro lado de las extensas e inmensas montañas, en ese momento recordó el pasado, cuando era un niño y corría por aquellas mismas montañas nevadas para ir a ver a su amigo, entonces cayó en la cuenta, aquellas palabras que dijo Manuel al llegar a España eran porque él si le reconoció "¿me recuerdas?" Se repitió en su conciencia la voz del joven chileno, el cual ahora seguía luchando por su propia independencia e iría a por el, a ayudarle y a combatir el ejército español juntos, serían el Ejército de Los Andes, y sus batallas ganadas, al igual que las perdidas quedarían escritas en los libros de historia.

Ahora que sabía que aquel mapuche y su mejor amigo, por ahora, eran la misma persona no podía evitar el querer llegar a toda prisa junto con su aliado, su amigo, su confidente. Con el pasar de los años terminaron siendo inseparables a pesar de ser tan diferentes.

—¡Manu! ¡CHE MANU! ¿Dónde estás?—exclamo casi desesperado bajando de su caballo para entrar en la tienda del chileno y abrazarle fuerte, dejando sorprendido al más bajo.

—¿Q-Que te pasa? —le correspondió el abrazo luego de unos segundos hasta que analizó la situación y lo alejó de golpe para verle a los ojos— ¡¿Los firmaron?! ¡Weon Martín! ¿Eres un país?

—Che~ llámame —aclaró su garganta— República Argentina —dijo casi con brillos saliendo de si.

—Askjaksjsjajs —le dio un golpecito en el hombro mientras no podía dejar de sonreír, sentía una inmensa felicidad por este, sentía alivio y el corazón a punto de salírsele del pecho.

El argentino puso su mano en el hombro del chileno y le miró directo a los ojos para ahora ponerse algo serio.

—Y espera, porque dentro de poco aremos que tú seas República de Chile, te lo prometo.

Esas palabras hicieron que al chileno se le moviera el suelo, por poco y era terremoto la cosa, pero es que algo dentro de si le hizo no querer alejarse del argentino nunca más, le había tocado el alma con esa promesa.

Pasó 1 año y 7 meses cuando aquella promesa se había cumplido, el 12 de febrero de 1818 Chile se independizó y pasó a ser "República de Chile".

Al término de la reunión en donde serían firmados los papeles de la independencia el nuevo país corrió a donde le esperaba su argentino y al igual que éste hace dos años no pudo evitar darle un fuerte abrazo.

—Promesa cumplida —dijo el argentino apoyando su mano en la mejilla del chileno para verle a los ojos.

Ambos se sentían llenos de felicidad, sentían sus corazones a punto de explotar de tan rápido que latían, Manuel no sabía si era por al fin independizarse o por estar tan cerca del rubio, pero aquel rubio lo tenía claro, estaba que le daba un infarto por besar al chileno, y si, leyeron bien y yo no me equivoqué, ahí dice besar, moría por besarlo y eso hizo.

Se abalanzó sobre los labios del más bajo, dejándole atónito y confundido, aunque ya tenía claro que su corazón no latía así por independizarse. Mentiría si dijera que en lo más profundo de su corazón no lo deseaba, pero no creía que estuviera bien.

Todo termino bien... Donde viven las historias. Descúbrelo ahora