MALENTENDIDOS Y CONFESIONES.

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Era de noche y JeongIn no podía dormir. Habían pasado muchas cosas en casa de SeungMin. En ese instante tenía miedo que JiSung le cortara el pene al mayor. ¡Los niños no habían hecho ñiqui-ñiqui! Simplemente estaban a punto y el hermano del mayor los interrumpió.

¿Cómo habían llegado a eso en solo una hora y mirando Zootopia? No lo sabían. Quizás su edad y sus ganas de experimentar habían influido en su casi encuentro. Tan vergonzoso.

Kim tenía miedo de que el menor acabase odiándolo por robarle su beso con una segunda persona que él amara. Ah. ¿Y si no era nada para Yang? Siempre lo llamaba lindo, le decía que se casaría con él, que tendrían tres hijos -dos niñas y un niño- y un gato y un perro, comprarían una enorme casa... para que JeongIn riera y le dijese que era muy gracioso.

Se había cansado. Todos los días el menor hablaba de Hwang y, luego de sus besos con Lee, había comenzado a hablar de él también y no lo soportaba. No supo de dónde había salido su impulsividad para besar a su amigo... ¡siendo el primero con lengüita!

Su corazón rebotaba dentro de su pecho.

Ocultó su rostro en sus manos y comenzó a llorar. No quería que JeongIn se alejase por un impulso. Prefería ser su amigo por toda la vida y estar enamorado de él a que estar lejos de su ser. Amaba demasiado a ese jovencito y había sido egoísta al pensar solo en su propia felicidad.

Se levantó de su cama y prendió la luz de su habitación. Buscó papeles en su escritorio hallando uno rosado. Suspiró y comenzó a escribir lo que sentía realmente, todo, incluso disculpas por haber sido tan impulsivo. Firmó al final y lo guardó dentro de un sobre que decoró con demasiada estética.

Se levantó de la silla y miró su carta con suma pena y dolor. Dejaría su caprichoso amor por el menor con tal de verlo feliz. Sonrió sintiendo las lágrimas recorriendo sus mejillas y se acostó después de haber apagado la luz.

Day6 era tan buena compañía en ese momento.

***

JeongIn se sintió mal al llegar al colegio tarde y notar la ausencia de SeungMin. Era imposible que él se escondiese de su persona en la escuela porque compartían todas las clases y se sentaban siempre juntos. Era su confidente. Hablaban de lo guapo que era HyunJin, ignorando el brillo de dolor en sus ojos. Ignorando la sonrisa fingida que le daba el mayor cuando lo observaba suspirar por Hwang.

Tomó asiento solo y sintió la energética mirada de alguien que no conocía sobre él. ¿Quién era aquel que lo veía como si fuese un extraño espécimen? Le incomodaba mucho...

Giró dispuesto a decirle que dejase de observarlo de esa forma. Tenía miedo de ser poco suave en ese instante pero estaba saturado con lo que había comenzado a pasar a mitad del segundo cuatrimestre. Primero MinHo con sus besos en malos y buenos momentos, después SeungMin con su casi ñiqui-ñiqui, luego los mensajes de HyunJin llorando en Twitter subiendo -ya las publicaba, solo que lo intensificó- cosas como "soy un fracaso", "hago todo mal" o lo que más le preocupó "no veo la hora de morirme". Qué hizo mal para haber merecido aquello.

—No sé quién eres y no me...

—Soy Felix—interrumpió al menor con una sonrisa tierna.

JeongIn parpadeó asombrado. Su voz era grave y profunda, fabulosa, pero no cuadraba con su suave rostro de bebé. Miró a su alrededor para cerciorarse de que nadie los estuviese viendo.

—No entiendo porqué me miras, deja...

—Te miro porque eres lindo—murmuró sonriendo.

JeongIn jadeó con sorpresa. Dios, se había convertido en un imán para hombres... bueno, adolescentes. Quizás era hora de usar su poder para cosas maléficas: conquistar el mundo y prohibir los zoológicos, declararle la guerra a quienes odiasen Inuyasha y establecer un Estado de Bienestar en cada parte del planeta. Ah, su deseo sonaba tan lejano...

oh, romeo, estás tan enano que no te veoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora