3.- Hombre De Nieve

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El cascanueces olía a madera de pino y caramelo con menta, y su tacto en lugar de ser osco y duro por la madera, era suave y reconfortante. Patinar con él le había dado a Peter señas de que el cascanueces también bailaba ballet, de otra manera no explicaba la agilidad con la que lo movía a través del hielo.

—La historia que te contaron sobre mí era cierta, fuí un utensilio que un rey utilizaba en sus cenas navideñas como símbolo de unidad; decía que la familia era un cascanueces y las adversidades una nuez, no había ninguna tan fuerte que con algo de apoyo familiar no se pudiera vencer— aceptó el soldado de madera ante las interrogantes del joven Peter— Pero las cosas cambian, y esta navidad esa mesa va a estar vacía y yo... Bueno, con suerte estaré de regreso en tu casa.

—No entiendo, si este es tu mundo ¿Porqué quieres regresar al mio donde eres un simple utensilio de madera?— preguntó Peter

—Cuando eres de madera no piensas, no sientes y no te agobias... es más fácil

Llegaron a las casas hechas con galleta de jengibre, decoradas con dulces y gomitas. Peter esperaba encontrarse con un reino prospero y mágico, pero en cambio, descubrió que las casas se caían a pedazos, habían sido roidas por ratones, y todo parecía sostenerse débilmente.

—Todo está destruido— murmuró el cascanueces acongojado— Cuando me fui este lugar no lucia así, era mágico, era la ciudad principal, la más bonita de todas...

Dos niños de galleta de jengibre los vieron y asustados comenzaron a atacar con bolas de chocolate.

—Deténgase— Pidio Peter siendo protegido por el cascanueces

—Ya no hay nada que puedan llevarse, déjenos en paz— chilló la niña de galleta

—No queremos hacerles daño— explicó el cascanueces— ¿Donde están todos?

—Se los llevaron— el niño dejó de atacar— las ratas vinieron y comieron nuestras casas, robaron todo lo que teníamos para llevarlo al castillo... Todo es culpa del príncipe Anthony

—¿El príncipe Anthony?— cuestionó Peter curioso

—El hijo del difunto Rey de caramelo Howard Stark— explicó el niño de galleta enojado— se fue cuando más lo necesitábamos, el rey ratón ahora ocupa el trono, y estamos callendo a pedazos

Peter se acercó a la niña y notó que su pierna de galleta estaba rota

—¿Tienen un malvavisco?— preguntó Peter. Momentos más tarde, la niña había sanado su pierna que había sido unida nuevamente con malvavisco fundido al fuego

—Estamos todos en el bosque— agregó la joven llevándolos a casa— están todos los que quedamos, ya es noche, así que tendrán que quedarse a dormir, mañana con suerte podrán seguir su aventura.

En la aldea oculta dentro del bosque, encontraron a los demás; estaban los hombres de chocolate con vestiduras españolas, las mujeres de té con vestiduras chinas, el café estaba vestido de árabe, y aquellos cuya piel era del mismo tono que de los bastones de Caramelo eran rusos.

Uno de los hombres rusos de Caramelo enfrentó al cascanueces, argumentando nunca antes haberle visto por aquella región.

—Viví cerca del palacio del rey Howard Stark— explicó el cascanueces— Me dieron asilo porque a ellos les gustaban mucho los...

—Los cascanueces, lo sé, fui la mano derecha del príncipe antes de que huyera como cobarde

—No creo que el príncipe haya sido cobarde— Argumentó Peter entrando a la conversación — No sabemos la razón por la que lo hizo

—Claro que la sabemos— argumentó con un marcado acento ruso— Es cobarde, no tiene madera de príncipe. Un buen gobernante habría tomado el trono con la muerte de su padre.

—No puede decidir cómo alguien tiene qué sobrellevar la muerte de un ser querido

—¡Abandonó una nación!

—¡Y usted lo abandonó a él! Usted dijo que era la mano derecha del hijo del rey, entonces ¿En dónde estaba antes de que huyera? ¿Le mostró un hombro dónde llorar o sólo comenzó a exigirle que ocupara el lugar de su padre? — Peter estaba rojo por la furia y se alejó del hombre de bastones de Caramelo

El Cascanueces lo siguió a las afueras del pueblo, en donde se sentaron junto a los árboles rodeados de nieve. La noche había caído, y la luna iluminaba el suelo esparcido de aquella blanquecina sustancia.

—No deberías defender al príncipe, todos aquí lo odian y tú no lo conocias— murmuró el cascanueces cabizbajo

—Bueno, yo entiendo lo que es sobrellevar la muerte de alguien que quieres tanto— susurró Peter tomando entre sus manos bolas de nieve y uniendolas, intentando hacer un muñeco de nieve miniatura— Además no me pareces mala persona, príncipe Stark.

El Cascanueces enmudeció unos segundos y se mantuvo observando al joven Peter armar su muñeco.

—No sé de qué hablas— intentó decir el soldado de madera

—Hablo de que no es difícil sumar uno más uno; huiste de este reino y te refugiaste en mi mundo porque algo te atormenta, fuiste parte de la realeza, y tus ojos lucen tristes cuando escuchas hablar del rey Howard. Reconozco los ojos de un alma quebrada, los veo todos los días en mi espejo, los veo también en la mirada de mi hermano y en los de mi tía May. — Peter hablaba suave, intentando no incomodar al cascanueces.

—Yo nunca habría podido ser como mi padre, no soy ni la mitad de bueno— comenzó el cascanueces— cuando él murió, yo estaba asustado y muy triste, se supone que ya tengo edad más que suficiente para tomar las riendas de un reino, pero el corazón no entiende de edad, ni de madurez cuando se apaga una luz en tu vida, fuí cobarde al dejarle el reino al consejero de mi padre, se llamaba Steve, usaba magia para ocultar su apariencia real, me enamoré, confíe en él y usó magia conmigo después de que le cedí el trono... Me transformó en cascanueces, una cruel ironía —

—"las adversidades son una nuez..."— susurró Peter dejando de lado su pequeño hombre de nieve y acercándose al cascanueces —"No hay ninguna tan fuerte que no se pueda romper con apoyo familiar"

—Pero ya no tengo familia Peter... Por eso supe que eras especial; cuando tu hermano Harvey rompió mi brazo te dolió y te enojaste, pero lo perdonaste casi al instante, porque sabes que sólo lo tienes a él y no hay nada que él pueda romper que te haga quererlo menos... Fuiste mejor persona que yo, no pude despedirme de mi padre, estaba demasiado enojado por una tontería como para decirle adiós... Y ahora mi cabeza me enjuicia cruelmente.

—Nadie puede enseñarte cómo amar a tus seres queridos, la cruda realidad es que mientras más pasan los años, más vacía estará la mesa de la cena de navidad, y te aseguro que tu padre no sintió ningún rencor porque no te despediste, porque hay personas que amas tanto, que es imposible quererlas menos— Peter abrazó al cascanueces y sintió su corazón palpitar bajo aquella coraza de madera— Ahora; siempre tendrás un lugar en mi mesa de navidad, pero hay personas aquí que te necesitan, y yo realmente creo que puedes romper cualquier adversidad cual nuez... Y si necesitas familia que te apoye, aquí estoy, dispuesto a ser tu familia.

Anthony abrazó al joven, y por un segundo ya no se sintió tan solo en ese frío abismo.

El Cascanueces (STARKER) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora