❝Cap. 2❞

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Maratón 2/?

-¡Oh! Perdóname, ¡Que descortés! Me llamo Joseph Mazzello, puedes llamarme Joe.-me extendió la mano para saludar.

Miré su palma esperando que yo la tomase y así lo hice.

-Bueno, Joe. Sabes mi nombre- uní mi mano a la suya y éstas se fusionaron como dos engranajes hechos a la medida.

El calor corporal de su mano y la varonil suavidad de su piel hicieron que el rubor corriera travieso de nuevo por mis mejillas.

-Muy bonito, por cierto- sonrió haciendo referencia al nombre. El rojo se intensificó más- ¿Que tal el viaje? -preguntó.

-Cansado- suspiré-,así que si no te molesta, me sentaré a esperar a Scarlett- dije y dejé resbalar mi cuerpo por la pared beige hasta llegar al gris piso alfombrado. Vaya que era un lugar tiste para vivir.

-¿Te molesta si la espero contigo?-musitó

-Por supuesto que no- traté de sonar casual.

Me sonrió y se sentó a mi lado recargando su espalda en aquella pared y cruzando sus piernas en el suelo. Los jeans que traía se le ajustaron mas. Desvíe mi mirada ignorando el puño de pensamientos poco coherentes que mi mente había producido.

Sentí hambre y busqué en mi bolso alguna comida chatarra que no me haya terminado en el vuelo. Afortunadamente encontré un paquetito de galletas de chocolate con un par.

-¿Gustas?-le ofrecí

-No, gracias. Provecho-me sonrió. Me miraba como si fuese algo... Poco común, pero divertido.

-Tengo hambre-me encogí de hombros, un tanto cohibida.

-Adelante-me animó a morder la galleta.

Me comí una de forma rápida y me sacudí las migas que habían caído de ella. Note que Joe me miraba.

-¿Extrañas California?-me preguntó.

-Un poco- admití-. Pero siempre es bueno un cambio-dije mientras comenzaba a morder la otra galleta-. Espera, ¿como sabes que vengo de California?- exigí saber. Este hombre si que conocía mucho de mí, cuando para mí era un completo desconocido. Sin embargo, no me asustó en lo absoluto.

-Scarlett me lo dijo, me habló tanto de ti- respondió.

-Oh- reí-, espero hayan sido cosas buenas.

-No te preocupes- sonrió-. Eres su mejor amiga, ¿que cosas malas podría decir de ti?

-No sé, quizás que... Me gusta desayunar en pijama- me encogí de hombros-, o que me encantan las galletas de chocolate con mantequilla de maní.

-Desayunar en pijama es cómodo- admitió-. Y cada quien tiene sus gustos raros, a mi me encantan los chocolates con menta.

-Eso no es tan raro.

Ambos reímos entre tanto que yo aplacaba mi hambre mordiendo de nuevo la galleta... El sonido de nuestras risas ya no cabida al ser opacado por el grito de jubiló de una voz familiar.

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