–¿Eh? No, no– el calor subió por mi rostro al haber sido descubierta en mi exhaustivo análisis visual.
Después de un silencio incómodo, en el que intenté ordenar mis ideas, nuevas sensaciones hacían que mi estómago de revolviera, una luz llegó a mi razón y pudo conectar con mi lengua y hacer salir mi voz.
–Eh, me dijiste que Taron había aceptado, ¿Cuando saldríamos?
–Si quieres podría ser mañana– comentó animado.
–¿Mañana? ¿Que pasa si le dan el trabajo a Sharon?
–buen punto, entonces sería el domingo, quizás– reflexionó.
–No falta mucho de cualquier modo.
El mozo llegó y colocó los platos delante de nosotros, el aroma del queso fundido se adentró en mis fosas nasales, mi estómago volvió a rugir. La sonrisa de Joe hizo una aparición fugaz en sus labios.
Mientras comíamos tomé algunas fotografías del lugar, y justo como la vez anterior, el rostro de Joe apareció, furtivo, entre algunas.
No sabía que pasaba, no sabía por qué cada vez que Joe hablaba me maravillaba tanto, no sabía porqué cuando me miraba, algo se removía en mi estómago, ni porque cuando decía mi nombre me sentía especial. Eso me obligó a pensar en Scarlett y sin saber tampoco el porque, me sentí culpable.
Todos mis intentos para que no pagará mi comida fueron en vano.
–soy un caballero– terminó por decir y antes de que pudiera refutar algo tendió el dinero sobre la mesa.
Me llevó de regreso hasta el departamento de Scarlett, mientras la fierecilla rogaba por encontrar alguna forma de extender el tiempo y de ser posible hacerlo parar. Aquello le daba miedo, porque yo también lo deseé.
Cuando llegamos el subió conmigo, encaminando sus pasos con los míos.
–espero que Scarlett consiguiera el empleo– musité, mientras mis pies cansados, subían por los escalones del edificio.
–yo también, sueña con eso desde hace tiempo– concordó.
–Exacto, se qué la haría realmente feliz dedicar su tiempo a algo que ama hacer.
Abrí el departamento, pude escuchar el chasquido de la llave al quitar el seguro, Joe siguió mis pasos y se adentró también. Una rara combinación entre la extrañeza y la emoción creció repentinamente en mi fuero interno. Me quedé mirándolo cuando cerró la puerta.
–Son las tres treinta, seguro que le dieron el empleo– dijo, observando el reloj que colgaba de la pared.
–¿Tú crees?– pregunté, mientras sentía la fierecilla celebrar de la emoción y no precisamente por una buena razón.
–si, ¿Te molesta si la espero aquí?– preguntó jugando con una manzana que había tomado de algún lugar en la cocina.
–no por supuesto que no.
La fierecilla celebró más, el tiempo con Joe se había extendido, al menos hasta que Scarlett llegará, está ultima idea no le agrado del todo.
El día terminó, Scarlett había llegado pasadas las cinco de la tarde, anunciando jovialmente su nuevo empleo, y Joe, luego de tres horas se había marchado. Ahora yo me encontraba recostada en la cama, mirando el techo sin poder hacer más, justo como la noche anterior, haciendo un análisis del día y trayendo a mi mente aquel rostro perfecto, maravillándome al recordarlo.
Rebusque entre las amarillas hojas de una guía de anuncios, buscando un buen laboratorio para poder imprimir las fotos del día anterior.
Scarlett había partido temprano para presentarse a trabajar, así que tenía que buscar una manera de pasar el rato.
Refunfuñe para mis adentros por no entender nada de lo que me mostraba el libro y me pregunté entonces cómo podría hacer para encontrar el laboratorio si ni siquiera podía leer el anuncio.
Definitivamente tenía que aprender italiano.
Aquella idea me hizo pensar en Joe reí como tonta al recordarle, pero aquello me abrió paso a una pregunta que me hizo fruncir el ceño.
¿Porque?
Sin embargo no era tonta como para no entender nada de ese anuncio, me ubiqué un poco gracias a las imágenes y garabateé la dirección en papel de un lugar que parecía ser el que yo buscaba.
Salí del departamento con la dirección en mente, tratando de acomodar mi cámara, en el bolso verde oliva que cruzaba mi pecho. Mis pies siguieron caminando mientras que aún intentaba introducir la cámara, de pronto mi andar se vió interrumpido al chocar con otro cuerpo.
–¡Lo siento!– dijimos al unísono.
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━━「 ᴹᴬᴺᵁᴬᴸ ᴰᴱ ᴸᴼ ᴾᴿᴼᴴᴵᴮᴵᴰᴼ 」━━
FanfictionLas cosas son más interesantes cuando son prohibidas y Joseph Mazzello, era una de ellas; el novio de mi mejor amiga. ¿Que vale más? ¿Una amistad de casi toda la vida o un amor prohibido? Nadie elige de quien enamorarse. [Historia Adaptada. Créditos...