Falacia

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Su cabeza dolía, sus pies también. En general, su alrededor era una tortura para su cuerpo. Pensaba que tendría más resistencia después de todos los golpes que Steve había dado en su cuerpo, al parecer se equivocó. "Sigue caminando". Se decía una y otra vez mientras andaba a través de las arenas desérticas en dirección a lo que en la lejanía parecía ser un campamento improvisado. ¿Cuánto había caminado hasta encontrar el supuesto campamento? ¿Era un campamento? Quizás había enloquecido, quizás ya había muerto.

El calor que sentía era insoportable y solo por eso pensaba que seguía vivo. Muerto no debería percibir ninguna sensación, pero su cuerpo le decía a gritos que estaba apunto de caer desmayado, aún así, no podía detenerse. Tenía que seguir en su marcha.

Cayó de rodillas y consideró quedarse echado para morir, mientras el calor quemaba su piel y lo hacía una presa fácil para cualquier ser vivo. Estaba tan débil y en ese momento, estaba demasiado feliz. Había pasado tanto desde que pudo sentir la brisa del aire en su rostro que ahora se encontraba lleno de suciedad.

Podía sentir que la libertad volvía hacia él. Tenía que encontrar a alguien, a quien sea. Por eso y con las pocas fuerzas que aún poseía se levantó en sus dos pies y dio pequeños pasos. Horas y horas, ¿cuándo terminaría?

Y como si hubiera sido escuchado, pudo divisar a un grupo de personas uniformadas que a su distancia lucían borrosos y cuando estos lo vieron, atraídos por el grito que lanzó, empezaron a correr hacia él. Debía confiar, ¿por qué no? De una manera u otra todo terminaría, libre o muerto, ¿cuál era la diferencia? No pudo resistir más y cayó inconsciente esperando lo mejor.

Despertó confundido debido al toque de unas manos pequeñas, pero familiares, que recorrían su débil cuerpo con suavidad. Abrió los ojos lentamente y dio un sobresalto del que se arrepintió casi al instante después de sentir un dolor infernal en sus huesos. Hizo una mueca que expresó la sensación y después de conectar los sucesos pasados, se dio cuenta de que había una mujer pelirroja que lo observaba incrédula y conmocionada al igual que él.

–Tony –susurró después de unos segundos donde no se pudo escuchar más que la respiración de los dos presentes.

Las lágrimas de la mujer que caían suavemente rehidrataron sus mejillas pálidas. Se le notaba cansada y tenía profundas ojeras, el cabello era un desastre y la ropa que usaba estaba arrugada, un poco rasgada y manchada de varias sustancias. ¿Qué le había sucedió a la Pepper que conocía?

–N-no puede ser, señorita Potts, ¿se ha... Se ha visto? –trató de bromear pero no pudo controlar sus propias lágrimas –Sin mí a tu lado, que sería de ti. Solo mírese, es un completo desastre y... –se le quebró la voz al decir la última frase y empezó a sonreír con más gotas irreales cayendo de sus ojos.

Pepper se acercó eufórica a darle un cálido y fuerte abrazo. Había olvidado lo bien que se podía sentir la amabilidad verdadera. Lo único que deseaba con anhelo era olvidar todo lo que había vivido, como si hubiera sido una horrible pesadilla de la que había despertado tras horas de agonía.

"África". Había mencionado una persona después de algunos minutos. Estaban en África. El imbécil de Rogers lo había arrastrado hasta el continente. Quería dejar que las lágrimas corrieran y más aún después de escuchar cómo fue buscado desde que se enteraron de su desaparición; no lo podía creer, ya que durante su encierro, Steve lo había insultado tanto y le había llenado la cabeza de mentiras que había creído al pensar que no le importaba a nadie y que todos estarían mejor sin él.

–Fue muy difícil descubrir tu localización, creíamos que habría que buscar por todo el planeta –explicó Banner con una ligera sonrisa que lo llenó de recuerdos. Era uno de sus mejores amigos y ahora jefe de los agentes a cargo de su búsqueda –Hasta que encontramos una pequeña señal del celular activado de... –parecía que al hombre también le costaba pronunciar el nombre –De Rogers, logramos cercar tus coordenadas. Después de medir el perímetro solo pudimos esperar a que la señal se activara de nuevo, no podíamos hacer nada hasta entonces y... Enviamos varias tropas pero ninguna encontraba algún rastro o indicio de vida –Banner continuó su explicación con un ligero tartamudeo, estaba debatiendo si decir lo que pensaba.

A N I M A L SDonde viven las historias. Descúbrelo ahora