Luz al final del túnel

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-Ryu... Porque no comenzamos desde el principio... ¿tienes algo que contarme?~ el albino a pesar de ser menor, tenía mayor tacto que él contrario y se preocupaba al verlo así, llorando, con miedo, quería ayudarlo, conocerlo mejor, quería estar a su lado.

- Yo... No lo se.
- Bueno dijiste algo sobre un sueño... porque no comenzamos por ahí.
-Estaba en una habitación oscura y había una niebla muy densa, de repente apareció una niña de pelo negro y después apareciste tú... pero algo te llevo...~ Atsushi tenía ganas de preguntar algo, pero no sabía de qué forma reaccionaría Akutagawa, de todas formas se atrevió.
- Ryu... ¿Cómo llegaste al orfanato?~ un silencio sepulcral se escuchó durante un par de segundos, pero en ese momento tenía la confianza para responder todas las preguntas que ambos tuvieran, el miedo siempre existía, el miedo al rechazo, a la soledad... pero antes habían sobrevivido todo eso y con los sobrevivientes, debían mantenerse juntos... para poder seguir así... Felices.

- Yo vivía en un pueblito pequeño con mi madre, después nació Gin y... comenzaron a faltar cosas, cómo la comida, pero vivíamos bien... una noche alguien entró a la casa y se llevó muchas cosas, mamá lo enfrentó y trató de defendernos, me hizo esconderme con mi hermana... ella murió esa noche... y no fue sólo nuestro caso, el resto del pueblo también estaba igual... fuimos los únicos sobrevivientes, como no quedaba nada me la llevé y caminamos mucho, aprendí a sobrevivir para Gyn... una noche, en un bosque nos encontró un hombre y le avisó al orfanato sobre nosotros... al menos eso creía, sólo me llevaron a mí al orfanato y me separaron de Gyn... ~ otra vez llorando termino de relatar su historia, cuando se giró a mirar al albino se percató de que éste también lloraba~ llorón... Creí que los tigres eran valientes~ mencionó entre risas.
-Oyee!!! NO SOY EL ÚNICO QUE ESTÁ LLORANDO... Oye ¿porque tigre?
- Recuerdas que en el orfanato tenías un libro de animales... Te encantaba el tigre, Jinko... Siempre te gusto decirle haci.
- Creí que no te agradaba~ su piel estaba, con cada segundo que pasaba cada vez más roja.
- Y estás en lo cierto, pero era imposible no darme cuenta de eso, en cada descanso y antes de dormir siempre lo leias, de hecho, creo que una vez te pusiste a hacer sus sonidos~ su rostro cambio, ahora era alegré y un poco sonrosado, ser sincero frente a él era algo increíble, le encantada... Sentía como algo en su interior despertaba, como algo en sus entrañas se movía, talvez eran las mariposas que sus compañeros de clase le decían que se sentía cuando pasaba una chica linda de la clase, lo raro era que él se sentía de esta forma con su ami-hermano, en especial cuando era verano he iban como familia a la playa, el traje de baño del menor le encantaba, para la vista del pelinegro eso era un verdadero paraíso, Atsushi siempre fue hermoso a la vista de Akutagawa.

Otro silencio más se presentó, pero éste no era incómodo, era como si las palabras sobran para que estos dos se entendieran, sus vistas se juntaron y poco a poco sus rostros se iban acercando cada vez más y a tan sólo unos centímetros de distancia Atsushi se acercó... se juntaron en un beso sus labios, un poco secos por la falta de agua pero a pesar de esto se sentía muy cálido y dulce, fue un poco torpe en un principio, más sin embargo, conforme pasaba el tiempo se convertía en un beso lento pero muy profundo, como si estuvieran saboreando el mejor dulce del mundo, talvez eso era para ambos, probar un dulce prohibido.

Continuaban solos en ese vagón de tren y aunque afuera la temperatura comenzar a bajar, dentro de este cada vez más se iba calentando el ambiente, ese tierno y dulce beso se iba haciendo cada vez más un incendio imparable, la lengua de ambos se hizo presente en este acto cada vez más lujurioso y aunque antes saboreaban los labios del otro, el interior de la boca de cada uno era un mundo que ninguno de los dos había explorado antes, ese sabor, esa calidez... además de la nueva presencia de las manos en el cuerpo contrario lograba que los pequeños amigos con ese acto fueran cambiando la dirección de su relación.

El sonido del tren - Shin SoukokuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora