Cuéntame al oído

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Su vista estaba borrosa... al parecer había una bruma en aquel lugar, de repente se escuchó un sonido muy ligero, al parecer alguien le hablaba... pero sin importar cuanto fuera creciendo aquel sonido aún no lograba ver el rostro de la persona que, al parecer ,se iba acercando.

-¿hola...?.... ¡Hola!~por más que el hablará, aquella persona no respondía, simplemente seguía diciendo cosas que parecían palabras... que en ese momento para él no tenía ningún sentido.

De un momento a otro sintió que alguien le tocaba su hombro, cuando se dio vuelta, en ese momento vió a una joven niña de cabello oscuro y largo, no se pregunto cómo es que una niña tan pequeña había logrado tocar su hombro, simplemente se agachó y la observó detenidamente, luego de unos segundos le preguntó si estaba perdida, cómo había llegado ahí y si alguien la estaba buscando.

Ella simplemente no hablaba pero con la última pregunta su expresión cambio un poco a una de duda y esperanza.

-nadie me está buscando pero... tal vez tú me puedas buscar un día~ La niña se dirigió a él con una sonrisa, se acercó un poco a su rostro y le dio un beso en la mejilla, se separó unos cuantos pasos de él y de un segundo a otro la bruma se la llevó.

Sorprendido y un poco asustado se paró enseguida y comenzó a buscar a aquella jovencita, pero de nuevo esa voz... esa persona, que parecía hablarle desde lejos, se volvió a escuchar.

Fue en ese momento... cuando, frente a sus ojos, se vio reflejada la imagen de una persona bastante conocida para él, con cabello blanco, una camisa del mismo color y un pantalón con tirantes sujetado por un cinturón bastante largo que simulaba una cola... descalzo, con sus ropas rasgadas y su pelo un poco sucio, al igual que su cara... pero esos ojos bicolores entre una mezcla de morado con dorado eran inconfundibles para él.

- ¿Atsushi?~ el mencionado no respondía, solamente se quedaba parado observando~ ¡Atsushi!!~ de repente detrás de él... en medio de la oscura bruma algo se lo llevó, parecía ser una sombra oscura... negra, con algunas partes de rojo... era como un monstruo una bestia tal vez algún demonio que rondaba en su cabeza en ese entonces, demonio que se estaba llevando a la única persona que conocía desde toda la vida.

Se asustó, su corazón se comenzó a acelerar, su respiración cada vez se estaba cortando más... comenzó a toser, era como si se estuviera ahogando dentro de él mismo.

En ese momento abrió los ojos... vio una pequeña luz artificial y en ese momento sintió algo cálido, unos brazos que lo sujetaban, en ese momento se dio cuenta que él también realizaba la misma acción, estaba abrazando a alguien y cuando alzó la vista para ver quién era fue inevitable para él soltar un leve sonrojo... estaban muy cerca, no sabía cuánto tiempo había estado durmiendo... sólo sabía que antes de dormir había llorado y gritado en frente de él, quién era considerado por Ryu su más leal amigo.

Tal vez era raro hasta para el mismo Atsushi, que el contrario azabache pensara en el de esa forma ,pero en el fondo también le gustaría sentirse así, querido no era la palabra, pero tal vez si el albino se hubiera enterado en algún momento de ese sentimiento de amistad que sentía su llamado "hermano" por él, la relación entre estos dos hubiera funcionado de una forma mucho más dinámica, mucho más tranquila, mucho más amigable.

A pesar de que Akutagawa ya había despertado, Atsushi seguía envuelto en los brazos de Morfeo, para no interrumpir la pacífica calma del albino el ojigrisáceo esta vez sólo cerró sus ojos y se deja guiar por la calma que le entregaba el abrazo.

Mientras ellos continuaban dormidos, fuera del vagón del tren la gente estaba cada vez más preocupada, ya habían pasado cerca de 8 horas y todavía no se podían comunicar con el exterior, ningún equipo de rescate según ellos estaba intentando ayudarlos, además, condiciones básicas y alimento no existían, el agua y comida solamente se podía repartir para los niños y los ancianos, para el resto de la gente no había comida hace muchas horas.

El sonido del tren - Shin SoukokuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora