Seokmin
Odiaba seguir los deseos de mi madre, pero había insistido en las citas. Al parecer, era imposible para mí sólo elegir a alguien y estar bien con ello. No, ella quería que conociera mis opciones.
Qué colosal pérdida de tiempo.
Por supuesto, no podía decirle que ya había hecho mi elección sin hacerla aún más sospechosa de Joshua y lo que exactamente lo hacía tan atractivo para mí, así que fui junto con esta estúpida farsa y programé mi cita a las 8pm.
Seungkwan no parecía demasiado eufórico por salir conmigo tampoco, lo cual sólo sirvió para aumentar mi irritación.
Sonríe, le dije con mi magia, pero su sonrisa llegó demasiado fácil y no fue genuina, lo que no me apaciguó. Antes de conocer a Joshua, me había enorgullecido el hecho de que podía hacer que mis compañeros humanos fueran felices incluso cuando estaban empeñados en ser miserables, pero ahora me aburría la imagen de alegría falsa en la cara de mi compañía.
Dejé mi dominio sobre Seungkwan y decidí no usar más magia por el resto de la noche. Mantener mis poderes atrás era nuevo para mí, pero pensé que hacerlo por una noche no sería tan malo.
Llegamos al restaurante -que mi madre había elegido para nosotros- y un joven y guapo camarero nos mostró nuestra mesa.
¿Estabas mirando al camarero? – preguntó Seungkwan tan pronto como nos sentamos, sorprendiéndome. Pensé que era el tímido y de voz suave chico. Mi madre me había avisado que era virgen, lo que suponía que debía hacer que fuera más interesante para mí, pero yo no era uno de los dragones con un fetiche por ese tipo de cosas.
¿Y si estuviera mirando a ese camarero? – Me incliné, curioso ahora de lo qué diría – ¿Te molestaría eso?
Bueno, teniendo en cuenta que se supone que debes estar en una cita conmigo, esto me disgustaría si tuviera alguna ilusión de que te
intereso en absoluto.
¿No lo estoy?
Seungkwan miró el mantel, como si de repente temiera estar diciendo demasiado. Era tentador usar mi magia en él para hacerle darse prisa y hablar, pero esperé.
Sé que no lo estás – dijo finalmente – Te interesa Joshua – Seungkwan volvió a mirarme – Me ha hablado de tu magia.
¿Lo hizo? – Eso no era bueno. No me importaba que Seungkwan lo supiera, pero Joshua no debería difundir ese tipo de información cuando trataba de mantenerlo en secreto -para mantenerlo a salvo.
No voy a decírselo a nadie.
No, de buena gana no.
Seungkwan rió suavemente.
Joshua casi dijo lo mismo. Después de todo, podrías estar en lo cierto.
¿Después de todo? Quería preguntarle qué quería decir con eso, pero en ese momento, el camarero volvió a aparecer para tomar nuestras órdenes. Me trajeron una botella de su mejor vino y cualquier comida que nos recomendó acompañarla con él. Entonces le envié en su camino. Esta conversación era más interesante que la comida para mí en este momento. Y mucho más interesante que mirar el trasero del camarero de nuevo. El sentimiento me sorprendió un poco, pero no me demoré en ello.
¿Tú y Joshua hablaban de mí?
Un poco – Seungkwan sonrió. El pequeño bastardo. No iba a decirme nada. Iba a hacerme preguntar.
Podría enviarle magia para ponerlo en sumisión.
Pero me había desafiado tontamente a no hacer eso.