Seokmin
Joshua continuó sintiéndose enfermo todas las mañanas hasta que terminó el segundo mes de embarazo. Le había dicho que se le notaría por estas fechas, pero la protuberancia era más pronunciada de lo que pensaba iba a ser. No es que me quejara. Me encantaba verlo de esta manera, viéndolo llevar a mi hijo. Pero odiaba lo agotado que estaba. Sí, se suponía que un embarazo de dragón era duro para el cuerpo humano, pero ¿se suponía que debía desgastar a mi compañero de esa manera?
Parecía que apenas dormía lo suficiente, y pasaba la mayor parte de su día en la cama.
No sabía cómo hacerlo sentir mejor. Normalmente, habría ido a ver a mi madre con problemas como este, pero esa no era una posibilidad ahora, con la forma en que se había comportado durante nuestra última conversación.
– No lo entiendes, Seokmin. No tienes manera de controlar a ese humano.
– No quiero controlarlo, madre.
– Él te va a hacer que hagas cosas que no son buenas para ti, hijo. No quiero verte tirar tu vida lejos por un simple humano – Ella se había secado los ojos durante la última parte.
Todavía no estaba seguro de lo que ella había querido decir.
También, todavía no había encontrado un buen hogar para mí y mi pareja. Tuve suerte de que fuera rico o las facturas del hotel me habrían destrozado. Ahora, era sólo preocupación por el futuro lo que me destrozaba.
Joshua fue dulce al respecto. Cansado como estaba, cada vez que me veía distraído con pensamientos negativos, trató de animarme.
– ¿Ya has pensado en nombres? – Me preguntó una noche, sentado con las piernas cruzadas en nuestra cama mientras yo estaba mirando por la ventana, contemplando nuestra situación.
– Admito, que no he pensado mucho en ello – En este punto, sólo quería que el bebé naciera feliz y saludable, y lejos de mi madre.
– ¿De verdad? Yo tengo una lista.
– Entonces puedes tu escoger un nombre.
Él hizo una mueca.
– No. Tiene que gustarte también.
– Cierto. Supongo que tienes un punto. ¿Qué hay en tu lista?
– No te lo diré hasta que tú hayas hecho una sugerencia – Me sonrió cuando fruncí el ceño – Sólo una – agregó – Vamos.
– Sí, debería hacerlo – suspiré sólo por efecto, aunque él no me molestara tanto. Me gustaba pensar en él y en nuestro hijo, aunque claro, no había pensado en un nombre. Siempre había imaginado que tendría uno, y sería perfecto.
– Entonces, ¿cuál va a ser?
Cerré los ojos por un momento, pasando por una lista de nombres en mi cabeza.
– ¿Crees que es un niño o una niña?
– No estoy seguro, pero digamos que es un niño.
– Bien – Me gustó la idea de un niño con sus rasgos – En ese caso, creo que Chan es un buen nombre.
Él inclinó la cabeza.
– ¿Por qué ese?
– Querías un nombre, no una razón.
– Es un buen nombre.
– Tenemos la costumbre de nombrar al primer hijo nacido como nuestro padre, pero nunca nombraré a ningún hijo mío como ese cobarde, así que sería el nombre de un abuelo.
Joshua me lanzó una suave sonrisa.
– Me gusta eso.
Se levantó de la cama y se tambaleó un poco sobre sus pies. Estaba a su lado para estabilizarlo en un instante.
– Tal vez deberías sentarte de nuevo.
Lo hizo, lentamente.
– Sólo me mareé. Sé que dijiste que esto iba a ser duro, pero ¿es realmente normal?
Tomé una respiración profunda, y admití la verdad.
– Para ser honesto, estoy un poco preocupado – Eso fue un eufemismo. Quería amarrarlo a una cama y alimentarlo con una paja sólo para asegurarme de que iba a estar bien. Nunca había pensado que necesitara un compañero, pero ahora que tenía a Joshua, no podía soportar la idea de que le pasara algo. Era mi perfecto compañero. El humano que no había pensado que existiera.
Es curioso cómo había querido ver si podía resistirse a mí, y ahora era yo quien no podía resistirme a él.
– ¿Estás preocupado? – preguntó Joshua.
– No sé qué tan versados son los médicos humanos en estos temas, pero voy a hacer una cita para ti.
– Está bien – Él se acurrucó junto a mí, como si yo fuera un muñeco de felpa gigante. Lo dejé – ¿Crees que serán capaces de decirnos el género?
– Tal vez. Hay una posibilidad – Pero ahora no me preocupaba el género de nuestro hijo. Sólo el bienestar de mi compañero.